Las nuevas exigencias en el mercado de la seguridad son un reto gerencial

Los cambios globales en el mundo de la seguridad, generados desde el 11-S en Nueva York y el 11-M en Madrid, como las grandes debacles de la seguridad de los paises desarrollados y marcos de referencia mundial en el tema, exigen ejercer un impulso sistemático y sostenido en la aplicación de nuevas tecnologías, tanto en grandes corporaciones industriales, como en el ámbito de la seguridad pública y ciudadana.

Las razones antes expuestas se refuerzan con las realidades socioeconómicas y culturales de nuestro país, los índices estadísticos de delitos, los ya comunes sabotajes industriales, atentados contra personalidades y propiedades, los siniestros en lugares de pública concurrencia con saldo masivos de víctimas, los daños a la economía resultante de los desastres de origen natural y antropológicos, los lamentables -pero comunes- incidentes laborales (también llamados: accidentes), etc., han obligado la aparición de un nuevo marco jurídico, tanto nacional como global, que intenta otorgar herramientas de soporte a los estados y grandes corporaciones, lo que obliga a cambios de patrones conductuales que sólo se pueden alcanzar con el establecimiento de protocolos de actuación modernos, enmarcados en las nuevas normativas, pero -a la vez sencillos y razonados- para que sea posible su aplicación eficiente.

Un sin número de firmas con especialidad en materia de seguridad han entrado en el mercado hispanoamericano y muy especialmente en el venezolano, ofreciéndole a las organizaciones públicas y privadas diferentes opciones para escoger asertivamente, a la hora de gestionar la implementación de un cambio de rumbo en la cultura de su organización; un salto exigido por los nuevos retos de continuidad del negocio, salud y seguridad laboral, protección de pérdidas y controles de mermas.

Quienes aspiren entrar a competir en mercados tan exigentes como el creciente mundo organizacional venezolano, deben ofrecer sólidas arquitecturas organizacionales con estructuras formales e informales bien interconectadas cuyo valor diferencial determinante sea las competencias (nociones, habilidades, destrezas y experiencia nacional e internacional) de sus integrantes. Hoy, las organizaciones no se conforman con rudimentos básicos en materia de prevención de accidentes laborales o servicios de vigilancias perimetral; los diversos y cada vez más complejos “modus operandis” de organizaciones delictivas, las complejas relaciones sicosociales que dan orígenes a sabotajes, actos vandálicos y hasta terroristas, y lo que es más, las profundas, oportunas, pero también exigentes legislaciones y regulaciones laborales y medioambientales, obligan la aparición en escena de empresas serias y bien constituidas, con talento humano capacitado y tecnología de punta, que sean capaces de ofertar verdaderas soluciones integrales a la medidas de las exigencias y aspiraciones del mercado.

Los inconvenientes de inseguridad que reinan en el país no son únicos en el planeta. La globalización también se observa en los problemas de seguridad que -sin duda- tienen paralelos en diferentes países e incluso continentes; eso también permite usar las experiencias exitosas en otras partes y adaptarlas a las realidades venezolanas, al momento que tambien aprendemos de la experiencia ganada en fracasos ajenos. Para alcanzar tal fin, es necesario poder trascender más allá de nuestras fronteras sin olvidar las características particulares de la idiosincracia típica y los rasgos organizacionales del mercado.

Sin duda alguna, seguridad, en toda la extensión del vocablo, se constituye en el nuevo reto gerencial de principio del siglo veintiuno …

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