Las tensas relaciones EE.UU.-Karzai

El presidente Obama llegó a Afganistán en una visita sorpresa para reunirse con su homólogo afgano Hamid Karzai y tratar, entre otros temas, el de la corrupción de las autoridades locales, tras el evidente enojo de la Casa Blanca por los continuos desaires del Karzai en su política de aislar a Irán, plasmados en las recientes visitas del presidente afgano a China e Irán, donde mencionó la “múltiple identidad de Afganistán como una sociedad plural de antigüedad pre-islámica“en su intento de escapar de la tutela obligada por el protectorado norteamericano en su estrategia contra los talibanes.

El consejero de seguridad del Presidente norteamericano, James Jones, mencionó la necesidad de “seguir combatiendo la corrupción, o combatir a los narcotraficantes, que aportan gran parte de los medios económicos para los insurgentes» y la reconciliación de las facciones rivales en Afganistán, un punto clave del plan de Kabul para conseguir que militantes rebeldes dejen las filas insurgentes a cambio de trabajo y dinero.

Convendría recordar además que, cuando irrumpieron en el tablero afgano los talibán, (milicia ultraintegrista procedente de las madrazas deobandis del norte de Pakistán), Karzai dispuso lo necesario para facilitarles el control de las ciudades en las regiones de influencia popalzai, ya que pese a su fanatismo religioso los consideraba como una milicia de hombres virtuosos que buscaban pacificar un país sumido en los desmanes de los numerosos señores de la guerra, por lo que la CIA habría iniciado la búsqueda de un sustituto a Karzai al no gozar ya de su confianza.

Así, mediante una operación de propaganda orquestada por la CIA, sería acusado del inicio de conversaciones secretas que tendrían como mediador a su hermano Ahmed Wali para la gestación de un Gobierno de Coalición islamista entre pastunes y talibanes (con el objetivo de conseguir en unas elecciones anticipadas la legitimación democrática en las urnas en el horizonte del 2011 y proceder a la creación de la República Islámica de Afganistán), lo que exigiría la retirada de las tropas de EE.UU. y la consecuente pérdida de presencia en un país considerado por el alto mando de EE.UU. «como pieza geoestratégica vital» en el rompecabezas del Oriente Medio.

Por todo ello, no sería descartable la creación de un ambiente propicio al golpe de Estado y posterior derrocamiento de Karzai, reviviendo uno de los aspectos más oscuros de la política exterior de Kennedy (el derrocamiento y asesinato del presidente survietnamita Diem (1963)y el posterior incremento de su apoyo militar a Vietnam, acelerando la escalada que llevaría a los Estados Unidos a un callejón sin salida (Estados Unidos y la OTAN tienen más de 121 mil efectivos en Afganistán, cifra que se elevará a 150 mil en agosto en el marco de una estrategia para contrarrestar la ofensiva de los talibanes).

Dirección-E: [email protected]