Lea la respuesta de Felipe Pérez Martí a “¿Cuándo se acaba esto?” de Luis Vicente León

El economista Felipe Pérez Martí, quien fuera Ministro de Planificación del gobierno venezolano entre los años 2002 y 2003 bajo la primera presidencia de Hugo Chávez, responde al artículo de Luis Vicente León titulado "¿Cuándo se acaba esto?", publicado en ProDaVinci el domingo 26 de junio de 2016.

Antes de responder al artículo de Luis Vicente León, titulado “¿Cuándo se acaba esto?” y publicado aquí en Prodavinci, propongo a los lectores varias definiciones y notas técnicas que serán cruciales para comprender mi propuesta y así focalizarnos en el “Sí se puede” que, según creo, beneficia a casi la totalidad de los venezolanos, dejando de lado el “No se puede” que lidera el gobierno y beneficia muy pocos.

1. El equilibrio de Nash

 La primera definición es la de “equilibrio de Nash”. Se trata de un conjunto de estrategias (una para cada jugador) con las cuales cada quien adopta la estrategia prescrita para él como óptima dentro de las posibles, porque cree que los demás jugadores van a jugar lo prescrito para ellos en el mismo perfil.

Es más fácil entenderlo con un ejemplo: supongamos que en la economía hay dos jugadores: el sector industrial y sector agrícola. Y para cada uno de ellos las estrategias disponibles son dos: “invertir” o “no invertir”.

Un equilibrio de Nash sería [invertir-invertir]: si el primer jugador (el sector industrial) supone que el segundo jugador (el sector agrícola) va a jugar a “invertir”, lo óptimo para él es también jugar “invertir”, aunque “no invertir” sea una estrategia disponible. Y lo mismo le pasa al sector agrícola. La razón de esto es que si ambos invierten tendrán con quién intercambiar lo producido. Sin embargo, es necesario acotar que en algunos juegos hay más de un equilibrio de Nash. Y ése es nuestro caso, porque [no-invertir; no-invertir] también es uno. Si el agricultor, cree que el industrial no va a invertir entonces sabrá que no le conviene invertir, pues si lo hace no tendrá con quién intercambiar su producto, perdiendo capital y esfuerzo.

En los casos de multiplicidad de equilibrios no hay una manera a priori que permita escoger cuál de las opciones se va a jugar y la teoría pierde poder predictivo. Sin embargo, en ciertos casos algunos equilibrios son más “atractivos” que otros.

2. El equilibrio focal, el juego de coordinación y la estrategia dominante

Otra de las definiciones que quiero acordar con los lectores es “equilibrio focal”, que es lo que ocurre cuando en un juego de múltiples equilibrios de Nash, como en nuestro caso, uno de los equilibrios es más atractivo que el otro y eso puede interpretarse como que es más probable que ocurra y eso lo convierte en “focal”. Y acá es obvio que el equilibrio de Nash que podríamos considerar como “bueno” [invertir; invertir] es focal, pues trae más beneficios a la gran mayoría de la población.

También necesito que acordemos lo que es un “juego de coordinación”. Cuando hay varios equilibrios de Nash, sus características permiten ser ranqueados según los beneficios que le proveen a los jugadores. Nuestro ejemplo también tiene esta característica, pues el equilibrio [invertir; invertir] es superior (en el sentido de Pareto, pues es mejor para todos) que el de [no-invertir; no-invertir].

Por último, necesito definir el concepto de “estrategia dominante”. Ésta se da cuando es óptimo jugarla, independientemente de lo que hagan los demás jugadores. Un ejemplo útil para comprenderlo sería que en un juego de fútbol el portero siempre cuide la portería, aunque puede estar en cualquier parte del campo de juego. Eso es lo opuesto a una “estrategia dominada”, ésa que no debería jugarse nunca, independientemente de que lo que  hagan los demás. Por ejemplo: meterse autogoles, algo que es posible, pero no conviene hacerlo.

Estas nociones van a ser útiles pues voy a centrarme en la estrategia que deben adoptar la oposición y la gran mayoría de los venezolanos. Como ya sabemos, la estrategia del gobierno es quedarse en el poder (no sólo por este año, sino todos los años que pueda). Y como el “sí se puede” es una estrategia  dominante para la mayoría de los venezolanos, no vamos a considerar al gobierno como un jugador en este análisis.

Se nota, pues, que aquello que podríamos considerar el “equilibrio bueno” no sólo es focal (en el sentido de que si la población estuviera consciente de su beneficio tendería a escogerlo), sino que además es un equilibrio de coordinación que deberíamos liderar todos quienes queremos que nuestro país salga del marasmo en que está metido.

Según se puede demostrar, la estrategia de la pasividad política de los venezolanos podría ser óptima si el gobierno empezara a matar opositores a mansalva. Pero si el costo neto para él es alto, como ocurre en nuestro caso por la presión internacional, el chavismo enojado, etcétera, no creo que esto pase. Y, por si fuera poco, además de las bondades ya enumeradas del equilibrio bueno, esto se trata de una estrategia dominante: el gobierno no va a poder convertirnos en esclavos domesticados. Mi punto consiste en decir que en este momento “vacilar es perdernos”, como decía Simón Bolívar.

3. La fe

Ahora sí paso a responder algunas de tus afirmaciones, Luis Vicente, que ponen en duda el “equilibrio bueno” (que es lo que va a producir la salida de Nicolás Maduro este año).

Es cierto, Luis Vicente, que desde las Ciencias Sociales no podemos determinar el futuro con certeza a partir del presente. Pero de ahí a decir que no podemos hacer proyecciones hay mucho trecho, porque precisamente por eso son ciencias: cuentan con teorías que permiten predecir ciertas cosas, cuando ciertas otras están presentes. De manera probabilística, claro está, sobre todo porque se trata de ciencias sociales y no de ciencias exactas. Y no hablo sólo en materia de tendencias, como dices, sino también de tiempos. Para eso están los modelos dinámicos, por ejemplo, que hablan de la velocidad de los cambios, dadas ciertas circunstancias causales. Además, también está el asunto de la intuición, del arte en estas disciplinas, que siempre orientan mucho, aunque es fundamental saber que las predicciones basadas en estos métodos dependen crucialmente del punto de vista.

De entrada, es bueno saber que aquí lo que va a ocurrir dependerá de la fe: si una cantidad suficiente de personas cree realmente que Maduro va a caer este año, caerá.

Así como en economía, también en política la fe mueve montañas. Pero, como aclaró el mismo Jesús de Nazaret, para complementar esa afirmación hacen falta las obras: la fe sin obras no compone.

Son las acciones motivadas por esa fe las que producirán el resultado, como en lsoequilibrios de Nash definidos arriba. Y en un contexto social como el nuestro, donde hay liderazgos de opinión, es crucial que se hagan las “predicciones correctas” para focalizarnos y coordinar el “equilibrio bueno”, que mejora sustancialmente el bienestar de la mayoría de la población.

Es por esto que comento tu artículo, amigo Luis Vicente: para contrarrestarlo, pues pienso que eso es negativo para nosotros, aunque no haya sido tu intención. Aquí hay que tomar partido: no podemos lavarnos las manos diciendo que no se puede predecir el futuro.

4. La apuesta

Al decir que no se puede predecir el futuro no te vas a equivocar. Pero sucede lo mismo que con el principio de la incertidumbre en Física: ganas en certeza de la predicción, pero pierdes relevancia. Pierdes foco de cara a la acción que se debe tomar en el presente, dada la visión que tienes del futuro. Y esa visión del futuro es imprescindible para cualquier persona y para cualquier país, sobre todo este año cuando es urgente que haya un cambio de gobierno.

Estoy dispuesto a hacer una apuesta de cinco mil dólares a que Nicolás Maduro no pasa de este año en el poder. Es una apuesta política, claro está, que me gustaría que la cazaran personas como Nelson Merentes, Diosdado Cabello, Cilia Flores, Aristóbulo Istúriz, etcétera.

Por ahora, adelanto algunas teorías útiles en este caso para fundamentar mis creencias (mi fe) con ejemplos intuitivos y alguna evidencia empírica estilizada.

5. El “desbalance” necesario

En el texto dices que ya hay artículos con buenos argumentos para el escenario de la salida rápida de Nicolás Maduro. También dices que para lograr un “balance objetivo” hablarás de los argumentos que favorecen su permanencia en el poder. De lo que ya he dicho se deduce que en esta materia hay mucho de subjetividad. De hecho, creo que lo subjetivo es lo principal, así que hay pocas posibilidades de hacer un “balance objetivo”.

Precisemos: las alternativas son que haya referendo revocatorio este año o que no lo haya. Creo que las probabilidades de la renuncia son muy altas, sobre todo si se fija el revocatorio para este año. Mientras tanto, el gobierno dice que “no hay tiempo”, que “no se  puede”. Sin embargo, técnicamente, sí hay tiempo para hacer el referendo revocatorio este año, como han argumentado con detalle algunos conocedores en Prodavinci.

Yo creo que lo que suceda dependerá crucialmente de la voluntad política que se imponga. Repito: la fe mueve montañas cuando las acciones la acompañan. Por supuesto hay condiciones objetivas que determinan las probabilidades de lo que ocurrirá. Por ejemplo: para que pudieran construirse las pirámides de Egipto tuvieron que estar las piedras, la pericia técnica de  los trabajadores, la de los proyectistas y la voluntad del Faraón. La fe movió montañas ahí y fue un proyecto grandioso que dependió de la fe que  hubo y las acciones que se ejecutaron, pero también de la disponibilidad de recursos. De esa disponibilidad, en nuestro caso, hablaremos más adelante.

Esa teoría que ya esbozamos sobre equilibrios de coordinación es la fórmula que, de hecho, usó Goebbels, el histórico propagandista nazi. El asunto no era repetir una mentira mil veces: el asunto era que aquello inducía creencias en la gente y las acciones de la gente producían un futuro, que era justo lo que ellos buscaban.

Sabemos que el gobierno de Nicolás Maduro es experto en meter mentiras y repetirlas una y otra vez, dándole al asunto mediático una importancia primordial, incluyendo las amenazas, la falta de papel, las prohibiciones, el chantaje, la represión a periodistas. Él también está usando esa teoría: medias verdades, como eso de que la inflación se debe a que los vendedores aumentan los precios, por ejemplo. Mentiras basadas en lo que la gente ve y no en la verdad. Porque ambas cosas no son lo mismo. Esa misma gente ve que el sol sale por un extremo de la tierra y se oculta por otro, pero eso no significa que gire a su alrededor sino justo lo contrario, como en nuestro caso: la inflación se debe a que el gobierno la genera con sus políticas monetarias y fiscales y los vendedores sólo actúan racionalmente aumentando precios, y el gobierno los acusa de culpables, basándose en una interpretación errónea de lo que la gente ve. Y tanto en el caso del sol como en el de la inflación, toma tiempo y ciencia explicar las causas para que todos puedan ver las cosas correctamente.

El gobierno ha buscado “economistas” apologetas para justificar sus afirmaciones y sus mentiras, con el fin de convertirlas en “verdades” políticas que produzcan un resultado. Es decir: un equilibrio de Nash deseado por ellos en el juego político. Pero sabemos que ya prácticamente nadie les cree en materia económica, mucho menos aquello de la “guerra económica”, como tus encuestas lo dicen, Luis Vicente. Eso no lo cree ni siquiera el actual equipo económico. Por todo esto tenemos que estar alertas con las mentiras que, viendo posible su salida, ya está metiendo el gobierno, como ésa de que el referendo revocatorio no va este año “porque no hay tiempo”.

Aquello de que “Cualquier cosa puede pasar”, según lo que dices, Luis Vicente, es una teoría que favorece al gobierno por la incertidumbre y el miedo asociado a ella. Convirtamos en verdades (de fe y de acciones) en profesías autocumplidas, la convicción de que sí hay tiempo, que sí se puede.

6. ¿Las crisis no tumban gobiernos?

Primer argumento: las crisis económicas severas sólo tumban gobiernos en elecciones, no como resultado de rebeliones populares.

Voy a responder a esta afirmación empezando porque no es tan cierta, si se estudian las situaciones en las cuales las crisis económicas y sociales han sido especialmente fuertes. Después de períodos hiperinflacionarios, prácticamente siempre hubo cambios de gobierno y no fue el mismo gobierno que aplicó los cambios de políticas económicas para corregir la situación. Y lo que tenemos ante nosotros representa gravedades comparables o peores.

La hiperinflación en Venezuela ha sido enmascarada principalmente porque los salarios no se han indexado como ha sucedido en los procesos clásicos. Y, com oconsecuencia, el efecto social de eso es que el gran impuesto que empobrece a la gente y financia al gobierno, a diferencia de los procesos hiperinflacionarios clásicos, no se distribuye más o menos de manera similar entre la población, sino de manera perversa: en los hechos, está diseñado contra los más vulnerables. Esto sin analizar otras consecuencias negativas de la emisión irresponsable de dinero.

El resultado es claro: el mismo clima político-social de otras experiencias comparables de inmenso rechazo por el gobierno, identificado como único culpable.

No abundaremos en los otros aspectos del abismo económico social en el que estamos, pero eso es innegable y hasta se puede comparar con aquellos procesos hiperinflacionarios, que han producido cambios políticos (cambios rápidos) como consecuencia.

Me dirás que en aquellos casos no había unas elecciones previstas. No hay problema. Se generaron condiciones para que los cambios de los poderes ejecutivos ocurrieran, como el paso del poder de Siles Suazo a Paz Estenssoro en 1984 en Bolivia, dos años antes de terminar su mandato y al final de la hiperinflación. Y es cierto que también han ocurrido golpes de Estado luego de procesos hiperinflacionarios, pero eso aquí no va a pasar (pienso argumentar por qué más adelante). La salida aquí no es militar: es electoral o de renuncia.

La situación no sólo es insostenible: es insoportable y todo el mundo lo sabe. Ésa es la primera y principal de las condiciones objetivas que prácticamente justifican una salida rápida, pues el desabastecimiento va a arreciar y la inflación también,  como sabemos los economistas. Por tanto el hambre y los  saqueos y las protestas van a seguir en aumento, desbordando por completo los cortafuegos mediáticos y represivos del gobierno, que ha estado comentiendo autogoles graves que avivan el fuego, por ejemplo: los CLAP.

No me cabe duda, por la intensidad de la situación, que se trata de una olla de presión a punto de explotar o explotando ya. Además, hay muchos intereses de por medio como para permitir que el país explote y siga el rumbo de Somalia.

7. ¿El gobierno no es débil?

Segundo argumento: que el gobierno, con sus acciones contra la Asamblea Nacional, ha demostrado que no es débil, sino al contrario.

Debo responder que si el gobierno hubiera actuado racionalmente (de acuerdo con sus intereses) y hubiera reconocido la realidad política, económica y social el pasado 6 de diciembre, se hubiera adoptado a ella de manera óptima. Pero todo lo que ha hecho implica que se ha mantenido en una burbuja ilusoria y eso lo ha perjudicado mortalmente. Veamos por qué.

Primero la teoría: en Venezuela se está dando una guerra de desgaste en la que dos contendientes principales luchan por el territorio político. Y el elemento económico-social es determinante en el ritmo diferencial del desgaste de sus respectivos ejércitos. El gobierno había sido reconocido, según las encuestas, como el principal responsable de los males del país. Y eso determinó el resultado de las elecciones legislativas. ¿Cuál era la estrategia óptima para el gobierno en este juego? Llegar a un acuerdo inmediato con la oposición y salvar la vida política ya que se había perdido la batalla: no seguir desgastándose.

Pero Maduro ni siquiera hizo los cambios necesarios en las políticas económicas que produjeron la debacle; en lugar de eso puso a dirigir la economía nada menos que a un sociólogo apologeta, como si él mismo se creyera el cuento de la “guerra económica” y aquello de que no había inflación sino especulación privada. De manera que las condiciones del desgaste siguieron y hasta arreciaron, dada la caída de los precios petroleros. Mientras tanto, la oposición no sólo no se desgastó después de un período inicial con divisiones internas, sino que además siguió creciendo en su liderazgo político.

Repasando, al gobierno no le bastó con actuar en contra de lo que recomendaría la teoría de juegos, evitando llegar a un acuerdo inmediato para evitar seguir perdiendo más terreno que su contrincante, sino que además empezó a actuar de manera completamente desquiciada: le mostró, esta vez a sus propios electores, que no era democrático, que no respetaba las decisiones del pueblo, que recurría a argucias ilegales e inconstitucionales para irrespetar la ley y “la Constitución de Chávez”. Se quitó la careta ante la comunidad internacional e incluso ante una parte determinante de las Fuerzas Armadas (tanto el sector institucional como el “patriota” chavista-no-madurista).

Así que estas acciones, que según dices mostraron fuerza, lo que han hecho es debilitar más al gobierno. La situación es similar a la de una persona que cae en arenas movedizas: necesita un rescate que venga desde afuera, porque si trata de salvarse por sus propios medios, moviéndose o dando patadas y manotazos, se hundirá más rápido. Y por si esto fuera poco, han hecho lo más grave que se puede hacer en una situación como ésta, al menos según lo prescrito por la teoría: están poniendo en peligro la vida misma de sus soldados, al seguir peleando una batalla que han perdido. Porque el gobierno no sólo va a perder el territorio, sino la vida de su ejército: la vida política futura del chavismo en democracia.

Tenían que reconocer que habían perdido una batalla y reagruparse salvando la vida, pero optaron por conducir al chavismo hacia su naufragio político. Y con esto se han ganado un enemigo adicional: la dirigencia sensata del chavismo y la mayoría de sus bases, que se dan cuenta de que Maduro es un lastre insoportable para su movimiento y que mientras él siga en el poder no van a poder aspirar a ninguna gobernación, alcaldía, concejo municipal, etcétera, para seguir con el proyecto político de Chávez. Así es como adquiere todo el sentido eso que ha dicho Juan Barreto sobre que se está buscando la renuncia de Maduro desde el interior del chavismo.

Entonces, quizás sea necesario repetir, estas acciones del gobierno que en apariencia muestran fortaleza, lo que han ocasionado es que se ha estado debilitando más de lo que ya estaba el 6 de diciembre. Interpretarlo de otra manera es un error: un error objetivo. Un error con consecuencias subjetivas potencialmente nefastas. Es una situación como aquella imagen del dragón de papel (el gobierno, debilitado) arrinconando a un tigre que ha estado dormido (la mayoría de la población). Es cierto que el gobierno todavía tiene el apoyo de parte de las Fuerzas Armadas, una parte importante de quienes han dominado a este gobierno y, a juzgar por las políticas económicas, los verdaderos usufructuarios de la renta petrolera.

Pero el tigre dormido ha estado despertando, en mucho por los propios errores del gobierno, como hemos dicho. Y está dando los primeros zarpazos, que han estado mostrando la piel de papel del monstruo de siete cabezas, que cada vez asusta a menos gente. Lo único que fortalece al dragón es el miedo del tigre. Pero el miedo ya se acabó, amigo Luis Vicente. Aquí lo que hay ahora es amor y lo que va a pasar es que no va a destruir al dragón, sino que la interacción lo va simplemente a diluir. Liderizar el equilibrio bueno consiste en despertar al tigre por completo, para que tome conciencia de su poder, pierda el miedo, y se de cuenta de la debilidad del dragón de papel.

8. ¿El sector militar apoya al gobierno?

Hay que aclarar, Luis Vicente, que las Fuerzas Armadas no significa un “sector militar” homogéneo, como tú mismo lo sabes. Como lo predice la teoría, sabíamos que ahí sea iban a producir divisiones en circunstancias como las presentes, pero ya es un hecho público y notorio el descontento al interior del estamento, a juzgar por las declaraciones de Clíver Alcalá o Rodríguez Torres. El General Reverol, de la Guardia Nacional está claramente a favor de Maduro, quien seguramente al tener los ascensos militares en puertas va a tratar de ascender a treinta generales si los candidatos son treinta, y otras cosas por el estilo.

Es decir: Maduro pretende seguir tratando de ganarse, al costo que sea, a las Fuerzas Armadas para mantener el poder, pero eso tiene un efecto limitado, porque el descontento militar no tiene tanto que ver con el hecho de que no los asciendan, sino con la problemática socioeconómica y política que se vive en el país.

Hay gente realmente patriota en las Fuerzas Armadas y ellos no son ni tontos ni ciegos. Así como el pueblo logró un éxito rotundo el 24 de Junio, en la validación de firmas (convertida en una jornada para impulsar el referendo revocatorio) las Fuerzas Armadas se han estado poniendo  de lado de los enemigos de la Patria de Bolívar, mientras puertas adentro los patriotas están librando una batalla para poner la institución del lado del pueblo. Lo dice la teoría y lo dicen los signos que hemos visto y citado.

Por cierto: esto de que “la fe mueve montañas” hay que matizarlo tanto en política como en economía, porque la fe de algunos es más poderosa que la de otros para ciertos proyectos prácticos. Las Fuerzas Armadas van a ser cruciales en lo que pase, pero siempre de acuerdo con sus creencias (y sobre todo con sus intereses). Son muy pragmáticos, como dicen la historia y la teoría, pero estoy seguro de que no son tontos y ya deben estar armando su estrategia para jugar a ganador. Y quien va ganando no es precisamente Nicolás Maduro.

Ellos se asegurarán, como es lógico, un puesto en la nueva institucionalidad. Y eso es algo perfectamente acomodable por la oposición. Así que no veo problema aquí. Antes bien, estoy seguro de que más allá de la retórica de los actuales líderes las Fuerzas Armadas tendrán su puesto (más digno y de acuerdo con la Constitución) en el cambio de régimen político. Así que es de esperarse que las conversaciones detrás de bambalinas ya estén teniendo lugar.

9. ¿Las decisiones de la OEA no afectan al gobierno de Maduro?

Cuarto argumento: que las organizaciones internacionales regionales responden más a sus presidentes que a sus  pueblos.

La acción en la OEA ha perjudicado al gobierno y ha favorecido a la gran mayoría de los venezolanos. Y eso a pesar de otra cosa que no mencionas en tu texto, Luis Vicente: hemos dicho que, en vez de actuar racionalmente, el gobierno ha estado mostrando que lo que le interesa es mantener el poder a costa de lo que sea. Y por eso debemos corregir esa afirmación: en realidad el gobierno lo ha hecho racionalmente. Lo que pasa es que el supuesto de que en esas acciones representaba al chavismo y a los pobres es falso: no se representan sino a sí mismos y están dispuestos a perjudicar hasta a sus “familiares” con tal de permanecer en el poder.

Para entender esa “racionalidad”, usemos otro ejemplo: es como si un padre de familia que ha incurrido en el vicio de la droga, para mantenerlo, ha dilapidado no sólo la riqueza de la familia sino que llega al extremo de prostituirla y entregarla a los traficantes, sin importarle nada. Han entregado el país, incluyendo la renta y las reservas petroleras, el arco minero, la soberanía territorial, alimentaria, económica, monetaria, cambiaria, sólo para mantener el poder, porque están viciados. Actúan como secuestradores del Poder Ejecutivo y del país, incluyendo al chavismo. Y lo tienen de rehén porque están cercados por la gran mayoría del país. Por eso mi propuesta insiste en cómo salir bien de ellos y con bien para todos, incluyendo el futuro en democracia del chavismo traicionado por su cúpula.

Volviendo al tema, ya vemos que ni siquiera esto de traficar con las riquezas de todos los venezolanos les ha servido de algo en, por ejemplo, la votación en la OEA. Incluso los sectores mencionados de las Fuerzas Armadas se están dando cuenta de que si quieren defender la soberanía tienen que actuar contra este gobierno, en lugar de seguir manteniéndolo artificialmente, sin legitimidad alguna.

Ya el chavismo conciente se ha dado cuenta de que no son su familia, sino más bien sus enemigos, juzgándolos más por sus acciones que por sus palabras.

10. ¿La oposición está dividida en cuanto al Referendo Revocatorio?

Quinto argumento: la oposición está muy dividida, en particular sobre el Referéndum Revocatorio.

Primero, no creo que la oposición esté tan dividida en materia del referendo revocatorio. Ni públicamente ni en privado. He observado bastante unidad en eso, pero lo relevante aquí es lo siguiente: éste ya no es un juego de fútbol donde gana el que meta más goles, sino el que meta menos autogoles. Y en esa materia el gobierno le lleva una morena a la oposición. Sobre todo después de que la MUD ha estado lidiando con sus asuntos internos, ha puesto reglas, ha estado avanzando y su comando se reconstituyó luego de una ruptura temporal en por tres meses en enero, por lo de la presidencia de la Asamblea Nacional.

Es claro que también en la MUD han metido autogoles, pero los errores del gobierno son descomunales e inauditos, mucho peores y más numerosos que los de la MUD. No me cabe duda de que el grito de “¡Van pa’ fuera!” es más por autogolpe (en el sentido de auto-tumbarse) que por los golpes que puedan darle del lado enemigo.

11. ¿Un golpe militar?

Sexto y último argumento: Nadie gana en la anarquía, y lo más probable en ese escenario es que venga un golpe de estado militar.

Esta pregunta sólo se responde dependiendo de cuál país se trate y de cuáles circunstancias enfrentemos.

¿Que venga un autogolpe? No lo creo posible, pero porque ya estamos en medio de un autogolpe, pero han considerado mejor enmascararlo como un gobierno democrático y civil. Un autogolpe militar sería quitarse la careta, cosa que no les conviene pues contradice su discurso y no tendrían el apoyo ni siquiera de sus correligionarios más acérrimos (y mucho menos apoyo internacional). Ya están en el mejor de los escenarios: gobernando por decreto, sin apego a ley alguna y con los militares corruptos y otros usufructuarios de la renta petrolera y del poder político ilegítimo a favor. Sin embargo, ha sido inevitable que se vea lo que realmente son: lo han requerido las circunstancias. Así que éste es un juego de señales con información asimétrica. Y las señales de enmascaramiento han sido demasiado costosas para ellos. Pero dar un autogolpe sería todavía peor, así que no lo van a hacer: eso terminaría tumbándolos por completo.

¿Un golpe militar contra el gobierno? Tampoco ocurriría, pues no tendría apoyo ni siquiera de la oposición, ¡y ni hablar del rechazo internacional! Si el objetivo de la oposición fuera cambiar al gobierno por la vía militar, no se facilitaría desde allí una salida electoral como el referendo revocatorio o la posibildiad de una renuncia. De hecho, ya estamos viendo movimientos en esa dirección: una gran inconformidad al interior de las Fuerzas Armadas, como hemos  dicho y era de esperarse.

En dos platos: aquí no hay condiciones para un golpe militar.

Hay demasiados intereses en juego como para prever una “somalización” o la continuación de la anarquización generalizada. Los mismos boliburgueses saben que eso además de insostenible es insoportable, con El Cumanazo como antesala hipotética de un Venezolanazo en puertas, porque el deterioro es a todo nivel (económico, social, institucional) y esto es invivible, incluso para los usufructuarios del sistema.

Varios ya deben estar pensando en huir del país, con sus maletas llenas de valores. Una buena parte debe estar en pánico y planificando una salida lo más pacífica posible. Por eso quieren negociar la entrega del poder, aunque todavía haya entre ellos gente que piensa que pueden durar más.

12. ¿Qué viene entonces?

Lo que dice la teoría es que, en una situación como ésta, el jugador relativamente fuerte no va a negociar el territorio. Podría negociar la vida de los enemigos a cambio de que salgan pacíficamente, pero no va a poner en duda que ganaron la batalla (o que, más bien, la perdió el gobierno, como hemos ilustrado).

En particular, creo que el referendo revocatorio no va a ser negociado bajo ningún concepto. Y la MUD ha actuado racionalmente en esto. Se pueden negociar la forma y las condiciones de la salida, pero no la salida misma. Y esto viene seguro: por supuesto que demorar el revocatorio hasta el otro año significa negociar la salida y la MUD no lo va a hacer, demostrando con esa actitud que es racional. Así que no llamemos a que negocien esto, porque no sería ni inteligente ni conveniente para la mejor estrategia en el juego que se está jugando.

Si recapitulamos, las condiciones objetivas muestran que es muy probable una salida rápida. Una salida que depende crucialmente de que la gente crea que sí se  puede y actúe en consecuencia. Es decir: que no crean en la fortaleza del dragón de papel, sino en la del tigre acorralado ante algo que pretende empujarlo a la muerte para poder seguir en el poder. Una salida que depende de que se pierda el miedo, que se gane confianza.

Y de ahí mi apuesta, que espero que sea la apuesta del 99% de los venezolanos, incluyéndote a ti, Luis Vicente, y a los militares republicanos y bolivarianos. Coordinemos como equilibrio focal la salida de Nicolás Maduro y su nefasto gobierno para este mismo año y que se negocie su salida para que hagan el menor daño posible. Y negociar con secuestradores para que se vayan con parte del botín es aceptable cuando el mantenimiento de los rehenes pone en peligro sus vidas, pero no es negociable que se queden permanentemente matando gente.

0. Aderezos para una estrategia óptima de cara al futuro

Ya sabemos cuál es la mejor estrategia, pero hace faltan varios aderezos importantes. Y el primero tiene que ver con no meter más autogoles por parte de la oposición. Seguir divididos por la disputa del poder, luego de la caída de Nicolás Maduro, no es racional pues le resta fuerza a la acción.

Debe haber una suerte de Pacto de Punto Fijo donde se decida desde ya el método para designar el gobierno de transición y se establezcan reglas de alternancia posteriores, siempre apegados a la ley y a la democracia. Sobre lo primero, debe asegurarse un gobierno sólo para el resto del período. Es decir: por dos años, con compromiso de no seguir en el poder, aunque se pueda optar por él luego, en los períodos constitucionales posteriores.

También debe acordarse el programa económico sin protagonismos, pues todos sabemos que lo que se debe hacer es compartido, en casi su totalidad, por todos quienes nos oponemos al gobierno. Y ese programa económico debe tener como variable objetivo prioritaria el interés de los pobres y la clase media, porque quienes tienen que pagar el costo del ajuste no son ellos sino los cadivistas, los contabandistas, los irresponsables y los corruptos que trafican con la distribución de alimentos y medicinas.

Hay con qué: con la ayuda de todos y la ayuda internacional; con acuerdos beneficiosos para todos y respetando la soberanía, siempre dentro de acuerdos políticos. Hay que hablar claro y tomar medidas drásticas, pero protegiendo el interés de los más vulnerables. Un ajuste neoliberal alejaría del equibrio bueno a demasiada gente y, además, no es necesario ni conveniente, como lo sabe hoy por hoy el mismo Fondo Monetario Internacional.

Sobre los acuerdos políticos, el nuevo Pacto de Punto Fijo debe corregir los errores del anterior: no puede excluirse a nadie. En particular, debe incluirse a todos los partidos de la MUD, pero también al chavismo moderado y a las bases del chavismo que han sido traicionados por este gobierno.

Ese gobierno de transición necesita mucho apoyo y no debe ser un gobierno de un líder presidencialista, mucho menos excluyente. Debe ser un gobierno de unidad y de coalición nacional, con participación de los mejores técnicos y las mejores personas éticamente hablando, pero siendo amplios en materia ideológica.

Además, también debe haber un pacto económico para salir de una vez por todas  del rentismo petrolero, no sólo para salir de la crisis coyuntural. Eso implica que cada quien debe poner de su parte. En este acuerdo deben estar el sector privado, los trabajadores, los militares, la iglesia y los dirigentes políticos. ¿Por qué? Porque los políticos deben comprometerse en no usar la renta petrolera para perpetuarse en el poder, el sector privado debe comprometerse a pagar impuestos por lo menos al nivel de Colombia, Chile o Perú y no evadir ni eludir con el cuento de la renta, los militares deben dedicarse a la defensa de la soberanía nacional y dejar de ser el cuerpo de seguridad de los cazadores de la renta y participantes de las mafias de usufructo de esa renta, mientras que los trabajadores deben luchar por sus intereses, pero asegurar condiciones para el emprendimiento privado y no seguir, además, en las roscas de una administración pública hipertrofiada y corrupta. La iglesia tiene mucho que aportar, dado el nuevo  liderazgo del  Papa Francisco, quien aboga por la justicia social, la inclusión, la defensa de  los más vulnerables, y la defensa de la naturaleza, una tarea prioritaria anti-rentística.

Y no es cuestión de palabras, sino de diseño institucional. Aprovechar la crisis y los bajos precios petroleros para amarrarse al mástil, como hizo Ulises, antes de que suban los  precios de nuevo y vengan con ello los cantos de sirena. Un fondo petrolero tipo Noruega, con una transición fiscal y cambiaria y un colchón contra shocks externos para unos diez años. Un nuevo gobierno que no opte por la reelección es vital en esto, pues diseña los  incentivos para que no se pretenda usar la renta para mantener el poder. Spolo así pasa a la historia como el líder de la Venezuela del progreso, dejando atrás la  maldición del excremento del Diablo.

Finalmente, ese pacto debe negociar con el gobierno de  Maduro su salida con parte del botín, como cuando se le facilita un avión a unos secuestradores para proteger la vida de los rehenes.

Con esto y la estrategia dominante, saldremos adelante. Y pendientes, que ahora es que viene lo bueno.