Liderazgo y seguirazgo

Daniel Jiménez Valdivieso. Es relevante admitir que el término, como bien lo dice su autor intelectual, el Doctor Jeffrey De León, especialista en el tema de liderazgo empresarial, es un reto que busca suscitar reflexiones acerca del tema del liderazgo.

Saber liderar es un arte; de igual manera, saber seguir es una obra importante también. Las diferencias entre el primero y el segundo, son profundas. Muchos podrían pensar que el Seguirazgo tiene solamente relación directa con la capacidad de saber acompañar a otros, y ahí estaría el principal error. Sólo al profundizar en el concepto podemos encontrar sutilezas como la que explica el Dr Eduardo Martí:

“Seguirazgo es la posibilidad que tiene toda persona de ejercer su liderazgo personal para asegurar el éxito de la persona que está practicando el liderazgo colectivo”.

Así pues, Seguirazgo es saberse líder ocupando el lugar momentáneo del seguidor. En diferentes cursos de liderazgo que se dictan en muchas de las latitudes latinoamericanas, surgen comentarios como: “Aquí hay muchos caciques y pocos indios”, “Todos son buenos para mandar, pero nadie sabe seguir”, ambas expresiones hacen referencia al temor de secundar a otro, pues pareciera percibirse que la actitud de una persona al identificarse con una propuesta y secundarla, ella corre el riesgo de ser señalada como pasiva dentro de la empresa, todo lo cual atenta directamente contra el ego y la supervivencia en el mundo organizacional.

Nos encontramos entonces, en lo que pareciera ser una encrucijada; por un camino, las organizaciones piden a la gente que sean líderes, que sean exitosos, poderosos; por otra ruta sucede que si todos desean lograr esto al mismo tiempo, nadie tiene la legitimidad suficiente para liderar a otros; ¿Qué hacer entonces? ¿Liderar o no? ¿Seguir o no?

Es oportuno aclarar que el seguirazgo, no se corresponde con una actitud pasiva, mucho menos de incapacidad o limitación alguna, por el contrario, saber acompañar, requiere de un esfuerzo y disciplina, que desde la perspectiva de Factos, se constituyen en bases y fundamentos para un proceso progresivo de construcción, de los futuros líderes empresariales.

En el mundo oriental, donde las artes marciales han sido centrales para el desarrollo de diferentes formas de abordar el mundo organizacional, nos plantean una ruta. Nos referimos entonces a esa relación entre maestro y discípulo, en el que el primero tiene el arte dentro de sí mismo y lo enseña para formar a su discípulo. Éste al observar atentamente con todos sus sentidos, despliega una secuencia de fotografías en su mente que posteriormente, intenta de manera gradual, reproducir en su cuerpo. Al principio el discípulo es lento, torpe e inseguro, pero su constancia, perseverancia, práctica y disciplina, resultan en la incorporación del arte como una pequeña semilla que germina en tierra fértil y que deberá trabajar con esfuerzo para producir una obra artística. Seguramente, los primeros resultados de las nuevas obras serán inacabados, con defectos, sin embargo, esto le permite al maestro observar al discípulo y explicarle en que se ha equivocado y qué debe corregir.

Sólo la práctica constante del seguidor, logrará que pueda hacer con su cuerpo lo que vio y recuerda que su líder realizó. Entonces llega un momento en el que no habrá diferencia entre lo que hizo el primero y lo que hace el segundo. A la sazón, comienza el proceso nuevamente; pues, en las artes marciales, y en el mundo occidental moderno empresarial también, los líderes no enseñan todo de una sola vez. Primero enseñan una tarea, luego otra y posteriormente otra. Esto significa que, el seguirazgo como tal, es un acto constante, de todos aquellos que declaran, que aún les falta mucho por aprender y necesitan practicar con humildad y alegría.

De todas maneras, siempre queda a juicio de la persona si le permite a otra que le enseñe, lo cual nos lleva a una pregunta para cerrar este artículo, ¿A quién está dispuesto a seguir?

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