Lo que implica crear una Start Up

¿Cuánto puede ganar si se convierte en emprendedor?
Crear una "start up" es el primer paso para formar parte de un ecosistema que ofrece muchos canales para crecer y llegar a ser un empresario de éxito 

En la mayoría de los casos se debe renunciar al sueldo y al tiempo libre (Créditos: Shutterstock) 

15-06-2016 07:05:17 p.m. | Expansión – Ripe.- Quien es emprendedor sabe que el proyecto es lo primero. En los inicios, renunciar al sueldo y al tiempo libre es el precio que muchos se ven obligados a pagar para sacar adelante su negocio. La mayor parte de ellos deciden dedicarse en cuerpo y alma a su start up porque, como asegura Eulogi Bordas, socio fundador de Photoslurp -plataforma de visual commerce & marketing-, "la marca de emprendedor se construye día a día, trabajando en la empresa. Existen muchos eventos, meetups, pero los emprendedores de éxito, aquellos que han creado un producto muy innovador o han hecho un exit, están dedicados íntegramente a su proyecto". También Iñaki Arrola, fundador de Coches.com, coincide en que la empresa es lo primero. Pero en su caso, ha sabido aprovechar su talento para adoptar otro rol en el ecosistema emprendedor. En 2011, ocho años después de crear su start up, puso en marcha Vitamina K, un venture capital especializado en empresas tecnológicas y de Internet; y en 2015 lanzó K Fund. "Mi única labor ahora es invertir en proyectos de otros", afirma Arrola, no sin antes advertir de que detrás de esa labor hay mucho trabajo: "La popularidad de los emprendedores está sobrevalorada. A mí nadie me para por la calle, ni lo pretendo. Es mucho mejor no tener esa fama", dice Arrola.

Sin embargo, si sabe jugar bien sus cartas, ser emprendedor puede abrirle muchas puertas. Anteponer el éxito de su empresa a su propio ego es parte del juego, y en entorno echar un farol le puede costar muy caro, sobre todo si quiere que su faceta como business angel, mentor o profesor sea otra vía de ingresos. Rafa de Ramón, CEO de utopic_Us, un espacio de trabajo colaborativo ubicado en Madrid, asegura que "si tienes un buen proyecto, presentarlo a foros de emprendedores es un óptimo canal para darlo a conocer a la prensa, a inversores y al ecosistema en general. No tengo ningún blog personal en el que cuento mis aventuras y desventuras empresariales, quizá debería, pero no tengo tiempo para ello. Prefiero que nuestros proyectos hablen por si mismos". Tomás Santoro ha optado justo por lo contrario. El año pasado lanzó, junto con Alfredo Nicolás, SumaCRM -una herramienta de CRM con la que ayuda a otras empresas en la gestión de clientes- y comenzó a contar en un blog sus vicisitudes empresariales.

El precio de la fama
Por ahora, la vertiente bloguera de Santoro no le proporciona ingresos, pero le ha permitido posicionarse en el ecosistema emprendedor y tener cierta popularidad, tanto en los medios como entre los emprendedores más veteranos como Françóis Derbaix. Fundador de Top Rural, mentor y coinversor en más de 25 start up, Derbaix está ahora muy involucrado en Indexa Capital, una firma de fintech que aunque inició su andadura en septiembre de 2014, consiguió la autorización de la agencia de valores para operar el pasado diciembre. "Creo que antes de dejarte ver en el ecosistema emprendedor conviene consolidar el negocio. Los cinco primeros años de Top Rural no salí de la cueva, hasta que en 2006 Fernando y Jesús Encinar -fundadores de Idealista- pasaron a formar parte del accionariado. Ellos me convencieron de la importancia de la comunicación y las relaciones públicas. En su caso, Fernando ha sido el que siempre ha estado más pendiente de esa parte, mientras que Jesús se ha volcado en el negocio", explica Derbaix.

Esta parece ser la fórmula más acertada para no dejar de lado su start up y trabajar a la vez en su promoción. Vicente Arias, business angel y cofundador de Seedrocket, una de las primeras aceleradoras españolas, apunta que es clave diferenciar la marca personal de la que realmente repercute en la empresa. "Hay que hacer un filtro para poder compaginar el networking con el negocio. Identificar aquellos sectores a los que puedes aportar y que a medio plazo puede revertir en tu negocio es una buena estrategia".

Uno de los que ha sabido aprovechar el filón de la popularidad es Pau García Milá. Hace doce años, con sólo 17, creó EyeOs, start up tecnológica que en 2014 adquirió Telefónica. Desde entonces está embarcado en su nuevo proyecto, Idea Foster, lo que define como la primera materializadora de ideas de Europa: "Ponemos en marcha proyectos tecnológicos en grandes empresas como si fuera una start up y cada año trabajamos en el lanzamiento de una propia para no perder ese espíritu". Además, García Milá es profesor en Esade del Executive Master in Digital Business y ponente. Reconoce que no importa tanto el beneficio económico como formar parte de un ecosistema que te proporciona relevancia: "El 98% de mi tiempo lo dedico a mi negocio. He intentado llevar una página web y hasta escribir un libro, pero en el momento que requiere más del 50% de mi tiempo lo dejo, porque no me permite hacer lo que de verdad me gusta: emprender". El objetivo no es económico pero este emprendedor, que este fin de semana celebra su 29 cumpleaños, recuerda que uno de sus clientes suizos más importante surgió "gracias a una presentación por la que no nos pagaron".

La juventud del creador de EyeOs y su historia personal fueron en los inicios más relevantes que su negocio. García Milá asegura que "en España, a diferencia de Estados Unidos, los medios tienden a valorar más la historia personal del emprendedor que la start up. Eso suele venir después".

Nacho Mateo, vicepresidente de Spain Startup, cree más oportuno centrarse en la empresa antes que hacer marca, pero a veces resulta inevitable por el gancho mediático, como en el caso de García Milá. Por este motivo, Mateo recomienda mantener un equilibrio: "A veces la popularidad puede volverse en contra, porque casi siempre supone reducir la dedicación al negocio. Pero no cabe duda de que es una herramienta más de venta, un canal más para ser empresario. Si el CEO o el CTO genera un reconocimiento mediático puede atraer más inversión y algún socio interesado en el proyecto. Es un beneficio, por lo que conviene que haya otro socio que se centre en el negocio". De Ramón recuerda que "la fama debería ser una consecuencia de que tus empleados, tus pérdidas y ganancias, tu cash flow y la calidad de tu producto o servicio funciona perfectamente. Por ser famoso no va a ir mejor tu cuenta de resultados".

Para qué sirve
"No concibo un emprendedor que se deje ver mientras está creando la empresa", asegura el fundador de Photoslurp, pero que duda cabe que en el equilibrio está la virtud. Para no morir en el intento, la recomendación de Rodrigo Miranda, director general de ISDI, es que "la marca personal descansa sobre ciertas habilidades que es necesario tener y potenciar: capacidad de comunicación, de análisis, conocimiento y dominio sobre determinadas materias, etcétera. A partir del valor añadido que aporta como profesional, se eligen los canales. No puede prodigarse como conferenciante si, por ejemplo, no comunica bien o no le gusta hacerlo".

Y, como afirma Iñaki Escudero, cofundador de Learning Gypsies, "si tiene la capacidad de sintetizar lo que está pasando a nuestro alrededor, y darle un significado humano, encontrará una audiencia. Los canales son ilimitados: speaker, profesor, mentor, escritor de newsletter…".

Quiero ser como Zuckerberg

Emular a Elon Musk (PayPal), Mark Zuckerberg (Facebook) o Jeff Bezos (Amazon) como emprendedores es algo que está al alcance de muy pocos, pero sí que pueden ser referencia si, como ellos, quiere hacer un hueco como speaker: han logrado que su nombre y su empresa gocen de la misma popularidad. Estos personajes, como Steven Wozniak -cofundador de Apple-, manejan unas tarifas cercanas a los 50.000 dólares por conferencia. En España se cuentan con los dedos de una mano aquellos emprendedores que sacan partido de sus charlas y los que lo consiguen se mueven en una horquilla que va de los 300 a los 2.000 euros por sesión. La docencia tampoco es una salida especialmente lucrativa. Si eres un mega profesor puedes llegar a 300 euros por hora, aunque lo normal entre los que cobran por ello es moverse entre los 75 y los 125 euros por clase. Los beneficios económicos como bloguero o escritor no son para tirar cohetes, pero al igual que las ponencias y la docencia te permitirán acceder a una audiencia en la que hay usuarios, clientes, inversores y hasta posibles colaboradores que alimenten tu proyecto. Iñaki Escudero, cofundador de Learning Gypsies y speaker en Hyper Island, explica que en cualquier caso, "lo más importante es tener algo que decir, que aporte una visión interesante, de la que se pueda aprender. Como profesor, tu audiencia es más receptiva, pero como autor de mi newsletter The one thing, tengo acceso a 1.000 suscriptores". Localizar el público que más le interesa para su negocio es clave para monetizar tus intervenciones. El Salon Miempresa es una de las convocatorias de las que puedes sacar partido. Sébastien Chartier, fundador de este evento anual para emprendedores, apunta algunas de las cifras de este año: "15.000 asistentes, entre los que se contaron entre 200 y 250 inversores. Escogemos dos tercios de los speakers, el resto los seleccionamos entre los que acuden a nosotros y en función de la temática y el proyecto que propongan".

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