Lo que la sociedad de América Latina espera de sus empresarios

“Los peligrosos choques del futuro surgirán probablemente de la interacción de la arrogancia…, la intolerancia… y la reafirmación…”. – Samuel Huntington, Harvard, EE.UU.

“Ninguna sociedad crece sostenidamente sobre ingresos que ella no genera. No hay un solo caso en la historia … Donde está tu capital, está tu corazón: nuestras élites dejaron de invertir en el país. Los Eugenio Mendoza desaparecieron… La economía mundial cambió radicalmente y nos quedamos atrás estos 25 años”. – Asdrúbal Baptista, IESA, Venezuela.

Mantenerse en lo básico es la esencia del contenido de esta reflexión. Ha sido escrita como un aporte al intenso debate que tiene lugar actualmente en Venezuela en particular y al que está por darse en Latinoamérica en general a propósito de los fuertes vientos de cambio político que soplan. ¿Qué deben hacer los empresarios en la coyuntura actual?. El cambio está asociado al mejoramiento continuo, no necesariamente a la destrucción de lo básico. Lo básico no es lo viejo, sino lo que constituye un pilar. Lo que es un pilar es ser empresarios y comportarnos como tales. Mantener eso por encima de todo es la principal fortaleza del sector empresarial de nuestras naciones. ¿Qué es indispensable tener muy claro, como empresario en la América Latina de nuestros días, para no confundir lo medular?
1. Los cambios políticos que viven la región y la Venezuela de inicio del milenio, sencillamente le dan una vigencia y una actualidad únicas, al estratégico tema de sobrevivir en un mundo incierto e inestable. No nos referimos al mercado global, ni a un mercado marciano, sino a la realidad venezolana y latinoamericana compleja y terrenal como ella es. De suyo, sobrevivir y cómo hacerlo, es lo que discuten empresarios, gerentes y líderes en el mundo de hoy. Sobrevivir en medio de un gobierno que se plantea cambios radicales o revolucionarios, o en todo caso no tradicionales, es el tema estratégico para los empresarios. En general, ser sensible de piel, propenso al resentimiento y a actuar de forma emocional lo que hace es debilitar, no fortalecer. Sobrevivir requiere carácter, visión de largo plazo y persistencia en la creatividad para identificar estrategias inexploradas hasta ahora, con gobiernos desconocidos. Por supuesto que esto no es fácil, lo fácil es desesperarse y actuar de manera impulsiva, simplemente porque un Presidente y su gobierno, un Gobernador o un alcalde “no me parezcan” competentes y por ello “no me gusten”. Para sobrevivir como empresario, lo clave es identificar y hacer lo que no se ha intentado. ¿Qué es eso?: hay que molestarse en pensarlo.
2. No hay manera correcta de hacer lo incorrecto. La primera y más fundamental función social de los empresarios consiste en existir y progresar. Así de simple. Sólo las empresas que existen y sobreviven pueden progresar, a pesar de la dramática situación política, económica y social de nuestras naciones. Por encima de la baja capacidad para gobernar de los gobiernos la región, se encuentra todavía esta primerísima función social. Cualquier estrategia que no contemple el fortalecimiento empresarial y que al contrario, implique dañar más a las empresas paralizándolas, es un error estratégico muy peligroso, porque sencillamente, profundiza su debilitamiento, genera ruptura de las conversaciones, desestabiliza las posibilidades de negociación, crea más caos y viola la primera regla de oro del empresario: existir y progresar en medio de la crisis. Para eso se es empresario. No entender esto es estar tan confundido como el gobierno al que se critica.
3. Lo que enseñan todas las experiencias de sobrevivencia y particularmente las historias de empresas que han estado a punto de quebrar, es que una clara visión de futuro es la cuerda más poderosa para anclarse a una dirección específica, en medio de la incertidumbre y el caos. Si hay alguien que tiene esto totalmente claro es el empresariado, que se caracteriza entre otras cosas por tener una clara visión de para dónde van y cómo llegar hasta allá. Pero sobrevivir y hacer lo correcto en medio del caos, es sencillamente imposible, si no se sabe para dónde se va. La inexistencia de una clara visión de país en los empresarios, la incapacidad para articular un liderazgo positivo e integrador, que ponga en blanco y negro un modelo de país que incluya soluciones realistas y posibles a los excluidos de siempre, a los cientos de millones de hermanos pobres que viven en nuestras naciones representa la llave perdida para abrir la cantidad de puertas trancadas con cerrojos, a las cuales se enfrenta la región. La única función de las llaves no es cerrar, sino fundamentalmente abrir. Los empresarios son esencialmente abridores de oportunidades.
4. El hecho de que exista en la mayoría de nuestras naciones una pérdida creciente de autoridad y respeto, una tendencia a la desintegración y propensión generalizada al conflicto en los distintos pedazos que luchan por el poder, no es suficiente para que desaparezca la ética y el comportamiento basado en valores por parte de los empresarios. Una manera de preservar los valores y el comportamiento ético es optar por la no violencia activa. Integridad y civismo significan exhibir una conducta consistentemente ética, honesta y responsable hacia la sociedad en la cual se desenvuelve la empresa. Por ello, modelar no violencia y alejarse de la perspectiva de aniquilar al adversario es un compromiso empresarial medular. Ni conspirar, ni crear caos, ni crear ruptura del entendimiento. Es indispensable contribuir con la identificación de espacios para el reencuentro a partir de la no violencia activa, a pesar de la inestabilidad política en nuestras naciones.
5. La confusión de los líderes venezolanos y latinoamericanos es demoledora. Para la mayoría de ellos, lo que está en juego es el poder y en particular su parcela de poder. Para los medios de comunicación, lo que está en juego es más importante que el periodismo. Es decir, no importa que se confundan información, propaganda y opinión. Para los militares, lo que está en juego es más importante que la obediencia, la disciplina y la subordinación. No importa que el golpe de estado profundice la desintegración de la institución. Para los políticos, lo que está en juego es más importante que el pluralismo y la convivencia para asegurar los principios de gobernabilidad y alternabilidad. Lo importante son sus beneficios en la lucha por el poder y mover los hilos de sus conveniencias y banderas, con muy contadas excepciones. Para los empresarios, lo que está en juego es más importante que la sobrevivencia de las empresas y la responsabilidad social empresarial ineludible de mantener abiertas las puertas a la conversación cara a cara, de sentarse una y otra vez para buscar espacios de encuentros, y seguir invirtiendo en nuestras naciones a pesar de la crisis que las aqueja. Los empresarios no podemos sumarnos a la destrucción de nuestros países, simplemente porque percibimos que no hay otra salida salvo involucrarse en la lucha por el poder. Si lo hacemos, seguiremos formando parte de un liderazgo confundido y desenfocado.
6. Un estudio realizado en 1999 por la Universidad de De Paul en Chicago, en 300 empresas norteamericanas, evidencia que las organizaciones que practican y mantienen una conducta fundamentada en ética y principios, aumentan el valor de sus acciones dos veces más en comparación con las que no los practican. Otro estudio realizado por el Hudson Institute de los Estados Unidos en el año 2000, encontró una correlación estadística positiva entre altos estándares éticos de los líderes empresariales y la dedicación al trabajo y la lealtad del personal. Estos datos duros evidencian con mucha contundencia que la ética y la responsabilidad si pagan, a pesar de la crisis. También evidencian que es posible sobrevivir con un mal gobierno, con terrorismo, con crisis social, con corrupción y con políticos incompetentes. De todo esto hay en Estados Unidos y en abundancia. Es verdad que los gobiernos de la región en general tienen un débil conocimiento de la función de gobierno, un desorden administrativo que se siente, una visión de país exclusivista y autoritaria, y una muy baja competencia para abrirle oportunidades de empleo y progreso económico a todos sus ciudadanos. Pero todo esto es inaceptable hacerlo cierto respecto al desempeño de los empresarios. Se supone que los empresarios somos competentes.
En mi opinión la conclusión es muy clara: Los empresarios podemos hacer la diferencia en nuestras naciones. Somos expertos en el arte de intentarlo una y otra vez, porque es privilegio de los empresarios tener el carácter y la habilidad para sobrevivir. El hoy no es un momento para estar confundidos. Ya hemos tenido malos gobiernos en el pasado. Con nuestra capacidad empresarial hemos logrado superar esas situaciones en el pasado. Y tenemos que seguir haciéndolo. Preservar los valores y el comportamiento ético nos obliga a optar por la no violencia activa, que es una opción definitivamente diferente a la lucha por el poder. La violencia activa no sólo es irracional porque destruye el entorno donde operan nuestras empresas, sino porque no es responsable con la sociedad. Nuestro malestar actual no puede ser razón suficiente para contribuir por decisión propia a la destrucción de la estabilidad política que impediría sostener la producción. Eso no es racional. Somos empresarios porque tenemos empresas, no por ninguna otra razón. Sin empresas no somos empresarios. Atentar contra las empresas, de cualquier manera, es contrario a la esencia básica, a lo medular, que es mantenerlas, sobrevivir. Nadie mejor que nosotros lo sabe hacer. ¿No es eso lo que nos hace emprendedores?.

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