Los cambios prioritarios en el sector agroalimentario venezolano

Los cambios suscitados en el marco normativo y en la orientación de las políticas públicas agroalimentarias en Venezuela, han generado un conjunto de nuevas instituciones así como la multiplicación de programas y proyectos de diverso tipo que, en la actual coyuntura fiscal, han contado con volúmenes de recursos nunca antes soñados.

Según información de la FAO, los recursos destinados al sector agroalimentario y al desarrollo rural son muy significativos y representan entre 3 y 6 veces los gastos reales promedio de cada periodo presidencial entre 1969 y 1993.

A pesar de la conflictividad generada en el país alrededor de la cuestión agraria y de la agricultura en general, algunos sectores privados del agro han reaccionado positivamente y desarrollado dinámicas económicas interesantes.

No obstante, en la actualidad una alta proporción de los integrantes del sector privado agrícola reclama más políticas de apoyo pero con menos controles, medidas discrecionales e intervención del Estado como agente económico; también manifiesta disposición a participar en acuerdos o iniciativas compartidas con el sector público. En otras palabras, el sector privado reclama un mayor grado de participación en el diseño de las políticas públicas.

En general, la agricultura venezolana presenta un conjunto de problemas estructurales, cuyos orígenes principales son las peculiares condiciones en que se ha desarrollado y las inestables y contradictorias políticas aplicadas al sector agrícola y al mundo rural. Situación que ha dado lugar, a que la actual producción nacional no haya podido satisfacer la demanda y las necesidades de la población, lo que ha elevado el volumen de importación de alimentos, regresando a lo que se llamó en la década de los setenta ¨la agricultura de puertos¨.

En la actualidad los principales obstáculos o problemas agrícolas y rurales serían: la vulnerabilidad del crecimiento agrícola reciente y la limitación de opciones y mecanismos que permitan la incorporación exitosa y sostenible de la producción privada y las formas de cooperativas; la baja eficiencia y eficacia del crédito agrícola público; y los bajos niveles de vida de los asalariados que trabajan en la agricultura. Vemos como positivo, la reciente invitación del Ejecutivo Nacional a conversar con el sector privado de los alimentos a objeto de buscar fórmulas consensuadas para incrementar la producción nacional como alternativa a la reducción de las importaciones y disminuir la inflación especialmente la de los alimentos.

Recientemente, el Gobierno instaló unas mesas técnicas de trabajo con empresarios del sector alimentos a fin de aumentar la producción con miras a paliar la escasez del mercado nacional, aumentar la producción y de ser posible impulsar las exportaciones. Tarea nada fácil, sino se adoptan verdaderas actitudes de cambio de las políticas que han prevalecido hasta hoy día.

Los gobernantes responsables de organizar las mesas técnicas han manifestado que se han realizado las reuniones con el propósito de hacer un diagnóstico de la realidad de la producción nacional que permita diseñar una hoja de ruta para impulsarla.

Diera la impresión que de las referidas reuniones, solo se estarían dando muestras de cambiar, ya que los diagnósticos han sido realizados y hechos de conocimiento público por los productores a través de sus asociaciones.

Lo que hay que hacer es bien sabido, entregar las divisas para adquirir los insumos, maquinarias, equipo y financiamiento requerido, empezar a desmontar el control de precios, como forma de estimular y aumentar la producción de una serie de productos que antes producíamos y que ahora se importan.

Garantizarles seguridad jurídica a los productores y acabar de una vez por todas con las expropiaciones de la tierra que habiendo sido transferidas a inexpertos gerenciales se han convertidos en desaguaderos de recursos y fuente de corrupción.

En otras palabras, las políticas públicas han sido diseñadas para favorecer al consumo pero no para estimular la producción, lo que se ha constituido en un grave error, que debe ser enmendado lo más rápido posible y no seguir con la misma filosofía de comportamiento frente al empresario privado.