Los efectos del comercio mundial en las perspectivas para América Latina y el Caribe

Con una tasa de variación interanual del 2,1% durante 2013, el volumen de exportaciones mundiales sigue sin mostrar signos de una reactivación sostenida.

Si bien las exportaciones de las economías emergentes de Asia registraron un crecimiento superior al de 2012, el ritmo se mantuvo muy por debajo de los niveles de 2011. En cuanto a los países desarrollados, se aprecia que continúa el bajo dinamismo observado en 2012.

La evolución del volumen de importaciones de los países industrializados ha sido similar a la de sus exportaciones. Las importaciones de los Estados Unidos y el Japón no registraron aumentos, lo que representa un deterioro comparado con el crecimiento moderado que se observó en 2012.

Por su parte, las importaciones de los países de la zona del euro continuaron reduciéndose. En cuanto a los países emergentes, tanto las importaciones de los países asiáticos como las de América Latina mostraron incrementos superiores a los de 2012. En el caso de los países latinoamericanos, se verificó un crecimiento interanual del 9,0% del volumen importado, frente a un 5,9% en 2012.

El desfavorable contexto, caracterizado por una persistente incertidumbre, y el bajo dinamismo de la demanda externa, principalmente de los países industrializados, siguió teniendo un impacto negativo sobre los flujos comerciales desde la región latinoamericana durante los primeros meses de 2013. Parte de este resultado negativo se debe al hecho de que la disminución de las exportaciones de la región empezó en el segundo trimestre de 2012, lo que hace que en términos interanuales la caída del primer trimestre de 2013 aparezca más profunda.

Por su parte, las importaciones de la región siguieron exhibiendo un crecimiento positivo durante 2013, aunque a tasas bastante moderadas en comparación con las observadas en años recientes. En el período comprendido entre enero y abril, se registró un aumento interanual de las importaciones de un 6,4%, impulsado por un crecimiento del 8,5% de las importaciones de los países de América del Sur. En ello incidieron la resiliencia de la expansión del consumo y tipos de cambio que se apreciaron durante el primer trimestre del año. Lo anterior significó que para la región en su conjunto, se observó una contracción interanual de un 1,2% de las exportaciones y una expansión interanual de un 6,4% de las importaciones.

El deterioro de la balanza comercial, producto de un crecimiento de las importaciones superior al de las exportaciones, sería el factor determinante de los cambios de la cuenta corriente en 2013. Como consecuencia, el déficit de la cuenta corriente del conjunto de América Latina, en comparación con un nivel del 1,8% del PIB en 2012, aumentaría en 2013 al 2,0% del PIB, el mayor en términos relativos desde 2001.

Durante 2013, los flujos netos de inversión extranjera directa y de inversión de cartera continuaron a un ritmo del 1,4% del PIB regional y el 1,2% del PIB regional, respectivamente, y los otros pasivos netos de inversión, que corresponden a flujos de corto plazo de depósitos transfronterizos y créditos bancarios, fueron positivos alcanzando el equivalente al 1% del PIB regional. De este modo, en conjunto con un déficit en cuenta corriente superior al 2% del PIB regional, las reservas internacionales nuevamente se incrementaron un 0,8% del PIB.

En un contexto de desaceleración del crecimiento del PIB en la región en los últimos años y su creciente dependencia de la expansión del consumo, en contraste con la decreciente contribución de la inversión y el aporte negativo de las exportaciones netas, no contribuye a disminuir la vulnerabilidad externa y su sostenibilidad de largo plazo es dudosa. Esto permite suponer que el gradual fortalecimiento de las políticas fiscales, monetarias y cambiarias justifican la necesidad de que se le asigne una atención prioritaria a crear las condiciones para la diversificación de la estructura productiva.

Luego entonces, es necesario diversificar la estructura productiva con un enfoque de sostenibilidad ambiental y menos dependiente de la explotación de recursos naturales y, en particular, encontrar e impulsar nuevos ejes de crecimiento en un contexto de incertidumbre en que la coordinación de inversiones —públicas y privadas— puede dar lugar a externalidades importantes.

(*) Facultad de Ciencias Económicas y Sociales (UAS)

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Referencias

CEPAL (2013a), Panorama fiscal de América Latina y el Caribe: Reformas tributarias y renovación del pacto fiscal, Santiago de Chile.

CEPAL (2013b), Estudio Económico de América Latina y el Caribe 2013, Santiago de Chile.

CEPAL (2012a), Cambio estructural para la igualdad: Una visión integrada del desarrollo, Santiago de Chile.

CEPAL (2012b), Estudio Económico de América Latina y el Caribe 2012, Santiago de Chile.