Los resultados de la América Latina y el Caribe son halagadores.

Según el informe preliminar de la CEPAL, en el 2006 se prevé la continuación de la fase expansiva del ciclo económico con una tasa del 4,1% para América Latina y el Caribe. De confirmarse estas proyecciones, el crecimiento promedio del período 2003-2006 será levemente superior al 4% anual, mientras que el PIB per. cápita acumulará un aumento cercano al 11%. Aunque este es un hecho valioso, no puede ignorarse que la región está creciendo menos que el conjunto de los países en desarrollo, cuyo producto aumentaría un 5,7% en promedio entre 2003 y 2006.
Por su parte las subregiones muestran comportamientos diferentes, siendo los países del Cono Sur y de la Comunidad Andina los que más crecen. Encabezarán el crecimiento Venezuela (9%), Argentina (8,6%), Uruguay (6%), Chile (6%) , Perú (6%) y Panamá (6%).
La CEPAL destaca que una característica distintiva de este período de auge es el superávit creciente en la cuenta corriente de la balanza de pagos, hecho sin precedentes en la historia económica de la región del último medio siglo. Se estima que en 2005 el saldo de la cuenta corriente será positivo, equivalente al 1,3% del PIB.
La mejora de los términos del intercambio y las remesas de los emigrados ayudan a explicar la evolución de la cuenta corriente. El crecimiento económico mundial y la creciente participación de China, India y otras economías asiáticas mejoraron los términos del intercambio de los países de América del Sur (31% de aumento entre la década del 90 y 2005) y en menor medida de México (22% de alza en el mismo período).
En cambio, los países de Centroamérica, importadores netos de petróleo y competidores de China en el mercado estadounidense de productos TEXTiles, sufrieron el deterioro de sus términos del intercambio (12% entre la década del 90 y 2005), y una reducción significativa de la tasa de incremento de las ventas externas.
Por otro lado, estos países y México recibieron un gran volumen de remesas de trabajadores emigrados. Las diferencias en la evolución económica se evidencian también al observar lo que ocurre con la inversión. Mientras en el 2005 la formación bruta de capital fijo se incrementó en América del Sur a una tasa promedio superior al 12%, en Centroamérica y México se expandió al 6,1%, porcentaje que se reduce al 2% si el cálculo se limita a los países de Centroamérica.
En todo caso, aunque la inversión muestra una recuperación, aún está debajo de los niveles de 1998. «Crecer a tasas más altas, un requisito indispensable para reducir la tasa de desempleo más rápidamente, exige un aumento de varios puntos de la tasa de inversión», señala la CEPAL.
Los gobiernos están aprovechando la coyuntura favorable para mejorar las cuentas públicas. A medida que los ingresos fiscales se expanden, sus excedentes están siendo utilizados para reducir el endeudamiento público, lo que es visto por la CEPAL como una señal positiva. Si bien el coeficiente de endeudamiento de muchos países es elevado, la disminución de la relación entre la deuda pública y el producto y entre la deuda externa y las exportaciones, con la excepción de lo que ocurre en algunos países del Caribe, llevan a «una situación de menor vulnerabilidad externa de la región».
Al influir favorablemente en el mercado de trabajo, el crecimiento está contribuyendo, aunque en forma incipiente, a mitigar la difícil situación social de América Latina y el Caribe. El aumento del empleo, sumado a un menor dinamismo de la oferta de mano de obra, posibilita una reducción de la tasa de desempleo, en el marco de un incremento de la proporción de empleo formal en la región.
El proceso de apreciación de las monedas vivido en casi todos los países de América Latina y el Caribe durante los últimos meses despierta «cierta inquietud». La comisión de la ONU estima que la mejor situación de la región en su relación económica y financiera con el resto del mundo se traduce en un exceso de oferta en el mercado cambiario que presiona a la baja a los tipos de cambio reales de la región con una intensidad que varía de un país a otro.
A mediano plazo, desde la CEPAL se enfatiza que, a pesar de la mejor situación por la que la región atraviesa en los últimos años, es mucho lo que queda por hacer para transformar a América Latina y el Caribe en un actor de relevancia en un mundo crecientemente competitivo. Es necesario elevar la competitividad mediante un aumento adicional de la inversión, y la implementación de estrategias que favorezcan la incorporación de calidad y de valor agregado en los productos de exportación. Ambos elementos son condiciones necesarias para que la región pueda sostener una tasa de crecimiento que permita reducir los aún elevados niveles de desempleo y mitigar los desequilibrios sociales que la aquejan.