Los retos que enfrenta la Humanidad en este siglo

Sin caer en una visión catastrófica del futuro que nos espera, ni pecar de excesivo optimismo, hay motivos para estar preocupados ante unos hechos impredecibles, aunque seamos conscientes de una realidad fatalista y pesimista que inhibe la posibilidad de actuar.

Urge revisar por completo los sistemas educativos y didácticos de la infancia, así como dar paso a dos grandes sectores hoy postergados: el juvenil, de ambos sexos y el femenino, en toda la amplitud del género humano.

En la últimas décadas, pese a que la revolución informática ha transformado por completo la vida del individuo en nuestra sociedad, no ha habido cambios en los sistemas educativos, que apenas cambian de una generación a otra, mientras se preparan las nuevas generaciones, destinadas a desempeñar un papel activo en la gestión de la sociedad futura.

Hoy, se impone la adopción de un nuevo modo de pensar, basado en la conciencia de que los problemas deben moverse a tiempo.

Esto es posible, gracias a los sistemas de comunicación actuales, que anulan las distancias espacio temporal.

La transformación de la vida social, producida por el formidable desarrollo tecnológico en los países de alto nivel cultural, precisa de la incorporación plena e inmediata de los jóvenes. Al ámbito femenino del género humano le ha llegado el momento de asumir un papel protagonista en la gestión del planeta, algo que se le ha negado durante milenios.

Pensar es natural. Aprender ha hacerlo sobre la marcha. Las personas inteligentes pueden pensar sin tener que aprender a hacerlo. Otras no pueden, otras no pueden hagan lo que hagan ¿Cuál es problema?

Por que pensar, es la cualidad humana por excelencia. Porque la habilidad para pensar, hacer planes, tomar iniciativas, resolver problemas, abrirnos a las oportunidades y desarrollar nuestro camino hacia delante.

Porque sin la habilidad de pensar, somos como un corcho flotando en una corriente, sin control sobre nuestro destino.

Porque pensar es divertido y se puede desfrutar con ello, si aprendemos cómo hacerlo, porque el pensamiento y la inteligencia son dos cosas distintas. La inteligencia es como los caballos de potencia de un vehículo. Pensar es como la habilidad del conductor. Hay muchas personas muy inteligentes que no son buenas pensadoras y quedan atrapadas en la trampa de la inteligencia. Hay muchas personas menos inteligentes, que han desarrollado un alto grado de capacidad de pensamiento.

Porque pensar es una habilidad que se puede aprender, practicar y desarrollar. Pero hemos de querer desarrollarla.

Para montar en bicicleta o conducir un automóvil, es necesario aprender.

Porque la educación tradicional en la escuela y la universidad sólo enseñan un aspecto del pensamiento.

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