Los Transgénicos y las Barreras Ideológicas

El Gobierno pone trabas políticas hasta en materias científicas

La Academia Pontificia para las Ciencias –organismo dependiente del Vaticano, de carácter más bien discreto y de poca figuración pública- ha dejado filtrar recientemente a la prensa internacional la idea predominante en su seno, en el sentido de que los productos transgénicos no son intrínsecamente malos. Más aun, pueden ser una herramienta poderosa para subsanar los déficits alimenticios que afectan a una porción importante de la población mundial.

Los alimentos transgénicos son aquellos que resultan de la alteración o manipulación de los genes de ciertos vegetales o animales, de modo de dar origen a un producto que tiene un mapa genético distinto al común de los individuos de su especie. Se trata, desde un cierto punto de vista, de generar una especie diferente a las que han existido desde los orígenes de la vida en nuestro planeta. Obviamente, el objetivo de estos nuevos productos transgénicos, es aumentar la productividad de ciertos rubros alimenticios, así como incrementar su contenido proteico, o elevar su resistencia a climas adversos o a ciertas plagas frecuente, entre otras características.

VENEZUELA ESTANCADA

El peligro que los productos transgénicos presentan dice relación con su efecto sobre los equilibrios de los actuales sistemas agroecológicos, en la medida en que la introducción masiva de una nueva especie debe afectar –en un sentido o en una magnitud todavía no bien conocida- la vida, la sobrevivencia o las características de las especies actualmente existentes. También persisten dudas sobre las consecuencias que los productos transgénicos puedan tener sobre la salud humana. Se trata indudablemente de dudas o inquietudes legítimas, pero que deben resolverse por la vía de la propia investigación científica, y no por la vía de cerrarse en forma total y absoluta a explorar una perspectiva tecnológica que puede ser sumamente prometedora para toda la humanidad. Hay que detectar y contrarrestar las eventuales peligrosidades de los productos transgénicos, y aprovechar todo lo que ellos tienen de revolucionarios para efectos de la alimentación de la especie humana.

En Venezuela, el Presidente Hugo Chávez hizo en 2004 una serie de declaraciones negativas en contra de la producción de alimentos transgénicos, y esas declaraciones fueron tomadas como una política oficial, que ha impedido el desarrollo de la investigación y la producción correspondiente, aun cuando no su consumo, pues una buena parte de los muchos alimentos importados que se consumen en Venezuela son de origen transgénico.

La producción de alimentos transgénicos avanza y se desarrolla lenta pero inexorablemente en el mundo contemporáneo. Quedarse atrás de este prometedor desarrollo tecnológico es casi condenarse a exhibir por décadas una posición subordinada y dependiente en los mercados internacionales, donde tendremos que recurrir para proveernos de los alimentos que necesitamos y que nos negamos a producir con las técnicas que la humanidad contemporánea coloca a disposición.

LA TECNOLOGíA

La tecnología agrícola de vanguardia no es hoy en día ni el tractor ni el fertilizante, como lo fueron en la década del 50 o del 60. Pretender que con esas herramientas se puede poner al campo venezolano a competir con la producción de Estados Unidos, de Argentina o de Brasil, es vivir con 50 años de atraso tecnológico. La tecnología agropecuaria de vanguardia es básicamente la biotecnología y la agricultura de precisión, campo este último en que se aprovecha intensamente el uso de satélites y de otros sensores y técnicas de medición, así como de los computadores y de los programas correspondientes, para estudiar las variaciones de los diferentes factores que afectan los cultivos, y tomar las decisiones más eficientes casi en tiempo real.

Parece, curiosamente, que determinados dogmas ideológicos -que se han enraizado en ciertos sectores del país- son más fieros adversarios de lo nuevo, hoy en día, que los puntos de vista que tienen raíces en la teología o en la cosmogonía de base religiosa.

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