Mande Comandante, que yo obedezco

Ud. representa la solución a todos los males, el freno a todos los vicios: al egoísmo, al individualismo, al consumismo, por lo que a todos exijo igualmente, que sumisos también, se postren a sus órdenes.

Ellos representan la vanguardia de la revolución, hombres y mujeres de mentalidad científica, solo creen en la razón, en el partido, en la revolución, en el comandante supremo, no cree en Dios, pero, eso sí,  se relacionan con el comandante supremo como si este lo fuera, sus ideas y propuestas no requieren ser debatidas o discutidas, simplemente se imponen – condicionados, como están, para obedecer la línea del partido, del líder–

Para ellos la mayoría es inconsciente, manipulable e ignorante: el partido, el comandante eterno, debe e su inmensa sabiduría interpretar los intereses de las masas, y estas deben seguirlos y obedecerlos. En ese sentido el voto directo y secreto tiene que abolirse, como expresión perversa, de la democracia burguesa.

Esa es la lógica que inspira a los partidos, anti capitalistas y socialistas, mientras más socialistas, más tenderán a esta lógica. Lo fue así en el partido Nacional Socialista Alemán, de Hitler, donde este era algo más que Dios. En el partido comunista de las Repúblicas Socialistas, de Lenin y Stalin, donde se les rendía culto como a ningún santo, en el mundo católico. O en el Partido  Socialista Único de Venezuela, de Chávez, donde hasta una versión del “Padre Nuestro” se le dedico

Amparados en la razón, que supone les asiste, los peores crímenes, las peores atrocidades se han cometido, asesinatos en masa, genocidios, de decenas de millones. Sin contar las hambrunas, la escasez, de alimentos, de medicinas, los continuos apagones y la falta de agua; entre tantas otras carencias. Sin que por ello la vanguardia, los sacerdotes de la nueva fe, dejen de cuadrarse, ante el líder supremo, con cierta arrogancia y total desvergüenza, al grito de – mande comandante, que yo obedezco—.

Por otra parte también en los partidos socialdemócratas, los llamados socialistas democráticos, menos socialistas y por ello un poco más democráticos, pero aun en ellos se puede notar el autoritarismo de los secretarios generales, actúan como si fueran los dueños de los mismos, escogen a dedo a los candidatos de sus partidos, internamente todos deben obedecerles y adularles.

El país necesita no sólo un revocatorio, necesita una constituyente para limitar los poderes presidenciales, los poderes de las elites políticas. Para empoderar a los ciudadanos, a la bases de los partidos, a través del voto directo y secreto. Para garantizar parlamentarios escogidos en elecciones primarias. Para tener fiscales del ministerio público de las regiones, electos en elecciones populares. Para que el gobierno no pueda tener bajo su control medios de comunicación, ni pueda encadenarlos. Toca entonces repensar el país, bajo esta nueva óptica.

“Así ha dicho Jehová: maldito aquel que confía en el hombre Jeremías 17:5

…. Raúl Zapata C.: 3669126 [email protected] tlf: 0414-815.1929 Contador público egresado de loa UDO, posgrado en Estudios Avanzados en gobernabilidad y Gerencia Pública egresado de la UCAB y Diplomado en Mercadeo  egresado de la U. Metropolitana