Manual de supervivencia para viajes largos en avión

Síndrome de la clase turista
Con esa denominación se conoce popularmente a la Trombosis Venosa Profunda (TVP), es decir la patología que provoca la formación de coágulos de sangre en las extremidades inferiores. Los síntomas (dolor, edema, coloración cutánea anormal, prominencia de las venas superficiales) se pueden sentir durante el vuelo, en el aterrizaje o días después de la llegada a destino.

Las embarazadas, ancianos, fumadores, personas que tienen problemas circulatorios y quienes sufren una Enfermedad Obstructiva Crónica (EPOC) o insuficiencia cardiaca constituyen la población con mayor riesgo de sufrir TVP, y deben consultar con su médico antes de viajar.

Durante el vuelo es recomendable no usar ropa ajustada ni colocar paquetes que le impidan estirar las piernas. Hay que evitar ingerir alcohol y café pero debe tomar agua para evitar la deshidratación y que la sangre se espese. De igual forma puede realizar algunos ejercicios sencillos como levantar la punta del pie con energía, apoyando el talón del piso, y mover los dedos por unos segundos. Cada una o dos horas de un poseo por el avión. Si a pesar de estas recomendaciones siente dolor, tiene hinchazón y respira con dificultad solicite un médico.

Jet lag o desfase horario
El jet lag consiste es una desincronización de nuestro sistema circadiano (ritmo biológico normal). Se produce cuando en el destino se da una diferencia horaria de al menos 6 horas respecto al lugar de origen. Para minimizar sus efectos se recomienda:

· Acostarse temprano antes de viajar, durante un par de días si va a viajar hacia el este; si el viaje es hacia el oeste vaya a dormir más tarde durante el mismo período de tiempo.

· Las pastillas para dormir de acción corta pueden ser de ayuda para conciliar el sueño durante el viaje, pero sólo deben usarse siguiendo recomendaciones médicas y no deben tomarse de forma habitual el riesgo de desarrollar porque pudiera aumentar el riesgo de desarrollar una trombosis venosa profunda.

· Intente dormir cada 24 horas el mismo tiempo que duerme habitualmente. Es necesario un bloque mínimo de 4 horas de sueño, conocido como sueño de soporte, durante la noche local para que el reloj corporal interno pueda adaptarse a la nueva zona horaria.

· El ciclo de luz y oscuridad es uno de los factores más importantes para fijar el reloj corporal interno. La exposición a la luz diurna en el destino generalmente ayuda a adaptarse.

· Tras un vuelo hacia el oeste es recomendable permanecer despierto mientras haya luz solar en el destino y tratar de dormir cuando anochezca. Tras un vuelo hacia el este se recomienda permanecer despierto, pero evitando la luz solar brillante de la mañana y permanecer en casa el mayor tiempo posible por la tarde (para evitar precisamente la luz).

Problemas en los oídos
Los cambios de presión en el despegue y el aterrizaje pueden ser un problema para los odios. Para evitar esta molestia es recomendable mantener una fuerte espiración con la nariz y la boca cerrada (Maniobra de Valsava). Los niños pequeños no pueden hacerlo, así que si comen y evitan dormir mientras el avión despega o aterriza la molestia en los odios disminuye. Un chupón para los bebés o un chicle para los más grandes también puede ayudar.

Las personas con infecciones en los oídos, nariz o senos deben ser más precavidas porque pudieran tener dificultades para igual la diferencia de presión y sentir dolor, así que es recomendable consultar al médico.

Fuente: Revista Consumer Erosky