Miguel Cabrera, predestinado a la grandeza

En la noche del 22 de Octubre de 2003, hace casi 9 años, se produjo el cuarto juego de la Serie Mundial entre los poderos Yankis de Nueva York y los modestos Marlins de Florida que, por cierto, habían llegado a al cita máxima vía comodín. La serie estaba a favor de los Bombarderos de Manhattan, 2-1. En la fresca noche del Pro Player Stadium un joven de apenas 20 años fue al bate frente a Roger Clemens, el archifamoso y contundente “Cohete”, después de un turno de antología donde no podía pasarlo, ya que el novato chocaba la bola de foul y se defendía en el plato como el tigre que ya parecía ser, la futura estrella le largó a un atónito Clemens un descomunal batazo por la mano contraria que cayó, luego de describir una meteórica parábola, en la tribunas del jardín derecho. Miguel, un novato, un bisoño, un pichoncito, le sacaba la bola y volteaba la serie a favor de Florida, a la quintaesencia del pitcheo de los orgullosos Mulos. Este episodio lo relata, con prosa salpicada del sabor que es marca en su personalidad, Oswaldo Guillén. (El Universal, sábado 6 de Octubre de 2012):

“Nunca olvido aquel turno de la Serie Mundial de 2003 ante Roger Clemens. Le dije: «Te va a acercar un pitcheo al cuerpo para intimidarte, pero después va a querer pasarte con una recta por el medio». Ustedes saben la historia. Clemens le acercó el pitcheo, Miguel no se inmutó, y al siguiente lanzamiento, se la sacó. La pelota todavía la están buscando.”

Así comenzó una gesta que ha tenido un fulgurante cenit el pasado 3 de Octubre con la conquista de un trilogía de campeonatos de liga que no se obtenía en simultáneo desde hace 45 años, época en la que no había nacido este espectacular bateador que es Miguel Cabrera.

Como, acertadamente, afirmó en su edición del 4 de Octubre el Correo del Caroní, en las últimas cuatro décadas y media han desfilado grandes figuras del madero por las Grandes Ligas como Mike Schmidt, Reggie Jackson, Kirby Pucket, Dick Allen, Frank Thomas, Alfonso Soriano, Ken Griffey Jr., Eddie Murray, Carl Ripken, Albert Pujols y Joy Votto, por nombrar algunos. Ninguno de ellos lo logró, ninguno estuvo a milímetros de esta singular meta. Ello hace aún más gigantesca esta hazaña deportiva del “jovencito de Maracay” que no se arredró frente al fornido Clemens aquella lejana noche de buenos augurios.

Ganar la Triple Corona, alcanzar 377 bases en una zafra requiere de contacto, poder, constancia, suerte de encontrar gente en base para impulsar y, sobre todo, de fe en sí mismo. Estos factores hicieron feliz conjunción para regalarnos un Triple Coronado, el primero de Venezuela y de Latinoamérica.

¡¡¡Venezuela rinde homenaje a este excepcional toletero!!!

Miguel, es definitivamente un predestinado a la grandeza en el béisbol.

¡¡¡Grande, Miguel!!!

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