*Miguel Rodríguez: ¿qué dice? *

(A propósito de la megacrisis venezolana)

Wilfredo Briceño

*A modo de introducción*

1991. Acompañe al Gobernador Rafael Rosales Peña a una reunión con el Ministro de Cordiplan, puesto que por la entrada de unos flujos de ingresos extraordinarios debido a un aumento en el precio del petróleo respecto al fijado en el Presupuesto Fiscal, el Gobierno del Presidente Carlos Andrés, había ideado un Plan de Obras Públicas a ejecutarse en las entidades federales; Rosales Peña, como buen gobernador, y por su muy buena amistad con el Presidente Pérez, se presentó con el Ministro Rodríguez, con el objetivo, proyectos en mano, de conseguir una cantidad de recursos superior a lo que le correspondía a Barinas. Hice la exposición técnica. Al yo concluir Rosales hizo una exposición, ahora con claro acento político, pues, algunas eran, incluso, obras públicas para las que se solicitaba financiamiento que constituían promesas que el presidente Pérez había hecho en la campaña electoral. El ministro Rodríguez fue enfático en señalar que eso no era posible. Que el patrón de distribución de esos recursos era según se asignaba el Situado Constitucional, es decir, conforme a la población de cada Estado y su rol era vigilar que así se procediera. En un País que se gobierne civilizadamente, tal cosa no es de asombrar. Pero en uno, de tanta fragilidad institucional como el nuestro es distinto. Muy distinto, para ser más exacto.

*Alberto Herrera*

Lo conocí cuando fui el Director General de Secretaría del ministro Felipe Gómez Álvarez; Felipe, el más completo científico del agro venezolano, le tenía especial afecto a Alberto, a quien llamaba cariñosamente, negro, y de quien decía, que en él se reúne la extraña coincidencia de capacidad con honestidad. El amigo Alberto, me mandó un par de días atrás un enlace donde el Dr. Miguel Rodríguez, expone su visión sobre la crisis económica venezolana. La vi. 2 horas 50 minutos. Mi lectura sobre la misma se resume en lo que a continuación señalo:

*¿Que dijo Miguel Rodríguez? *

Creo, modestamente, que la referida exposición, bien puede resumirse, en las 6 ideas fuerzas siguientes:

 1) El País requiere mucho más que un Plan de Ajustes y de un Plan de Estabilización.  Venezuela exige un Plan de Desarrollo. Precisemos conceptos. Se entiende en Economía por Plan de Ajustes uno que contemple un programa de reducción del gasto y/o de desviación del gasto, con el propósito de restablecer situaciones deseadas de equilibrio en variables macroeconómicas claves. Y por Plan de Estabilización uno que acerque el nivel de producción sobre, o lo más cerca posible al nivel de Pleno Empleo en el uso de los factores de producción. Cuando Miguel Rodríguez habla de un Plan de Desarrollo, significa que, sí, debemos ajustar y estabilizar la economía venezolana, pero *con dirección*; no es asunto de crecer, el asunto es crecer con la garantía que se logre sobre bases que le confieran sostenibilidad en el tiempo, determinando desarrollo, según el contenido de este vocablo en las Ciencias Sociales.

2) En el corto plazo el grueso de las preocupaciones en lo económico debe centrarse en la erradicación de la hiperinflación. A esos fines, explica con un asombroso nivel de detalles, la hiperinflación alemana de 1922, la brasileña que derrotó Fernando Henrique Cardoso y la crisis chilena. Más que relatos sobre crisis económicas vividas por otras Naciones, creo, que lo esencial de esa larga parte de la exposición son las grandes lecciones de *lo que no debe hacerse nunca en la gestión de una política macroeconómica* para no sufrir los embates de graves desequilibrios económicos inducidos por mal uso de las herramientas que provee la teoría económica.

Sostiene que para vencer la hiperinflación venezolana lo esencial es fijar la tasa de cambio a un nivel que el Banco Central pueda defender, para lo cual debe disponer de unas reservas internacionales con ese exclusivo fin. Dicha tasa fija de cambio no debe modificarse por unos años, mientras se erradican de los actores formadores de precios las expectativas inflacionistas, puesto que, en todo país con alta inflación, es la Tasa de Cambio la que marca la formación de los precios, acompañada, claro está, dicha tasa de cambio fija por la eliminación de toda financiación de déficit fiscal con emisiones de dinero inorgánico y con un Plan para equilibrar el Presupuesto Fiscal en un plazo no mayor a 5 años. Agrega, que, estabilizados los precios, la tasa de cambio debe ser siempre competitiva, pues es imprescindible construir una economía altamente diversificada. No lo dice, pero sé infiere, que la tasa de cambio, al tener totalmente controlada la inflación, debe ser flexible, modificándose según varíen los precios internos respecto al comportamiento de los precios en nuestros socios comerciales a fin de evitar situaciones de sobrevaluación de la moneda interna, dando al traste con el objetivo de diversificar la economía. 

3) Somos un País petrolero y estamos condenados a serlo a pesar del actual colapso de la industria petrolera nacional. Señala con meridiana claridad el error histórico de la política petrolera nacional. Fuimos y somos un País que nunca -salvo el proceso de apertura que inició Andrés Sosa Pietri, en el segundo gobierno de CAP- se planteó en serio producir la mayor cantidad de petróleo posible. Error que lamentaremos puesto que el mundo se tomó muy en serio la sustitución de combustibles fósiles por fuentes alternas de energía.

Toda la generación del 28 del siglo XX venezolano padeció de esa falta de visión sobre el activo más importante de País, reconociendo, sus aciertos en esta área, sobre todo, lo relativo a las luchas que posibilitaron la progresividad en la mejora de la participación fiscal en los proventos del petróleo.

Aboga por una apertura total al capital foráneo para relanzar la industria petrolera nacional.

4) Financiamiento y reestructuración de la deuda pública externa. Calcula que requeriremos para relanzar la economía en dinero fresco unos 100.000 mil millones de dólares, que deben provenir, esencialmente de los organismos multilaterales- Fondo Monetario, Banco Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo- y, bilaterales; paralelamente, pronunciarse por una reducción significativa de la deuda pública externa. Recuerda que en CAP II la reducción fue de 70 %. El País debe plantearse una reducción de 90 % y diferir pago por concepto de amortización de deuda al menos por 5 años.

5) Educación y Salud son 2 de los grandes retos a cumplir si queremos graduarnos de Nación civilizada en un futuro. Estima que a ambos estratégicos sectores debe destinarse el 18 % del PIB. La magnitud de ese financiamiento viene dada por una doble razón: a) lo inmensamente relevante que son para el futuro y la vida, b) la intensidad de la crisis que actualmente atraviesan. Describe la situación de crisis total de la Universidad Venezolana como de la infraestructura sanitaria del País.

6) No basta que se defina un buen programa económico. No es suficiente. Se requiere de hombres y mujeres probadamente honestas y capaces. Su hincapié en este punto es casi religioso.

Las crisis de países de las regiones las asocia, en buena medida, con liderazgos políticos débiles, razón por la cual carecen de la fuerza para imponer medidas impopulares pero necesarias. La explicación del inicio de la crisis venezolana en 1980 por la ineptitud del equipo que acompañó a Luis Herrera Campins, además por la incomprensión del presidente sobre la naturaleza del *momentum* luego del 2 boom petrolero por la caída del Sha Reza Palevi es la mejor que he escuchado o leído sobre tan neurálgico aspecto de nuestra reciente historia, que, en buena medida, explica el ascenso de Chávez y la desgracia que padecemos actualmente como sociedad.

La política de «enfriar» la economía porque estaba recalentada, que fue la definición macro que configuró la política económica de Luis Herrera, en momentos que se vivía el segundo boom petrolero, constituye uno de los grandes desaciertos económicos cometidos en el País. La explicación de Rodríguez es magistral. En economía se dice que una economía está recalentada cuando se opera por debajo de la tasa natural de desempleo, término último éste acuñado por Milton Friedman en 1968 que significa, un nivel de desempleo que tratar de bajarlo mediante expansiones fiscales o monetarios implota los precios. Y Leopoldo Díaz Bruzual, presidente del Banco Central, profundizó el error a terrenos casi insondables al ejecutar una política antiinflacionaria basada en la «quema» de parte de las reservas internacionales; postuló, que al BCV vender divisas pues, achicaba la oferta monetaria -cosa que es cierto-, y, menos dinero circulando mitigaba el alza de los precios. La fuga de capitales, léase dólares fue exorbitante. Algo así como prenderle fuego a la casa para matar las ratas que están allí.

*Mi opinión sobre la conferencia* Impecable. Simplemente: impecable.

*A modo de conclusión*

Domingo Alberto Rangel, amigo de CAP, diputado 2 veces al Congreso Nacional, siendo Miguel Rodríguez candidato Presidencial me invitó a Socopó de Barinas, puesto que el candidato, tendría un acto político en esa localidad. Gustosamente acepté la invitación. Almorzamos los tres. Domingo me presentó como un experto en la «cosa» agrícola – que no es cierto, sólo rasguño el tema por tantos años al lado de Felipe Gómez Álvarez-, mientras Miguel Rodríguez comía le expuse lo que consideraba los errores de la Política Agrícola que se implementó entre 1989-1993, expresado en un bajón grueso en la superficie cosechada, entre otros indicadores claves, cuando concluí, me miró, y señaló: «se nos pasó la mano con el sector agrícola».

Si los venezolanos hubiésemos votado por Miguel Rodríguez, que diferente sería nuestro presente. Los pueblos si se equivocan. Y mucho. La misma historia de barrabas y Jesús. A los pueblos les cuesta identificar su mejor opción. Claro, lo cierto, es que cada sociedad es, después de todo, reflejo directo de lo que está hecha, y allí los valores y la formación juegan un rol muy relevante. Definitorio diría yo.