Un modelo alternativo para Venezuela

La crisis en la que se encuentra sumida Venezuela, y que se ha profundizado en los últimos cuatro años; urge para su superación de un nuevo modelo económico. Los indicadores económicos sociales dan fe de la gravedad de la situación, profundizándose este  deterioro del país en este último año.

Según cifras del BCV,  AN y fuentes no oficiales;  el Producto Interno Bruto (PIB) pudiera reducirse en un 10%, cayendo por cuarto año consecutivo.

Las importaciones totales y por habitante, así como el consumo de los hogares sufrirán una merma importante, el PIB per cápita alcanzará el -11.2%, el consumo privado real p/c sufrirá una variación del -12%.

La tasa de inflación se situará entre 650-750%; significativa es la tasa de inflación esperada para alimentos y bebidas no alcohólicas, la cual se proyecta entre un 1150-1200%.

En cuanto a las reservas monetarias internacionales llegan a su nivel más bajo con un valor de 9.000 millones de dólares. Toda esta situación puede empeorar si el precio y la producción de petróleo continúan a la baja como ha sido su tendencia desde el año 2014. El flujo neto de divisas tiene un déficit de 11.000 millones de dólares,  haciéndose bastante difícil cumplir con los compromisos del pago de deuda externa, realizar importaciones, etc; por lo que el gobierno nacional está recurriendo a la venta y empeño de activos financieros con grandes descuentos.

Todos estos indicadores económicos hablan de una economía devastada; con un aparato productivo desmantelado, una agricultura en franco retroceso que hace depender la dieta del venezolano cada vez más de las importaciones, hipotecando de esta manera la soberanía alimentaria, un sector comercio y de servicios  en una crónica recesión lo cual ha conllevado al cierre de un elevado porcentaje de establecimientos con el consiguiente incremento del desempleo.

La situación de deterioro del sector agroalimentario, en los últimos diez y ocho años ha sido de las más graves en toda la vida republicana del país. Esta crisis se manifiesta en un decrecimiento sistemático y continuo de la producción agropecuaria, la cual puede ser atribuida a la baja rentabilidad, la inseguridad jurídica de los bienes y personas, escasez de insumos, bajos niveles productivos y deterioro del parque de maquinaria agrícola.

La producción agroindustrial también ha sufrido un dramático descenso como resultado de los controles de precio, baja rentabilidad y productividad, retraso tecnológico, restricciones al mercado de divisas, inseguridad jurídica, ausentismo laboral, y deterioro del sistema eléctrico nacional.

Como se mencionó anteriormente, el consumo de alimentos se ha visto afectado por los problemas de escasez, elevados índices de inflación y desabastecimiento generados por las erráticas políticas impuestas por un modelo altamente centralizado e intervencionista.

Toda esta situación conlleva a que se realice una exhaustiva revisión del modelo económico, para el logro del reimpulso de la economía y del sector agroalimentario en particular; abordando la problemática agroalimentaria de manera integral, considerando todos los elementos que conforman la cadena agroalimentaria

En cuanto al sector industrial, este tampoco escapa al deterioro generalizado del país. Las expropiaciones de fábricas y empresas productivas, así como la intervención del estado en actividades productivas, forzaron a la quiebra al sector manufacturero, por lo que hoy se importa lo que antes se producía y se exportaban excedentes.

Para el año 1998 existían en el país unas 15.700 empresas manufactureras, hoy apenas subsisten unas 6.500 empresas. Esta situación ha agravado la situación de desempleo y el decrecimiento del PIB.

Existe una paralización de la industria pesada, automotriz, ligera, eléctrica, cemento y sus derivados, petroquímica con la producción de fertilizantes, plásticos, y productos químicos intermedios. Así mismo la industria del hierro y el acero, la del aluminio; las cuales formaban un tejido industrial vertical y horizontal; todas desmanteladas y hoy en día somos importadores de las materias primas y de materiales.

La industria automotriz trabaja apenas al 10% de su capacidad instalada. En lo referente a la industria farmacéutica carece de materias primas y confronta enormes deudas con sus casas matrices, por lo que la producción de medicamentos se ha reducido al mínimo; con el consiguiente desabastecimiento y escasez que en algunos momentos ha llegado al 95%.

El país pasó de un modelo de sustitución de importaciones a un modelo extractivo, primario exportador. Modelo, incapaz de articularse con los sectores de la producción, incluyendo la agricultura; así como de procesar y darle valor agregado a los inmensos recursos naturales, mineros, petroleros, acuíferos, carboníferos, y gasíferos en función del empleo de la población y ofrecer garantía para su desarrollo y contribuir al progreso y bienestar social.

Las consecuencias y efectos en la población no se han hecho esperar; en lo social, se aprecia un empobrecimiento creciente de la misma, elevados índices de desnutrición, provocada por la escasez, desabastecimiento y una pérdida alarmante del poder adquisitivo.

Existe también una crisis en la salud, así vemos como han regresado enfermedades endémicas  que se creían erradicadas, aumento de la mortalidad infantil, provocada por la falta de medicamentos y de insumos en hospitales y farmacias; deterioro de la infraestructura hospitalaria, condiciones de insalubridad en los hospitales, deserción de personal médico especializado; entre otros.

La educación también ha sufrido los embates de esta crisis, reflejándose en los elevados índices de deserción estudiantil quienes abandonan por hambre, y por tener que salir a buscar el sustento familiar. Igualmente sucede con los educadores quienes abandonan por diversas razones, entre las que destaca los bajos niveles salariales percibidos.

La infraestructura escolar presenta elevados niveles de deterioro, y abandono, deficientes servicios públicos y condiciones de insalubridad, que obstaculizan el acto educativo.

El fenómeno de la migración que ha llevada a la salida del país de miles de jóvenes que no teniendo oportunidades, buscan su desarrollo en otras latitudes.

Por otro lado se tiene el aumento del desempleo formal y un crecimiento del empleo informal.

La infraestructura vial sin mantenimiento, existencia de un parque automotor obsoleto y deteriorado que ha conllevado a una crisis del transporte público, agravada por la falta de repuestos y los elevados costos de estos.

Todo esto conforma un cuadro de crisis de una profunda gravedad que afecta la vida del venezolano en todos sus ámbitos, que demanda un dramático ¨golpe de timón¨.

Citando al venezolano Ricardo Hausmann (uno de los treinta economistas más influyentes del mundo): ¨Venezuela es la catástrofe humana más grande que se ha generado en período de paz. Atendiendo a las estadísticas económicas, algo tan grave como lo que está pasando en Venezuela ha ocurrido en muy pocos momentos de la historia, y menos en momentos de paz¨.

La situación de crisis configurada en los últimos años requiere de un cambio de modelo y de actores políticos. El modelo rentista populista es el responsable de la crisis económica, social, educativa y de salud. Se ha carecido de un cuerpo sistemático, coherente y orgánico de políticas públicas.

A lo largo de este tiempo se han implementado medidas de políticas aisladas, que en vez de darle solución a los ingentes problemas que aquejan a los actores sociales y económicos, por el contrario han contribuido a agravarlos.

Las políticas populistas han envilecido al ciudadano, haciéndolo un sujeto dependiente de las dádivas del estado. Modelo que prevalece desde hace mucho tiempo, pero que ya se encuentra agotado, y se hace necesario un giro hacia otra propuesta que active la economía, pero que también enaltezca la condición del ciudadano.

El proyecto del siglo XXI,  fue vendido como una esperanza de redención de los desposeídos; al final del día, ellos resultaron ser las víctimas de este proyecto.

Para salir de la crisis no es suficiente resolver los asuntos concernientes  a  los equilibrios macroeconómicos; hay que atender con urgencia la problemática que afecta a la economía real. Es decir del sector industrial, agrícola, comercial y de servicio. Más importante aún, atender de manera eficiente y eficaz las necesidades del hombre, sujeto y objeto del desarrollo.

Requerimos de un modelo que integre de manera armónica y orgánica una  política económica que privilegie el mercado, la competencia, pero al mismo tiempo una política social que regule la primera.

Este modelo se debe fundar en valores éticos, definidos como  trascendentales y universales; entre otros, respeto a la dignidad humana, el bien común, y la solidaridad, para alcanzar un sistema económico al servicio del hombre

Este modelo debe tener como principios la libre competencia, la estabilidad monetaria con un valor único fijo, la moneda bajo responsabilidad de un banco central independiente del gobierno.

Libre acceso a los mercados, eliminar todo tipo de barreras. Libertad contractual, propiedad privada con función social, referida a que la propiedad privada de los medios esté subordinada al principio de destino universal de los bienes.

La búsqueda del beneficio económico guardando valores éticos como el bien común, la moderación, y la responsabilidad ambiental. Consistencia y constancia de la política económica, la que debe garantizar el bienestar de todos los actores sociales. En fin, un modelo que tenga como norte al hombre como sujeto y objeto del desarrollo.

La situación país descrita previamente, nos lleva como Academia a permanecer atentos y continuar desarrollando propuestas y pronunciamientos; que no persiguen un fin distinto al de contribuir, desde la provincia, al desarrollo y bienestar del país y de sus ciudadanos.

A tal fin, el nuevo equipo directivo se propone desarrollar un programa de actividades orientado a hacernos sentir como corporación intermedia en la sociedad; apegados al artículo 2º de la Ley de creación de nuestra academia que a letra dice: ¨La Academia tendrá por objeto contribuir al desarrollo de las ciencias económicas y al estudio de la economía regional y nacional¨

Para darle cumplimiento a este artículo que nos compromete con la academia, la región y el país, nos proponemos como equipo:

· Promover la investigación y difusión de la actividad científica de nuestros académicos; para lo cual promoveremos alianzas estratégicas con instituciones de educación superior, centros de investigación, otras academias nacionales y regionales; y organizaciones gremiales de carácter económico y social; especialmente con el Colegio de Economistas del Estado Zulia.

· Desarrollar  eventos académicos que estimulen el debate y discusión de la actualidad económica, política y social a nivel regional, local, nacional, e internacional.

· Crear la revista electrónica, el boletín y la página web de la academia como espacios para la difusión del quehacer científico de los académicos, y las actividades desarrolladas por esta academia

· Instaurar  la medalla de la ACEEZ para reconocer a los economistas destacados en la investigación científica, y en el desempeño de posiciones importantes a nivel regional y nacional; y otras consideraciones que acuerde la asamblea de individuos de número

· Establecer el premio a la mejor tesis de pregrado de la escuela de economía de nuestra facultad, la maestría en Macroeconomía, mención Política Económica; así como también a la mejor tesis del Programa de doctorado en Ciencias Económicas, ambas pertenecientes a la División de Estudios para Graduados de FCES.

Los criterios y consideraciones para otorgar tales reconocimientos quedarán a criterio de las comisiones nombradas a tal efecto, por la asamblea de individuos de número. Todo esto en aras de promover la excelencia en el estudio,  investigación y promoción de la ciencia económica.

· Diversificar las fuentes de ingresos para sufragar las distintas actividades de la Academia.

· Por último, procurar el acercamiento y fraternidad entre los miembros de la academia a través de actividades sociales y culturales.

En nombre de la nueva junta directiva quiero expresar nuestro agradecimiento a los colegas académicos, quienes han depositado en nosotros la responsabilidad de la conducción de la Academia para los próximos dos años.

Asumimos este compromiso con humildad, voluntad y entusiasmo, para continuar la brillante labor de las directivas que nos precedieron. No los defraudaremos.

Finalizo  citando al gran líder que fue Néstor Mandela: ¨La gloria no está en no caerse, sino en caerse y  levantarse¨; y VENEZUELA SE LEVANTARÁ.

Muchas Gracias.

Palabras juramentación Junta Directiva (2017-2019) – Acad. Douglas Romero nuevo Presidente de La Academia de Ciencias Económicas del Estado Zulia.
Maracaibo, 13 de septiembre de 2017.

ACEEZ