Víctor Rojas – Ya es hora de culminar la etapa correspondiente a la nominación de las candidaturas de la oposición a las elecciones del 26 de septiembre, y terminar con los preparativos para el arranque de la campaña electoral, incluidas aquí las respuestas a las fraudulentas inhabilitaciones dispuestas por el gobierno. Sin embargo, habría una última cosa que comentar sobre las maneras de proceder de la M.U.D.
En el caso de la solución a la controversia por las postulaciones en el estado Miranda, se actuó de una manera inapropiada: para satisfacer las justificadas aspiraciones de Enrique Mendoza se le adjudicó, además del encabezamiento de la lista por dicho estado, la postulación como principal en el circuito Nº 2 de la misma circunscripción, en reemplazo del Comisario Simonovis, contraviniendo la decisión de los electores de ese circuito que habían votado por María Corina Machado y Carlos Vecchio. La mesa debió, sin lugar a dudas, reconocer como candidato al señor Vecchio.
Las causas para actuar de esa manera, se pueden ubicar en atávicos procedimientos de la política, que dan la espalda al colectivo para satisfacer intereses particulares o de grupo. Ese tipo de procederes, reñidos con principios éticos que la sociedad reclama, contribuyen a la aparición en la escena política de demagogos de la estirpe de Hugo Chávez.
Pero hay más: cuando la Mesa presenta la solución a la problemática vimos a Julio Borges, en actitud de sacrificio, cediendo el primer puesto de la lista a Mendoza. Aunque, al habérsele otorgado a este ultimo (sin razón) dos postulaciones, para Borges nada había cambiado, pues en la práctica seguía siendo el primero de la lista, por el sacrificio aplicado en el circuito a Vecchio (circuito seguro para la oposición). Basta saber ¿qué le estarán cobrando a éste o al grupo al que pertenece? Afortunadamente, los dirigentes afectados han reaccionado inteligentemente, anteponiendo los intereses del país a los de su grupo. Queda por ver cómo reaccionarán los otros afectados; nos referimos a los electores.
Evidentemente que la forma de hacer política en Venezuela, en particular en el campo opositor, tiene que cambiar. Porque actitudes como las descritas, típicas del burocratismo partidista, a las que se podrían agregar las negativas a realizar primarias para todas las postulaciones y asistir a las elecciones con una tarjeta unitaria (pensando que ambas propuestas eran inconvenientes para algunos partidos), perjudican las posibilidades de triunfo de la oposición e influyen de manera determinante en la pérdida de oportunidades para la reconquista del poder.
Al respecto, sabemos que no son todos los políticos los que incurren en esas prácticas, y que hay una lucha interna por hacer prevalecer formas incluyentes, honestas, modernas y democráticas en el ejercicio de la política. Esta falta de visión y de ética en algunos, es la causa por la que en nuestras latitudes ocurren los fenómenos de los regresos sorpresivos: cuando regímenes funestos, como el de Chávez, son desplazados del poder y al pasar el tiempo regresan, por el fracaso de sus sustitutos.
La conducta de la dirigencia política para conseguir la consolidación de la democracia y el bienestar colectivo, y así evitar regresos indeseados, debe ser trabajar en plena sintonía con la colectividad, con programas apropiados a largo plazo, ejecutados con honestidad, eficiencia y transparencia; y, sobre todo, con responsabilidad frente a las leyes y los electores.
La recuperación de la Ética en el ejercicio de la política, influenciará positivamente a la sociedad en su conjunto y abrirá espacio para el reencuentro nacional, como derrota de las políticas de odio y resentimiento, que nos han hecho perder casi 12 años de nuestra historia. Ese encuentro democrático permitirá, dejar en el pasado a los burocratismos autoritarios de ambos lados y despejar el camino para una alternativa diferente de progreso y desarrollo; de plena vigencia de los derechos humanos .Es decir, abrir las puertas del siglo XXI para nuestro maltratado pueblo.
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