Muerte Súbita: ¿Casualidad o Causalidad?

Siempre se ha dicho que la práctica de cualquier actividad deportiva, puede generar ciertos riesgos físicos para el atleta y en otros casos hasta psicológicos. Claro esta que, hay algunos deportes que por su propia naturaleza, se pueden catalogar como un factor de anomalías físicas o enfermedades graves para un deportista; por ejemplo, las disciplina de contacto físico o los deportes extremos. Sin embargo, en los últimos tiempos, deportes como el fútbol, han servido de escenario para demostrar que, las lesiones que se pueden sufrir en el campo de juego, pueden ir más allá de un simple esguince o fracturas de rodillas, si no hasta la misma muerte súbita.

La muerte súbita en el fútbol, parece surgir como una epidemia que se ha desarrollado entre los futbolistas, dejando a su paso muchas interrogantes, sobre los distintos factores que pudieran ser considerados como causales de esta lamentable situación. Y es que, la muerte de un atleta joven y aparentemente sano, deja en estado de shock a deportistas, directivos, fanáticos y médicos, más si esto ocurre cuando se practica el deporte.
La reciente muerte del jugador del Sevilla F. C., Antonio Puerta, poco después de desmayarse durante un partido de la primera división, la cual se debió, a un fallo múltiple de órganos provocado por insuficiencia cardíaca prolongada, hizo poner en el tapete, el debate de como debe ser el análisis físico de un deportista antes de comenzar un partido o porque no, antes de iniciar una carrera profesional.
De esta manera surgen las preguntas ¿Estas muertes son pura casualidad? ¿O los médicos de los clubes no están prestando la debida atención a estos problemas?… El doctor Marco Antonio Flores Samayoa, director del Instituto Mexicano de Medicina del Deporte y Actividad Física, IMMEDAF, en una entrevista ofrecida recientemente a la BBC de Londres en el programa “BBC Ciencia”, dijo; «Creo que se trata de una coincidencia. Si tomamos en cuenta los millones de personas que practican fútbol profesionalmente, en la primera como en las segundas y terceras divisiones, nos damos cuenta de que la incidencia es mínima. Para este experto la muerte súbita de estos deportistas tiene varias explicaciones probables; «Pueden ser arritmias cardiacas, como fibrilación ventricular o taquicardia ventricular. Otra causa principal es la cardiomiopatía hipertrófica, que es una enfermedad del músculo cardíaco que causa el agrandamiento de algunas partes del corazón. Cuando el corazón se agranda es incapaz de bombear suficiente sangre y oxígeno al resto del cuerpo y puede ocasionar desde perturbaciones en el ritmo cardiaco hasta un paro. Este trastorno ocurre principalmente en deportes que requieren mucha exigencia -afirma el médico- principalmente los de predominio anaeróbico. El gran problema es que los grandes equipos -que ganan millones- invierten muy poco en sus servicios médicos»..
Sin embargo, después de la muerte de Antonio Puerta, han surgido nuevos casos, como por ejemplo, el del zambiano Chaswe Nsofwa, jugador de 27 años de un club de segunda división en Israel, que falleció pocos minutos después de colapsarse durante un partido de práctica en Beerscheba, en el sur del país; el ecuatoriano de 21 años Jairo Andrés Nazareno, jugador del Chimborazo FC, sufrió un paro cardiaco y murió poco después de disputar un partido de la tercera división; ese mismo día se informó de otra muerte en España, la de Ángel Arenales en Huesca, lo que nos pone a pensar que algo anda mal y que no es pura casualidad.
De esta forma se hace imperioso y necesario, que los diferentes clubes y entes relacionados con el deporte rey tomen cartas en el asunto, pues cada día observamos con estupor como este tipo de muerte tan repentina e inesperada, enluta al mundo del deporte. Esto debe preocupar a todos los involucrados, con la finalidad de corregir y atacar de alguna manera este problema, que para muchos expertos es una mera coincidencia y aunque es verdad que el porcentaje de muertes es mínimo comparado con el número de personas que practican fútbol, no menos cierto afirmar que, una o dos muerte son coincidencia, cuatro ó cinco pueden llegar a ser una estadística.

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