Mujeres trabajadoras en el mundo

AZUCENA GARCÍA – Las mujeres trabajadoras impulsan el desarrollo. Pese a que no siempre tienen sus derechos reconocidos, luchan por su futuro y el de sus familias, de las que en muchos casos son el motor económico. Cooperativas de mujeres, matronas, madres que enseñan a otras a aprovechar mejor los alimentos, trabajadoras sanitarias que luchan contra el sida… En el Día Internacional de la Mujer, en este artículo se repasan distintas iniciativas abanderadas por ellas, historias que no siempre se conocen, pero que sobre todo hoy, se reconocen.

En el Día Internacional de la Mujer se destacan cifras relacionadas con falta de derechos, injusticia, violencia, desigualdad… Y es que ellas son las más perjudicadas por estas situaciones. Dos terceras partes de las personas analfabetas de todo el mundo son mujeres, dos millones sufren abuso sexual y comercio humano cada año y buena parte son víctimas de discriminación en el acceso al trabajo o en sus condiciones laborales. Así lo recuerda Manos Unidas durante esta jornada, si bien destaca que «la mujer es protagonista fundamental del desarrollo de los países del Sur». Los siguientes son algunos ejemplos.

Mujeres que luchan contra el sida

Prevenir el sida para que no se contagie de madres a hijos. Este es el reto de Médicos Sin Fronteras (MSF), que administra tratamiento a las mujeres embarazadas VIH-positivas. La constancia de ellas es la clave que ha conseguido que el tratamiento sea efectivo y las tasas de niños con sida se reduzcan. Las madres sufren al pensar que sus hijos pueden nacer con la enfermedad, por lo que es fundamental ayudarles para evitarlo. «Es muy importante contar nuestra historia», subraya Sithandazile, que tuvo a su hija «libre del virus» gracias a este programa.

En ocasiones, las mujeres andan dos horas hasta el centro de salud donde reciben atención médica.
Otras veces se convierten en «madres tutoras», que asesoran a otras mujeres en la misma circunstancia para evitar la transmisión de la enfermedad a sus hijos. «Tras recibir una formación específica, se dedican a ayudar e informar a las mujeres de su localidad sobre las prácticas correctas y el tratamiento para la prevención», señala MSF. Esta formación la imparten a menudo mujeres seropositivas, que saben lo que significa la enfermedad y sus consecuencias.

También conocen sus efectos decenas de jóvenes huérfanos debido al VIH. MSF destaca que «son los hijos de la llamada generación perdida», que en algunos casos incluso ellos mismos son portadores del virus. Por su parte, las trabajadoras que combaten la enfermedad se encargan de realizar la prueba del VIH, animar a las mujeres a iniciar los tratamientos para evitar la transmisión y, en el caso de las comadronas, «controlan que las madres con el VIH se registren en el programa, sigan el tratamiento y realicen adecuadamente los controles antes y después del parto».

Cooperativas de comercio justo de mujeres

Hace 20 años, en Manila, se pusieron en marcha los talleres de Nazaret para luchar contra la explotación de las mujeres en Filipinas, «en diversas multinacionales del sector textil y electrónico». Hoy en día, recuerdan desde Fundación Taller de Solidaridad, esta iniciativa da trabajo a casi 200 mujeres en seis talleres.

Quienes acuden a ellos reciben formación, se benefician de servicios de crédito o forman parte de un programa de vivienda. Pero además, se fomenta su participación. Las trabajadoras tienen voz en la toma de decisiones de diferentes aspectos «relacionados con la producción y la marcha del taller, consultándoles cuando hay grandes pedidos o cuando se trata de variar los diseños». Entre los productos que realizan destacan artículos textiles y de merchandising, como mochilas, bolsos o ropa deportiva, pero los productos más demandados son los uniformes laborales, para escuelas y facultades, así como las bolsas reutilizables.

En Bangladesh, CORR-The Jute Works es una organización de artesanos, en su mayoría mujeres de zonas rurales o slums, indígenas, refugiadas o con discapacidad. «Una parte de los ingresos por la venta de los productos se guarda para el desarrollo de programas educativos, sanitarios y un fondo de préstamos», explica la Coordinadora Estatal de Comercio Justo.

En la actualidad, CORR-The Jute Works se compone de 220 cooperativas, que trabajan de manera autónoma y suponen en total 4.856 mujeres y 160 hombres, distribuidos en 16 distritos. Cada empleado realiza una labor de acuerdo a sus habilidades y recibe un salario justo.

Formación de matronas para reducir la mortalidad infantil

Las matronas evitan en muchos casos la muerte de las madres y de sus hijos

«Las matronas son importantísimas para que el niño sobreviva», sentencia Save the Children. Por este motivo lanzó la campaña mundial «Todos Contamos». Su objetivo es reducir la tasa de mortalidad infantil. Para ello, se reconoce la importancia de estas trabajadoras sanitarias. Iniciada en 2009, esta es la mayor campaña en la historia de STC lanzada en todo el mundo. Entre otras cuestiones, se alerta de la falta de matronas y se las forma para atender en el parto, ya que cada año 48 millones de mujeres tienen a sus bebés sin nadie preparado a su alrededor en estas tareas.

Las matronas evitan en muchos casos la muerte de las madres y de sus hijos. Debido a su ausencia en el momento del parto, cada año fallecen 358.000 mujeres y más de 800.000 niños. Afganistán y Nigeria son dos lugares que conocen bien su importancia. STC trabaja en el primero por ser uno de los lugares de mayor riesgo para las mujeres embarazadas y los niños, con las mayores tasas de mortalidad en ambos casos. El incremento de los centros de formación de matronas ha permitido instruir a unas 2.400 y hasta 400 más se forman cada año. STC gestiona uno de estos centros. En Nigeria, las matronas recién formadas, en paro y jubiladas actúan en las comunidades rurales. En total, son más de 2.600 hasta el momento y una población atendida de 10,7 millones de personas.

Mujeres que difunden su saber

De receptoras a protagonistas. World Vision detecta las destrezas de las mujeres en materias como la nutrición, la lactancia materna o el cultivo de hortalizas y las ayuda a ponerlas al servicio de todas las mujeres de la comunidad. Uno de estos proyectos se denomina «Olla Común», surgido del seguimiento médico realizado a niños de varias comunidades. Tras detectarse que, pese a tener acceso a los mismos alimentos, en ocasiones algunos menores tienen problemas de desnutrición, mientras que otros no, se pensó en poner en marcha esta propuesta.

El funcionamiento es sencillo, según explica World Vision: «Las madres que saben sacar el máximo provecho de los alimentos con los que cuentan convocan a sus vecinas en torno a la cocina y comparten con ellas sus recetas y prácticas culinarias». De este modo, todas las mujeres, con los mismos alimentos, mejoran de forma notable la nutrición de sus hijos. En comunidades rurales e indígenas de Bolivia y Guatemala, más de 200 madres han participado en estas iniciativas, así como en varias comunidades de Malí.

Mujeres en espacios públicos

El movimiento de mujeres en India se ha traducido en la igualdad de derechos en la Constitución y en el sufragio universal. Surgido a finales de los setenta y principio de los ochenta, es crítico con el patriarcado y el modelo de desarrollo basado en la industrialización. Pese a sus esfuerzos, recuerda Montse Ortiz, responsable de Género de la Fundación Vicente Ferrer, «el movimiento de mujeres y los movimientos sociales no han sido capaces de movilizar a más mujeres y hombres para presionar al Gobierno para que tome medidas dirigidas a eliminar la violencia de género y los feminicidios, a erradicar el analfabetismo e incrementar la participación de las mujeres en el mercado laboral, a erradicar los abortos selectivos en función del sexo y a reducir la mortalidad materna». Sin embargo, esta organización destaca su trabajo y defiende su participación «en la arena política donde se toman las decisiones» para lograr una transformación social real.

La pobreza tiene rostro de mujer

En esta jornada se recuerda que la pobreza tiene rostro de mujer. Intermón Oxfam señala que esto ocurre, incluso, cuando se dan las condiciones para que su situación mejore. En este día recalca que «cada segundo se consumen en todo el mundo 95 toneladas de chocolate» y las ventas han aumentado. Sin embargo, esto «no se ha traducido en una vida mejor para los más de 5,5 millones de pequeños agricultores que en la actualidad producen cacao», en buena parte mujeres, que viven por debajo del umbral de la pobreza. Muchas mujeres que trabajan en plantaciones de cacao reciben un salario inferior al de sus compañeros, «si es que reciben alguno», rara vez son propietarias de la tierra, muchas sufren acoso y discriminación en el trabajo, tienen dificultades para acceder a formación agrícola y financiera y apenas consiguen obtener crédito o préstamos.

Misiones Salesianas aprovecha para destacar que las mujeres «aportan dos terceras partes de las horas de trabajo y solo poseen el 1% de los medios de producción». Es imprescindible romper este círculo, darles oportunidades, voz y presencia para que reúnan apoyos y visibilidad. Es esencial para que, en todo el mundo, las mujeres dejen de tener solo obligaciones y se conviertan, como los hombres, en portadoras de derechos.

Fuente: http://www.consumer.es/web/es/solidaridad/proyectos_y_campanas/2013/03/08/216072.php