Musicoterapia y su repercusión en el Crecimiento Personal

Mientras se nos da la oportunidad de estar, de seguir viviendo, debemos saber aprovechar todas aquellas herramientas, terapias, que el crecimiento personal ha desarrollado.

Justamente una de gran aportación en pro de alcanzar ese nivel de crecimiento, que nos favorezca mientras permanecemos acá, es lo concerniente a la musicoterapia, que como se sabe es la utilización de la música y/o de sus elementos, (sonido, ritmo, melodía y armonía), por un Musicoterapeuta calificado, con un paciente o grupo, en un proceso destinado a facilitar y promover comunicación, aprendizaje, movilización, expresión, organización u otros objetivos terapéuticos relevantes, a fin de asistir a las necesidades físicas, psíquicas, sociales y cognitivas.

Nos recuerda Cecilia Barrios, en un escrito sobre el tema, que se considere, que la musicoterapia lleva ya muchos años de estudio e investigación. Existe mucha bibliografía y documentación sobre su utilización y beneficios en diversos ámbitos de trabajo, principalmente en inglés. La profesión se ve contaminada por un uso excesivo dentro de sectores, que nada tienen que ver con la musicoterapia en sí. La musicoterapia no es magia ni tiene que ver con esoterismo, astrología o actividades psíquicas. Es cierto que durante las sesiones se dan situaciones que, en parte tienen, que ver con el aspecto espiritual de todo ser humano. No obstante, es necesario destacar, con el debido respeto a todas las profesiones, que el musicoterapeuta es un profesional que se relaciona e instruye en los ámbitos de la salud, la psicología, la música, técnicas artísticas, en planificación didáctica y que tiene un código ético que cumplir. Generalmente, no hace uso de CD´s curativos, mágicos o promueve recetas que darán a la persona la fórmula mágica para alcanzar la felicidad o el bienestar físico y emocional. La musicoterapia es una terapia complementaria más y el musicoterapeuta un instrumento al servicio de las personas. El logro de los objetivos sólo se alcanza cumpliendo procesos, trabajando duro y en equipo con otros profesionales de la salud, la psiquiatría, el arte y la educación. No existen músicas mágicas.

La escuela de Educación Mental al respecto señala, que la Musicoterapia busca descubrir potenciales y/o restituir funciones del individuo para que el/ella alcance una mejor organización intra y/o interpersonal y, consecuentemente, una mejor calidad de vida. A través de la prevención y rehabilitación en un tratamiento.

La música es, de todas las artes, la más integradora y socializadora. Reúne a personas de distintas raíces, proclama la libertad de los pueblos, se une con otras culturas musicales y formas de expresión creando nuevos modelos. La música es creatividad en sí misma. Es un medio que permite la cohesión entre individuos de diversas características, ofreciendo a cada uno de ellos un espacio propio dentro del grupo que lo hace único y necesario. La música es un lenguaje de comunicación entendido por todos. Llega a lo más profundo de las personas transfiriendo en ellas un sentimiento, una vivencia, una idea que, de una manera u otra, provoca un movimiento interno en el ser humano. Pero, bajo ningún punto de vista, lo deja indiferente.

La Musicoterapia es una psicoterapia creativa e innovadora que nos permite llegar allá, donde la palabra no puede. Nos ayuda a crear espacios de expresión liberadores de emociones, contribuyendo al análisis de nuestros actos, tanto conscientes como inconscientes, y ayudando a encontrar las herramientas adecuadas para restituir y mejorar nuestra manera de afrontar la vida, tal y como nos toca vivirla.

Cecilia Barrios nos aporta que: “La Musicoterapia busca descubrir potenciales y/o restituir funciones del individuo para que él/ella alcance una mejor organización intra y/o interpersonal y, consecuentemente, una mejor calidad de vida. A través de la prevención y rehabilitación en un tratamiento.

Indica, que existen otras definiciones también interesantes; como la de Patxi Del Campo, quien hace referencia a la combinación de otras disciplinas relacionadas con la musicoterapia, como la psicología, educación especial, psiquiatría, psicoterapias, psicología de la música, acústica, psicoacústica, dotando así a la musicoterapia de un carácter, artístico-científico. Así Patxi afirma que: “como arte, tiene que ver con la subjetividad, la individualidad, la creatividad y la belleza” y que “como ciencia, tiene que ver con la objetividad, colectividad, replicabilidad y verdad…” Añade a éstos elementos el carácter interpersonal del proceso. Concluyendo así, en una fusión que permite al individuo expresarse, liberarse y completarse, por medio del arte, el cual a su vez, es guiado y medido por la ciencia.

Se hace énfasis en señalar, que se considere, que hacer música, jugar con música o simplemente escuchar todo tipo de músicas, no constituye en sí, un tratamiento musicoterapéutico. El tratamiento terapéutico es un “proceso” que se establece entre el terapeuta y el usuario. No se puede hablar de tratamiento en una sola sesión de musicoterapia. Debe establecerse un vínculo entre terapeuta y paciente, en donde primero hay una toma de contacto y, poco a poco, surge la confianza del usuario hacia el profesional y hacia las actividades que realiza. Esta interacción se sucede en el tiempo y con la incorporación de muchos elementos y ya no sólo dentro del plano musical.

De aquí que Kenneth Bruscia defina a la musicoterapia como un “proceso sistemático” Si estas condiciones se dan y el tratamiento se sucede en tiempo, el determinar se considerará su finalización cuando:
• Se hayan logrado los objetivos propuestos.
• El usuario ya no se beneficie de las sesiones.
• Por diversos motivos, la asistencia no sea posible.
• El centro, institución o empresa, finalice su actividad.

Nos agrega Barrios, que se tenga presente, que cuando se procede a finalizar un tratamiento, si el musicoterapeuta está al tanto, se sugiere preparar al paciente para una despedida, con la finalidad de no causar angustia, dolor o perjudicar de alguna manera al usuario. Como se dijo al comienzo de este tema, los lazos afectivos y de confianza que se establecen entre individuo/s y terapeuta son muy fuertes, y un mal final, puede estropear todo el tratamiento realizado, dando como resultado una persona dañada. Ámbitos en los que interviene un musicoterapeuta Los ámbitos de aplicación son extensos y a medida que pasa el tiempo, son más lo campos que se van abriendo para poner en práctica la terapia. Algunos ámbitos de actuación del musicoterapeuta pueden ser:

• Salud mental.
• Educación Especial.
• Psiquiatría infantil y adolescente.
• Geriatría.
• Drogodependencias.
• Minusvalías neurológicas: parálisis cerebral, lesión cerebral, epilepsia, entre otras.
• Con enfermos terminales, en todo lo referente al acompañamiento en la muerte.
• Grupos de personas con HIV.
• Inmigración.
• Centros de rehabilitación e inserción social.
• En las empresas, etc.

Estos son algunos de los campos a los que puede aplicarse la musicoterapia; no obstante, la lista puede ser mucho más amplia, abarcando todos aquellos espacios y sectores que necesiten de personas con vocación de servicio y la calificación debidamente acreditada, para acompañar y contribuir en el desarrollo de las personas.

Definitivamente, es válido cuando se comenta, que en nuestros días es reconocido el efecto del arte sonoro sobre la salud, en sus dos vertientes, física y psíquica; aun dudando de su capacidad curativa, no se puede negar su acción mitigadora de ciertas dolencias del cuerpo y del alma. Tanto es así, que el desarrollo de la musicoterapia como ciencia es una realidad que, aunque no de largo alcance en nuestro medio, ha ido ganando adeptos entre los profesionales de la medicina, que han podido comprobar, en sí mismos o en terceros, los beneficios de determinadas piezas musicales, vocales e instrumentales, en particulares desajustes corporales y mentales. El poder de la música, con sus limitaciones, se reconoce entonces como una gran terapia.

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