Nuevas Profesiones

Es increíble lo que hoy día podemos ver en el tiempo que esperamos cambie el semáforo en las esquinas de avenidas y calles: se venden mapas, cargadores de celulares, jugueticos, bolsos para ropa sucia, cd´s, libros infantiles para dibujar, etc. Cuanto juego hay de cualquier tipo; encontramos desde gorras, llaveros, franelas, afiches, banderas, pitos y ahora, ¡perinolas!

En época de elecciones, hay desde las sillas para las colas, las banderas, gorras de cualquier tolda política. Y en los sitios de las colas, hay desde desayunos, tortas, agua, refrescos, café, helados, chucherías. Cada quien en su tarantín o debajo de algún árbol.

Por las noches y fines de semana, entran en acción los que venden cachorros, espejos, pinturas, alfombras, dulces caseros, donas y cualquier otra cosa que se les pueda ocurrir.

¿Por qué está sucediendo esto? No existe otra explicación mejor que el desempleo, tanto en las clases desposeídas, como en la clase media. Hoy vemos como, profesionales egresados de nuestras universidades, bien tienen empleos de “nuevas profesiones”, como taxistas, vendedores, por ejemplo; o en mejor de los casos, se van al exterior en busca de mejores oportunidades de trabajo y de vida.

Se fugan los cerebros jóvenes, con ganas de trabajar, con aspiraciones de formar un hogar, de contar con su trabajo para progresar y, de esa manera, obtener su bienestar, sustento y prosperidad.

Hoy día, es difícil explicarles a los jóvenes que estudien cada vez más, para forjarse un futuro digno; si lo que ellos ven es otra cosa: graduarse de desempleado y donde, además, “ser rico es malo”.

Otra disyuntiva que enfrentan nuestros jóvenes, y no tan jóvenes, es el no reconocimiento a los estudios para superarse, como los postgrados, especialidades, las investigaciones presentadas, “la meritocracia”. Hoy privan otros detalles, menos académicos, pero si más provechosos.

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