Nuevos comentarios sobre las Tendencias Mundiales de la Tecnociencia

A raíz del fin de la Guerra Fría y de los déficits presupuestarios, todos los países industrializados han reducido las inversiones públicas en I+D (Investigación más desarrollo) y no sostienen ya sin reservas el apoyo a la investigación fundamental.

Son sobre todo las nuevas condiciones de la competencia mundial, la batalla por la competitividad y los éxitos tecnológicos de Japón y otros países del sudeste asiático los que conducen a concentrar los esfuerzos I+D en políticas industriales antes que en políticas científicas, con el objetivo de producir innovaciones. "A pesar de los centenares de miles de dólares invertidos en la investigación militar, los Estados Unidos han perdido su liderazgo tecnológico en numerosas áreas. Y a pesar de la limitación de sus gastos en el área de defensa, Japón lleva ventaja creciente en la producción de innovaciones duales, accesibles a la vez al mercado civil y al mercado militar".

Es de esperar, sin embargo, que la "Guerra Económica" no conduzca a los laboratorios e industrias privadas a tomar el relevo de las cuantiosas inversiones públicas. Esto podría llevar en los próximos años a un descenso en el presupuesto de I+D. Se ha pronosticado, por ejemplo, que el presupuesto de I+D de Estados Unidos podría descender en más de un tercio en los próximos siete años.

También se observan cambios profundos en la I+D industrial. Al parecer, los grandes programas a largo plazo en laboratorios grandes y centralizados pertenecen al pasado.  La dinámica del mercado "es el motor implacable de la I+D industrial" (Nichols y Ratchford, 1996.) Los ciclos de vida de los productos siguen acortándose y las firmas no sólo tienen que innovar mejor, sino más rápido. En los laboratorios de las empresas esto se traduce por plazos cada vez más cortos para la I+D y un proyecto de tres años, por ejemplo, se considera a plazo muy largo. Las empresas no pueden hacer toda la investigación que necesitan y buscan fuentes de tecnologías externas mediante alianzas con otras empresas, participando en consorcios de I+D, promoviendo la cooperación universidad– industria, entre otras.

Un ejemplo del papel de las empresas: en Japón se estima que casi el 50% de los posgrados son organizados dentro de las grandes empresas. En Estados Unidos han proliferado las universidades corporativas, por ejemplo la Motorola del sector electrónico.

Una tercera tendencia se aprecia en el cambio profundo que experimentan las políticas en ciencia y tecnología. En el período posterior a la Segunda Guerra Mundial las políticas científicas y tecnológicas de los países más avanzados del occidente, han experimentado cambios muy importantes. Aproximadamente entre fines de los años 40 y comienzos de los 60 puede hablarse del desarrollo de Políticas para la Ciencia. Las experiencias de la II Guerra y la nueva realidad de la guerra fría condicionaron las políticas públicas en este terreno. Los modelos exitosos eran los grandes proyectos de los tiempos bélicos (Manhattan, el radar u otros semejantes). Se pensaba que la concentración de grandes recursos estatales en programas y laboratorios de gran envergadura proporcionarían éxitos comparables en otras esferas.

La química y sobre todo la física, eran las ramas privilegiadas. La física nuclear y la energía nuclear recibían mayor atención que las tecnologías u objetos civiles. El poderío militar y el prestigio nacional eran los que básicamente justificaban las grandes inversiones y se asumía que la I+D militar generaría directa e indirectamente productos y procesos útiles para las ramas civiles de la economía.

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Fuente:  

http://www.monografias.com/trabajos49/tendencias-tecnociencia/tendencias-tecnociencia2.shtml#ixzz2LAB1wUjH