Obama, solo ante la Historia

Obama comenzó su mandato bajo el signo de la “Obamamanía”, fenómeno sociológico que logrará que una persona sin experiencia ni ideario político conocido se convierta en icono de masas, insufle vientos de cambios y devuelva la ilusión y la esperanza a una sociedad americana hundida en la recesión, con lacerantes desigualdades sociales y una significativa erosión de su imagen en el mundo, tras los sangrantes episodios de vulneración de los Derechos Humanos en Irak y Guantánamo.

Pérdida de la batalla de la comunicación: Figuras claves del equipo político, económico y de seguridad nacional del presidente, han decidido salir de Washington, en momentos en que ha bajado la popularidad de Obama en las encuestas y en vísperas de las elecciones de “medio término”.

La cadena de renuncias incluye, la salida del jefe de gabinete de la Casa Blanca Rahm Emanuel, el Consejero para la Seguridad Nacional, James Jones, el jefe de Presupuesto, Peter Orszag, el director de Inteligencia Nacional, Dennis Blair y el principal asesor económico de la administración, Larry Summers, además de David Axelrod, ingeniero de la plataforma multimedia que lo encumbró a la presidencia.

La razón es, que la Casa Blanca habría perdido totalmente la batalla mediática frente al “caos revolutum”, impuesto por los medios de comunicación dominantes (mainstream media), de lo que sería paradigma, el hecho de que sólo un 34% de los estadounidenses, es capaz de identificar a Obama como cristiano, (según un sondeo elaborado por el Pew Research Center) y existe incluso un movimiento, llamado «birther», que se dedica a propagar la idea de que la partida de nacimiento de Obama es falsa, y que su acceso a la presidencia es resultado de una oscura conspiración.

En el terreno político, el ciudadano sería incapaz de valorar hoy los beneficios de la Ley de la Reforma de la Sanidad, que daría cobertura sanitaria a más de 30 millones de personas sin seguro médico y habría acabado viendo esta iniciativa, como “un costosísimo proyecto que destruirá el estilo de vida estadounidense”, al tiempo que el electorado latino, estaría dolorosamente harto, por las leyes xenófobas aprobadas por Estados como Arizona y por el retraso «sine die» del Proyecto de Ley sobre Inmigración, proyecto que buscaría una mayor igualdad y protección de derechos civiles y laborales, tanto para los nacidos en el país, como para los que obtengan el derecho de residencia.
Pulso con el lobby financiero: Tras la creación de un regulador del «riesgo sistémico», por la Administración Obama que intentaría reducir los poderes del regulador bursátil estadounidense (SEC), (otorgando más poder a la Reserva Federal) y la Promulgación de la Ley contra Abusos bancarios en las Tarjetas de Crédito, Obama prosiguió su particular “cruzada” contra la Banca, con la Implementación de un nuevo gravamen a la Banca.

El nuevo gravamen, bautizado como «tasa de responsabilidad en la crisis financiera», permitirá recaudar unos 90.000 millones de dólares en diez años y se aplicará a las 50 mayores entidades financieras que operan en el país, entre bancos, aseguradoras e intermediarios financieros, con el objetivo de recuperar el dinero público aportado en el TARP, (que costará finalmente unos 120.000 millones).

La propuesta de Obama, coincidió con un creciente descontento público, por las cuantiosas bonificaciones que los bancos están pagando a sus ejecutivos (bonus) y por el hecho de que no hayan suspendido el pago de dividendos, a los accionistas en un entorno de crisis económica y alto desempleo (así, mientras el beneficio de las entidades financieras habría caído un 20%, la retribución a los empleados del sector se ha incrementado un 23%), siendo perentoria la necesidad de una hoja de ruta para amortizar el rescate.
Tras esta medida (tildada por la Banca de «populista») y complementada con la implementación de incentivos fiscales para las empresas, la desgravación fiscal para I+D, la nueva partida de 50.000 millones de dólares en inversión en infraestructuras y la postrer decisión de Obama, de finiquitar las ventajas fiscales para los más ricos (2% de la población), subyacería la necesidad de Obama, de incrementar su popularidad entre el electorado americano.

En vísperas de las elecciones de “medio término”, para renovar el Congreso y un tercio del Senado el próximo 2 de Noviembre, (además de un tercio de los Gobernadores entre los que se encuentran los cinco Estados de mayor población del país : California, Nueva York, Florida, Illinois y Texas), apenas un 42% de los estadounidenses, aprueba la gestión de Obama como presidente, (la más baja desde que inició su mandato con un 68% de aceptación), según un nuevo sondeo realizado por CNN/Opinion Research Corporation, pudiendo revivirse la Crisis del Acero (Kennedy, abril 1962), que privaría a Obama del apoyo del lobby financiero, pero que aumentaría su popularidad entre las clases medias del país.

Pulso Obama-AIPAC: La AIPAC sería el más influyente grupo de presión pro-ísraelí en EEUU, pues cuenta con más de 100.000 miembros (150 de ellos, dedicados exclusivamente a presionar al Congreso, a la Casa Blanca y todos los organismos administrativos, en la toma de decisiones políticas que puedan afectar a los intereses del Estado de Israel) y Netanyahu acudió a Washington, con el objetivo de lograr su ayuda para que convenzan a Obama, de que contener los planes nucleares de Irán, es en estos momentos mucho más importante que frenar los asentamientos judíos.

Hillary Clinton, tras un sonoro desencuentro mediático con Netanyahu, declaró en la misma reunión del AIPAC, que «los nuevos asentamientos en Jerusalén Este o en Cisjordania, socavan la confianza mutua y amenazan las conversaciones de paz», quedando instaurada la ceremonia del desencuentro de la Administración Obama con la AIPAC.

Finalmente, tras la suspensión “sine die” de las embrionarias conversaciones de paz entre Netanyahu y Abbas, el Ministerio de Vivienda de Israel, ha dado a conocer una lista de 3.500 nuevos permisos de construcción, autorizados en todo el país, entre los que se incluyen casi 240 viviendas en Jerusalén Este, según indica el diario ‘Haaretz’, con lo que Obama se verá así obligado a implicarse activamente en la apertura de un nuevo Proceso de Paz en Oriente Próximo, con el objetivo de establecer las bases para la creación del futuro Estado Palestino (previo reconocimiento del Estado de Israel por parte palestina) y que podría concluir con la firma de un Tratado de Paz entre el Primer Ministro israelí Benjamin Netanyahu y el nuevo Presidente de la Autoridad Palestina, que sería el representante del nuevo Gobierno de Unidad, que surgiría tras la inevitable aproximación de Hamas y Al Fatah.
Dicho Acuerdo contaría con las bendiciones políticas de Egipto, Rusia, Siria e Irán y como colaboradores económicos necesarios en la reconstrucción de Gaza a Arabia Saudí, EEUU, UE, Japón, y Emiratos Árabes, (con un costo aproximado de 2.000 millones de $) y debería ser global y vinculante para todos los países del área geopolítica de Oriente Próximo y lograr la instauración de un nuevo “status quo” en la zona, previa resolución del contencioso nuclear con Irán y el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos países.

El pulso con el Pentágono: El secretario de Defensa, Robert Gates, anunció recientemente que dejará su cargo el 2011, lo que aunado con la salida del Consejero para la Seguridad Nacional, James Jones, (encargado de consensuar las divergentes posturas de la Casa Blanca y el Pentágono sobre Afganistán), han dejado en evidencia las diferencias irreconciliables, entre el Pentágono y el Comandante en Jefe, Presidente Obama.

Los primeros desencuentros tuvieron lugar a finales del 2009, cuando Obama envió otros 30.000 soldados al frente afgano y a continuación y sin consultar con la escala de mando, dictó la temeraria orden de retirada de tropas de Afganistán a partir de julio de 2011, mientras el Pentágono proseguía con la defensa de un incremento notable de tropas y la implementación de la nueva estrategia contrainsurgente, del entonces todavía Comandante de la Fuerza Internacional de la Asistencia a la Seguridad de Afganistán (ISAF), general Stanley McChrystal.

El siguiente paso en la ceremonia del desencuentro Obama-Pentágono, tuvo lugar con la fulminante destitución de McChrystal, tras haberse sincerado con el periodista de Rolling Stone, Michael Hastings y su sustitución por el general Petraeus, sin duda el general más reputado del ejército estadounidense. El máximo responsable de las fuerzas internacionales en Afganistán, el general David Petraeus, sería contrario a la “estrategia de salida” de Obama, (cuya fecha de inicio sería julio de 2011), siendo partidario de un notable incremento de fuerzas (Estados Unidos y la OTAN tienen más de 121 mil efectivos en Afganistán, cifra que se elevará a 150 mil en agosto, en el marco de una estrategia para contrarrestar en el 2011 la ofensiva de los talibanes).

La CIA contaría además, con informes que confirmarían el inicio de la ayuda militar rusa, (asesores militares, logística e información de los satélites-espías) a las milicias talibanes de Afganistán, en su lucha contra las fuerzas de la ISAF allí desplegadas, con el objetivo de alargar el conflicto y aliado con la falta de liquidez monetaria de los aliados europeos, lograr su gradual retirada de Afganistán antes del 2012 dejando en soledad a EEUU.

Convendría recordar, que cuando irrumpieron en el tablero afgano los talibán, (milicia ultraintegrista procedente de las madrazas deobandis del norte de Pakistán), el Presidente Karzai dispuso lo necesario, para facilitarles el control de las ciudades en las regiones de influencia popalzai, ya que pese a su fanatismo religioso, los consideraba como una milicia de hombres virtuosos, que buscaban pacificar un país sumido en los desmanes de los numerosos señores de la guerra, por lo que la CIA, habría iniciado la búsqueda de un sustituto a Karzai, al no gozar ya de su confianza.

Así, mediante una operación de propaganda orquestada por la CIA, sería acusado del inicio de conversaciones secretas, que tendrían como mediador a su hermano Ahmed Wali, para la gestación de un Gobierno de Coalición islamista entre pastunes y talibanes (con el objetivo de conseguir en unas elecciones anticipadas, la legitimación democrática en las urnas en el horizonte del 2011 y proceder a la creación de la República Islámica de Afganistán), lo que exigiría la retirada de las tropas de EEUU y la consecuente pérdida de presencia en un país considerado por el alto mando de EEUU, «como pieza geoestratégica vital», en el rompecabezas del Oriente Medio.

Por todo ello, no sería descartable la creación de un ambiente propicio al golpe de Estado y posterior derrocamiento de Karzai, reviviendo uno de los aspectos más oscuros de la política exterior de Kennedy, (el derrocamiento y asesinato del presidente survietnamita Diem, (1963) y el posterior incremento de su apoyo militar a Vietnam, acelerando la escalada que llevaría a los Estados Unidos, a un callejón sin salida.

Para evitar una peligrosa “vietnamización del conflicto”, Obama podría ordenar al Pentágono la retirada progresiva de tropas de Afganistán, decisión que difícilmente será compartida por su vicepresidente Biden, ni por el Pentágono, por lo que no sería descartable, la gestación de una trama endógena, que podría terminar por reeditar el Magnicidio de Texas (Kennedy, 1.963).

[email protected]