OCUPACION Y DESOCUPACION: NADA QUE CELEBRAR

Recientemente en Chile han salido en la prensa nacional informaciones tendientes a mostrar que el empleo se ha recuperado en el transcurso de este año, llegando a estar en iguales o mejores condiciones que las que existían hace dos años atrás, cuando comenzó la fase más aguda de la crisis económica, sanitaria y política que caracterizó al año 2020.

Pero la realidad de las cosas muestra que no hay nada que celebrar. Según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadísticas, INE, la cantidad de ocupados en el trimestre que va de diciembre del 2019 a febrero del 2020, fue de 9.063,37 personas. En el mismo período de los años 2021 y 2022 – diciembre a febrero – que son los últimos publicados por el INE, la cantidad de ocupados ha descendido a 8.768,64 personas.  Aproximadamente 300 mil personas menos, a pesar de que la población ha aumentado en esos dos años por razones demográficas. No estamos, por lo tanto, igual que antes de la crisis. Estamos peor.

La fuerza de trabajo, que es la suma de los ocupados más los desocupados, también disminuyo, pasando, en los períodos señalados, separados por dos años, de 9.831,25 miles de personas, a 9.479,46 miles. Es decir, hay menos personas presentes en el mercado del trabajo, ya sea como ocupados o como desocupados. 

Las personas que están fuera de la fuerza de trabajo, es decir, las que están en edad de trabajar pero que no tienen trabajo ni están buscándolo, pasaron de 5.739,11 miles de personas a 6.537,96 miles. Es decir, hay aproximadamente 800 mil personas que son potencialmente activas, pero que se quedan en sus casas.

Dentro de los 8.768,64 ocupados se incluyen los que están laborando en condiciones de informalidad, que en los dos años considerados pasaron de 2.610,25 miles de personas a 2.438,92 miles, es decir, una disminución de aproximadamente 180 mil personas, que han dejado de estar en condiciones de informalidad, pero no porque hayan pasado a laborar en trabajos formales, sino porqué han pasado a ser parte de esa masa de personas que están fuera de la fuerza de trabajo. Eventualmente, en sus casas.

En síntesis, tenemos hoy en día menos ocupados, menos fuerza de trabajo, y más personas que pudiendo trabajar, se quedan en sus casas, a todo lo cual se suma una cantidad millonaria de ocupados informales.

Nada, absolutamente nada, de esta situación puede atribuirse al actual gobierno. Es herencia pura y simple. Pero es un problema muy serio y muy sentido por la población, cuya solución es parte de las expectativas que están presentes en el escenario político nacional. Es, por lo tanto, una tarea que tiene que enfrentarse con políticas muy fuertes de capacitación, de inversión y de creación de empleos.