Países Periféricos vs. Globalización

Si se analizara fríamente el desenvolvimiento de la Globalización a nivel mundial, podríamos darnos cuenta que el fin primordial es el de lucro sin parámetros y que las herramientas preferidas por las grandes transnacionales son el dinero, gobiernos y funcionarios corruptos y la supuesta ignorancia o indolencia de las sociedades locales.

Es común el poder apreciar en las sociedades de países en vías de desarrollo o sociedades periféricas, como graciosamente nos denominaran los países ricos, que el control de la economía formal se encuentra en manos de grupos muy reducidos que, obviamente, cubren los aspectos más importantes de la economía local, pero lógicamente en busca de su propio beneficio, sin importarles realmente las realidades de sus hermanos; y me refiero a los pobres, sistema propio del afán desmedido de ganar o lucrar sin miramientos ni sentimientos, manipulando los comportamientos a conveniencia del momento, cruda realidad difícil de entender en la época actual, donde debería primar el desarrollo inclusivo de abajo para arriba.

También es normal el poder apreciar que las leyes y regulaciones, mayoritariamente se dan para beneficio de estos pocos manejadores encubiertos del poder, sin criterios inteligentes de visión, buscando cristalizar en plazos inmediatos ganancias egoístas y muchas veces mal habidas; simplemente anteponiendo el interés personal del dinero fácil; los valores, considerados por los mismos como algo ya fuera de moda , dejando ese lastre atrás (al menos para esta gente) de lo que significa esa palabra casi borrosa en tiempos de sálvese quien pueda, denominada: Escrúpulo.

Si gente como tú o yo que deseamos un mundo mejor no sabemos hacernos respetar, comenzando por levantar nuestras voces en conjunto, para demostrar lo fuerte que somos, discrepando abierta como inteligentemente por nuestros derechos, haciéndolos respetar , nunca podremos lograr los cambios que una sociedad inteligente y honesta tendría derecho a disfrutar.

Bajo estas realidades de acuerdos internacionales, unos abiertos (pero mentirosos) y otros escondidos, sin análisis de profesionales honestos de por medio y (si los hubo) parametrados, definitivamente será muy difícil el poder combatir la extrema pobreza y la pobreza, misma que en lugar de retroceder y pese a cifras que ocultan las reales situaciones, van creciendo, tal cual animal de maldad sin un freno visible a la vista. Y más bien, por el contrario, alimentada sin control por las bestias del egoísmo, la avaricia y la ignorancia, bajo la paciente y cómplice mirada de la corrupción enquistada como cáncer maldito en todos los sectores que tengan que ver con el poder y lógicamente control de las sociedades locales, nacionales y mundiales.

Cuando bajo el disfraz de corderos, nos favorecen con la compra de materia prima sin ayudarnos a darle valor agregado, y después nos las retornan trasformada a un costo muchas veces más de su valor; y somos tan ciegos de no ver al lobo, estamos arriesgando nuestro futuro y el de nuestra descendencia, como también el futuro del país como tal.

Es muy difícil el poder entender los TLCs que se firmaron y seguramente se seguirán firmando con países que están en condiciones superiores al nuestro en tecnología, economía y lo peligroso; algunos de estos con hambre de ganar más a costa de lo que sea, en lugar de tener la visión en satisfacer necesidades. Y por esta situación, estos en especial de sumo riesgo para nuestra economía, ya que el concepto de reciprocidad se convierte en más para ellos que para nosotros, por no tener en cuenta que nuestra empresa mediana y grande en condiciones de afrontar esos tratados, no supera el 5%. Siendo este un análisis todavía bondadoso, sin pensar que el 95% restante de nuestro empresariado (MYPES), la mayoría informal, pagarán la factura de la incompetencia y miserable proceder de los Judas modernos, por el modelo económico que se nos obliga a adoptar por actitudes de la Globalización. Mismos que por pocas monedas, prácticamente están vendiendo a nuestro país a un nuevo dueño llamado Desgracia Global, misma que se encargará de hacernos entender esta situación por muchos pero muchos años y con un muy difícil camino de corrección, pero eso sí, no imposible.

Hagamos negocios: nadie puede estar en contra de ello, pero cambiemos las reglas. En lugar de dar solo materia prima, desarrollemos valor agregado, convirtamos a los países desarrollados en socios estratégicos, que nos proporcionen tecnología, capital y después démosle las preferencias del caso. La idea es que las partes se beneficien en forma integral y no parcialmente y en la parte de productividad, hagámosla con responsabilidad social.

La única manera que podríamos tener, y todavía hay tiempo, es capacitando y educando a nuestra masa social, de manera descentralizada, objetivo a ser manejado por cada uno de los Gobiernos Regionales en coordinación directa con el Gobierno Central, siendo el primer paso, el de formalizar y capacitar a las MYPES para insertarlas en las cadenas productivas, de acuerdo a necesidades globales. El trabajar en forma y de manera organizada. es nuestra solución; y paralelo a esto, efectuar un cambio inmediato en la currícula de los colegios, institutos técnicos y universidades, ya que ellos son la base del futuro, para que se actualicen y refuercen la producción y productividad del país, sin dejar de lado la capacitación y actualización de toda la plana docente.

Lo tenemos todo a la mano para poder lograrlo; solo es cuestión de querer hacerlo -en nuestro caso- pensando en el Perú.

(*) Asesor Empresarial

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