Parapsicología: en busca del eslabón sensorial perdido (Parte I)

“Cualquiera que estudie la física con suficiente profundidad,
se verá arrastrado a la metafísica.
Por persistente que sea, la distinción entre pasado,
presente y futuro es pura ilusión ” .

(Albert Einstein)

Albert Einstein parece compartir el concepto místico y espiritual del sabio filósofo chino Lao Tse de que “…existe una inteligencia superior omnisciente que posee la sabiduría total y la belleza más radiante, empero nuestros pobres facultades sólo alcanzan a comprender sus manifestaciones menos sutiles”.

Ciertamente, la aceptación de estas postulaciones depende de la convicción más íntima de cada uno, y no de pruebas científicas de la identidad entre mente y materia… Es innegable que cuando la ciencia materialista tropieza con la cuestión de la relación entre mente y materia, generalmente se ve obligada a batirse en retirada. No porque rechace de frentón la idea de una versión unificada del Universo, sino porque el reino de la energía psíquica no tiene plena cabida en el esquema de las leyes generales reconocidas.

Constantemente, los científicos tratan de encontrar un resquicio en la estructura de esas leyes o alguna forma de energía o “poder” capaz de explicar lo hasta ahora inexplicable… Por otro lado, no se puede negar que el número de incrédulos sigue siendo bastante elevado, realidad que no extraña mayormente, puesto que cuando lo invisible e inexplicable irrumpe en lo visible y racional-normal, se producen hechos sumamente extraños, como si las leyes de la Naturaleza se confundiesen, y de un momento a otro, objetos y personas, desafiando la lógica, – se hayan “enloquecido”.

Sin embargo…por lo que entendemos por ‘normal’ no es necesariamente, la verdad. De acuerdo a Einstein, el matemático Riemann, y el físico Planck, entre otros sabios, nuestro Universo es multidimensional, cuántico y relativo. En él, en otros puntos, nuestro presente está por ocurrir; en otros mundos, nuestro pasado es futuro… Parece un lenguaje hermético, pero es él de la ciencia, cuyos pasos la van haciendo bordear los lindes de lo esotérico. De hecho, debe recordarse que la fórmula de su teoría de la relatividad la escribió Einstein al despertar. …¿Tal vez le fue “revelada” en sueños? …

… Sin duda, nadie en su sano juicio deduciría que un hecho es falso por el único motivo de que no ha sido explicado, y sería absurdo pasar directamente de lo INEXPLICABLE a lo INEXISTENTE.

Sentidos de “yapa”

No hay nadie a quien no se ha enseñado en la escuela que nuestros cinco sentidos son: visión, audición, olfato, gusto, tacto. Hasta ahí la “versión oficial”… Sin embargo, no es ningún secreto que a través de la historia nos encontramos con diversas experiencias que negarían lo precedente, conocimientos en que no intervienen los sentidos para adquirir datos. Y eso no es todo… Unas personas reciben información sobre hechos futuros, que en la actualidad no existen, pero luego ocurren efectivamente. Otros se comunican “de mente” a “mente” con individuos situados a grandes distancias…Evidentemente, se hace sumamente necesario examinar bajo lupa una que otra incógnita…

Para empezar, hay que mencionar que estos tipos de fenómenos son conocidos con la sigla ‘PES’, (percepción extra sensorial en castellano), y ‘ESP’, (extrasensorial perception), sigla en inglés que es aceptada en todo el mundo y generalmente nunca se traduce.

Según los anales, todos los respectivos estudios se gestaron en 1930, cuando en Estados Unidos nació el Laboratorio de Parapsicología de la Universidad de Duke, en Carolina del Norte, bajo la dirección del investigador Dr. J.B. Rhine. Para darle un nombre a los fenómenos, él aplicaba una letra del alfabeto griego = PSI. El efecto PSI puede ser clasificado en dos grupos:
1) fenómeno PSI de conocimiento, (ESP)
2) fenómeno PSI de efecto físico

Ahora bien, al primero se lo puede dividir en tres subgrupos:

a) si la mente alcanza el futuro, se llama PRECOGNICION
b) si la mente alcanza a otra mente, se llama TELEPATIA
c) cuando se recibe información de un objeto o acontecimiento, se lo denomina CLARIVIDENCIA.
d)
Dicho sea de paso, en absoluto hay una clara división entre los fenómenos de la precognición, la telepatía y la clarividencia, resulta que en las vivencias extra sensoriales en mayor o menor medida se encuentran todas las características entremezcladas.

Al segundo grupo se lo denomina PSICOKINESIS, que es la acción física de la mente sobre la materia (seres vivos y objetos inanimados).

Y por último, ¿qué pasa con aquellos humanos los que experimentan una serie de percepciones que ni calzan con los sentidos “reconocidos”, ni tienen una lógica y universalmente aceptada explicación? ¿Cuál sería la ciencia la que podría dilucidar sus inquietantes vivencias?

Pues, para dar con soluciones y encontrar respuestas es necesario recurrir a la disciplina que se llama PARAPSICOLOGIA.

Vale poner aquí una aclaración: resulta que esta doctrina se declara a sí misma como una rama de la psicología y estudia fenómenos y comportamientos psicológicos que considera lejos de ser explicados por la ciencia tradicional y de cuya naturaleza y efectos no ha dado cuenta hasta ahora ninguna ciencia oficial. Según los cánones de la ciencia tradicional sería, por lo tanto, una pseudociencia.

Precogniciones: ¿reales o sugestionadas?

Los casos de precognición son numerosos, no sólo en la casuística paranormal, sino a través del devenir humano. Recorriendo los místicos recovecos de la historia de la parapsicología, y a pesar de que la precognición está desarreglando nuestro esquema de las cosas, es evidente que en todas las épocas, razas, culturas y sociedades, se ha contado con individuos capaces de adivinar el porvenir y formular vaticinios. Basta recordar la influencia determinante en la vida de sus pueblos de los llamados hierofantes egipcios, profetas judíos, oráculos griegos, los arúspices etruscos y romanos, o los chamanes asiáticos y centroamericanos.

En tiempos modernos, los expertos han definido la precognición como la capacidad que tiene el ser humano para obtener información de acontecimientos futuros a través de su conciencia y exclusivamente a través de ésta; es decir, excluyendo los cinco sentidos y la inferencia lógica. Este fenómeno hace añicos las reglas de las dimensiones hasta ahora reconocidas, las que sufren una variación impresionante en lo que respecta a tiempo, espacio y materia.

Remontándonos al pasado para hallar personas dotadas con el don de la precognición, encontramos a Nostradamus, (Michel de Notredame), el autor del famoso libro “Las Profecías”, publicado en 1555. Las nutridas filas de los seguidores afirman, que Nostradamus predijo acertadamente todas, absolutamente todas, las catástrofes del mundo hasta el año 3000.

Sin embargo, los detractores postulan que la relación que existe entre los eventos mundiales y Nostradamus, es más bien el resultado de las traducciones e interpretaciones tendenciosas, con la finalidad de que coincidan plenamente con los acontecimientos que ocurren día a día. Por lo tanto, no existe evidencia cierta de que realmente Michel de Notredame haya hecho las predicciones que tan sospechosamente calzan con ciertos eventos históricos, – ¡interpretados después de los hechos!

Hay que ver para creer…pues hojeando la obra “De la Tierra a la Luna” de Julio Verne, se encuentran concordancias impresionantes con el vuelo del Apolo que se realizó el 8 de diciembre de 1968: ¡Verne acertó con exactitud el país que haría el lanzamiento, el lugar, el mes, el número de tripulantes de la nave, el sistema de reingreso a la Tierra y el lugar de amarizaje! Estimó además en 218.000 millas el trayecto frente a 225.000 millas recorridas por el Apolo 8, y colocó la velocidad de su nave en 25.000 millas por hora, ante las 24.200 de la nave.

¿Quién no se acuerda de la tragedia del Titanic? Pues, también este gigante de 66 mil toneladas, ha sido mencionado en los análisis de la precognición. El periodista inglés William Thomas Stead, dedicado a la investigación psíquica, publicó en su juventud una novela imaginaria, cuya trama estaba relacionada con el hundimiento de un enorme trasatlántico, que chocaba con un iceberg, en un viaje de Inglaterra a América. Irónicamente Stead, a los 63 años de edad, fue una de las 1.503 víctimas en el naufragio del Titanic, la noche del 14 abril de 1912, cuando la nave efectuaba su viaje inaugural entre Inglaterra y los Estados Unidos.

En la historia más reciente encontramos otros con el don de la profecía, como Jean Dixon, la “sibila de Washington”. En 1945 auguró la división de la India en dos países: India y Pakistán, ocurrida el 2 de junio de 1947. Y como si fuera poco, también vaticinó la muerte por asesinato de John F. Kennedy y Mahatma Gandhi. Predijo además la alianza entre Estados Unidos y Rusia y también dijo, entre muchos otros aciertos, que a finales del siglo XX un Papa sería herido.

(Esta es la primera parte de este artículo)

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