Participación popular, libertad y capitalismo

Sentir que se puede expresar libremente la opinión, que se puede con el voto y con la voz, influir en los asuntos públicos que nos afecten directa o indirectamente, sin temor a represalias por parte de los que tienen en sus manos el poder del Estado, pasa por limitar de una manera categórica los poderes de la clase política gobernante, para que no puedan tomar represalias contra opiniones y decisiones que no compartan. Para ello es necesario tener una Constitución y Leyes que empoderen a los ciudadanos y castiguen con severidad cualquier pretensión, desde las alturas del poder, de limitar las libertades individuales, ya sea expropiando, confiscando o limitando el uso y disfrute de sus bienes, o la posibilidad de eliminar o limitar algún otro derecho.

Lograr ese sueño es la gran revolución que necesitamos, la revolución de la libertad y la participación popular, democrática, directa y secreta, a través principalmente del voto, en todas las instancias de poder posible –elecciones de los Fiscales del Ministerio Público y Contralores nacionales, regionales y locales; jefes de policías municipales y regionales; gobernadores, alcaldes, etc.—. Y para ello es necesario democratizar los partidos políticos, institucionalizando las elecciones primarias, para que los parlamentarios y demás funcionarios públicos, libres de disciplinas partidistas,  respondan a la voluntad popular y no a los intereses de las cúpulas, como en las grandes democracias del mundo. Nuestros  partidos políticos deben  dejar de ser sectas, bandas organizadas, para aprovecharse de la cosa pública, y la política,” la más excelsa de todos los oficios”, deje de ser percibida por nuestros conciudadanos, como “oficio de pillos y truhanes” 

Los venezolanos hemos sido testigos durante toda nuestra historia, de todas las perversiones que el autoritarismo, el estatismo y el socialismo  permiten. No solo es el desastre en que convierten la mayoría de las empresas en manos del Gobierno, sino que además, manipulan a los obreros y empleados, coaccionándolos para que participen en sus actividades partidistas; y favorecen, en las relaciones comerciales de las mismas, a los amigos del partido. Debemos ir hacia formas de gobierno de poderes limitados, reduciéndoles prerrogativas, como a tener o encadenar medios de comunicación, entre otras cosas.

Necesitamos también garantizar los derechos económicos  ciudadanos, mediante un sistema libertades empresa y libre competencia: mediante el capitalismo –que es el único modelo capaz financiar programas sociales dignos y abundantes– Privatizando las empresas en manos del Gobierno y acabando con el proteccionismo a empresarios ineficientes.

Libertad, participación y capitalismo, para Venezuela.

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