Plan Brasil Maior

El Gobierno presentó uno de los proyectos de mayor extensión y profundidad que se conozca en toda América del Sur

El día 2 de agosto recién pasado el gobierno de Brasil, anunció lo que ha llamado el Plan Brasil Maior –cuya traducción aproximada es ‘Brasil más Grande’- el cual fue publicado al día siguiente en la Gaceta Oficial correspondiente. Las medidas de política económica contempladas en dicho documento, constituyen uno de los planes de mayor extensión y profundidad que se conozcan en Brasil -y posiblemente en América del Sur-, encaminado a proteger del mercado interno y a incentivar las exportaciones.

Tratándose de un país de las dimensiones geográficas, demográficas y económicas de Brasil, es indudable que todo lo éste haga, en términos de defender su industria interna y/o de promover sus exportaciones, trae inescapables consecuencias sobre el comercio exterior del resto de los países de la América del Sur, e incluso, a la arquitectura comercial internacional en su conjunto.

Pero como América y el mundo han estado en los dos últimos meses, tan preocupados con los vaivenes de la crisis económica mundial, han prestado hasta ahora poca atención a las consecuencias de este plan brasileño, con la sola excepción, quizás, de Argentina y Uruguay, para los cuales las decisiones comerciales brasileñas no pueden dejarse nunca para la próxima semana.

El Plan Brasil Maoir contempla medidas crediticias y beneficios fiscales a ciertos sectores sensibles de la industria manufacturera, no pago del 20 % de cotización al Seguro Social para algunas empresas, reintegros del 3% sobre el valor de lo vendido para exportadores de ciertos tipos de manufacturas y prioridades de hasta 25% en las licitaciones gubernamentales, para la industria que cumpla con los requisitos técnicos impuestos por el Gobierno brasileño, entre otras medidas. El costo total del programa en recortes y devoluciones se calcula en 16 mil millones de dólares.

El argumento central de Brasil para imponer estas medidas, es que los vaivenes del mercado financiero internacional han llevado a que ciertas monedas se devalúen y otras, entre la cuales se encuentra el Real brasileño, se sobrevaluen, lo cual desprotege -en este último caso- a las exportaciones y favorece a las importaciones, provenientes precisamente de aquellos países que han ganado posiciones comerciales, gracias a su situación cambiaria, lo cual es un argumento que tiene dos destinatarios muy claros: China y Estados Unidos.

Uno de los aspectos que más ha llamado la atención, sobre todo en el seno del Mercosur, fue la tasa de 35% para los vehículos automotores que no tuvieran un 65% de contenido nacional. Esta medida tiene su origen en el hecho de que los carros importados, que en el año 2005 constituían el 5,1 % de las ventas, en el año 2010 pasaron a constituir el 22,5 % de las mismas, lo cual generaba indudables problemas a la producción interna. Después de las alarmas y conversaciones habituales en estos casos, las autoridades argentinas y uruguayas recibieron seguridades de parte de Brasil, en el sentido de que la medida no los afectará, pues el contenido MERCOSUR se considera como contenido nacional. Más aun, la medida, al perjudicar a los autos chinos, coreanos, turcos y de otros países emergentes, beneficiará a Argentina, que podrá llenar cómodamente ese vacío.

Un 35% de impuesto a los carros importados, está en el límite de los compromisos que Brasil ha asumido en el seno de la OMC con la comunidad internacional, lo cual pone de relieve que este país no quiere sobrepasar esa raya roja, pero quiere enviar una clara señal, en el sentido de que tomará medidas para proteger su industria interna.

La medida de reintegrar a ciertos exportadores el 3% del valor total de las ventas en el exterior, genera más dudas sobre si se está o no dentro de los límites establecidos en el Acuerdo sobre Subsidios y Medidas Compensatorias de la OMC. En todo caso, una eventual demanda contra Brasil por este asunto, dentro de la institucionalidad OMC, demoraría más de un año en arrojar algún resultado, período en el cual es dable pensar que las razones que llevan a tomar esta medida se habrán desdibujado, o se habrá generado una nueva institucionalidad, en la cual los países tengan más grados de libertad para defender sus posiciones comerciales en caso de crisis económica internacional.

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