Pobreza: un nuevo triste récord para Venezuela

La Comisión Económica para América Latina, Cepal, acaba de dar a conocer su estudio titulado Panorama Social de América Latina 2014 en el cual presenta datos sobre la evolución de la pobreza y la extrema pobreza en la región.

Según esa fuente, Venezuela es el único de los doce países sobre los cuales se tiene información en el cual la pobreza aumentó en el transcurso del año 2013, con respecto al año inmediatamente anterior. Según Cepal, en el año 2012 la pobreza, medida a través del nivel de  ingreso, afectaba al 25,4% de la población venezolana. Un año después ese indicador había aumentado a 32,1%. Un salto brusco de casi 7 puntos porcentuales. La pobreza extrema a su vez, pasó de 7,1% en el año 2012 a un 9,8% en el 2013. Para el año 2014 todavía es muy pronto como para tener datos confiables. Pero es dable suponer que  en este año recién pasado, los problemas sociales y económicos de Venezuela se han  agravado –el PIB disminuyó en cerca  del 4%-  por lo cual los índices de pobreza y de extrema pobreza tienen que haber aumentado.

En promedio, la pobreza afecta a un 28% de la población en el conjunto de la América Latina. Venezuela se encuentra, por lo tanto, en una peor condición que la media latinoamericana. Con indicadores mejores que los de Venezuela se encuentran países tales como Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Panamá o Uruguay. Con indicadores de pobreza peores que los de Venezuela se encuentran Ecuador, El Salvador, Paraguay y República Dominicana. Pero aun en aquellos países que tiene más pobreza que Venezuela, la pobreza va en disminución, mientras que en Venezuela va en aumento.

Este no es un dato adjetivo y sin importancia. En realidad, hace a la esencia de lo que  significa el Gobierno venezolano en el contexto nacional y regional. En realidad nunca nadie ha supuesto que el régimen bolivariano era una alternativa como para poner a Venezuela a producir más. En términos de la vieja terminología  marxista, ni los más entusiastas partidarios del chavismo han postulado jamás que estábamos en presencia de una forma de organización social, que potenciara el desarrollo de las fuerzas productivas. La mayor o menor producción y disponibilidad de bienes y servicios se ha dejado depender, en forma cada vez más alta, de los precios del petróleo. Ni siquiera de la mayor producción de petróleo, sino de los precios que ese bien presenta en los mercados internacionales.  De allí para adelante, el problema del régimen siempre se ha centrado meramente en el problema del reparto de lo que hay. Repartiendo y distribuyendo, tanto la renta petrolera como los montos de ingreso que se agregaban por la vía del endeudamiento externo,  el Gobierno  elevaba los niveles de consumo y de bienestar de importantes estamentos de la población nacional y ganaba grados importantes de adhesión política. Pero he aquí que los elevados ingresos se acabaron, los flujos de divisas disminuyeron y el Gobierno se muestra nacional e internacionalmente como un importante productor  de pobreza, sin  haber aumentado la producción de valores y de riqueza.  El mayor productor de pobreza en toda América Latina.  El único país que logró aumentarla entre los años 2012 a 2013.

Internacionalmente ya no tiene nada que mostrar,  ni constituye ningún ejemplo a seguir, ni es un  modelo que vale la pena imitar. Ningún país quiere que le enseñen como producir más pobres. Además, ya no tiene chequera y no es, por lo tanto, un amigo tan simpático como antes. 

Nacionalmente, sin embargo, las cosas son un tanto diferentes.  Hay sectores que vuelven a ser pobres. En el 2013 hubo más pobres que en el 2012 y en el 2014 más pobres que en el 2013.  Pero nadie que quiere hacer ese camino de regreso a la pobreza,  o cada quien quiere ser el último en emprenderlo. Y para bien o para mal, la forma de postergar la partida, es aferrarse a lo que hay. Aun cuando parezca evidente de que el Titanic se está hundiendo,  cada cual busca la manera de salvarse en forma individual, por lo menos hasta que no aparezca una propuesta creíble de salvataje colectivo.

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