Por qué y para que se necesitan dolares

Sacar a Venezuela de la profunda crisis en que se encuentra requiere de un programa macroeconómico creíble y sensato, que entre otras cosas, cuente con un aporte bastante cuantioso de dólares por parte del sistema financiero internacional. ¿Para qué se necesita esa masa de dólares para salir de la crisis? Intentaremos aportar algunas reflexiones sobre esa materia.

Se necesitan dólares para adquirir en el exterior insumos y materias primas para la industria nacional – para que se pongan a producir y logren recuperar niveles más elevados de utilización de la capacidad instalada ociosa- y también para importar bienes de consumo final, – como medicinas, harina, carne y otros bienes que contribuyan a solucionar los niveles de hambre y abandono que recorren al país de norte a sur y de este a oeste. Pero nadie va a regalar ni a prestar esos dólares a Venezuela por pura generosidad.  El sistema financiero internacional – compuesto por la banca multilateral, tipo Banco Mundial, BID o Fondo Monetario Internacional, y la banca privada, integrada por los grandes bancos y fondos de inversión internacionales – prestan solo si tienen una perspectiva fundada de que esos fondos le serán devueltos algún día.

Y para devolver esos dólares se necesita que el país produzca dólares en mayor cuantía que la actual. Para producir dólares, a su vez, se necesita exportar petróleo o bienes no petroleros. Poner nuevamente a producir a la industria petrolera requiere de una masa importante de dólares – para efectos de reparar, mantener, explorar e invertir- los cuales podrían provenir de préstamos, lo cual es difícil, pues los bonos emitidos por parte del Gobierno o de la industria petrolera nacional dejaron de tener colocación en el mercado internacional.

También los capitales que necesita la industria petrolera pueden provenir de la inversión extranjera directa, en caso de que el Gobierno decida generar políticas y reglas del juego que le den seguridad y rentabilidad a esos eventuales inversionistas. Sin una masa importante de dólares las exportaciones petroleras no aumentarán, con lo cual no se generarán dólares ni en el presente ni en el futuro, y la crisis seguirá su curso. Y nadie va a prestar dólares sin tener certeza de que serán empleados en un programa creíble, técnicamente fundado y supervigilado de inversión en la industria petrolera. Nadie va a prestar dólares si supone que ellos serán robados o despilfarrados, como ha sucedido en el pasado. Por eso -junto con la solicitud de crédito – hay que presentar al sistema financiero internacional un programa que asegure la recuperación de la producción, la generación futura de dólares y el pago de la deuda que contraigan en el presente. Ese tipo de programa suele contemplar mecanismos de control y supervisión que aseguren su cumplimiento.

La otra fuente posible de obtener divisas son las exportaciones no petroleras, las cuales pueden provenir de las grandes empresas públicas – tales como el hierro, el acero, el aluminio o la petroquímica – o de las empresas privadas que producen una serie de bienes en los cuales Venezuela ha logrado conservar una cierta competitividad internacional. Pero nada de ello sucederá por generación espontánea, sino que se necesitan políticas creíbles y técnicamente sustentadas de rescate de las empresas básicas y de promoción de las exportaciones no petroleras.  Nuevamente se necesitan dólares para lograr que la industria nacional pueda producir dólares. Si se carece de apoyo internacional se cae en una suerte de circulo vicioso: se necesitan dólares para poner a la industria nacional a producir y a exportar, pero ante la ausencia de esas divisas, ni se produce, ni se exporta, ni se generan dólares.

También la crisis actual requiere que el Gobierno lleve adelante subvenciones y programas sociales básicos que alcancen a toda la población, lo cual también requiere financiamiento externo. Pero nadie va a prestar dinero para mantener el reparto y las donaciones a los afectos del gobierno, ni para farreárselo en programas que carecen de seriedad y de viabilidad.

Por todo lo anterior –  y por muchos otros argumentos que no se alcanzan a desarrollar en la pocas líneas de un artículo periodístico – los fondos externos son necesarios para salir de la crisis humanitaria y económica y para poner al país a producir los dólares que necesita, sin necesidad seguir solicitándolos en préstamo por los siglos de los siglos. Para lograr que esos fondos apoyen a Venezuela – y se apoyen de pasada a sí mismos- es necesario generar confianza en que las políticas públicas ganarán en seriedad y en eficiencia, y en que se pondrá fin a al robo y al despilfarro. ¿No será mucho pedir?