Profesor Félix Octavio Aguilera: Considero a la política, no sólo un factor estimulante, sino que debería ser determinante.

Para adentrarnos en el tema político, el Dr. Félix Octavio Aguilera comenzó por comentarnos las características que describen a la política venezolana, destacándola dentro de tres aspectos: primero, observa una polarización del espectro político-electoral, generado y estimulado desde el Gobierno, como estrategia de entretenimiento de la opinión colectiva, respecto a los problemas álgidos del desenvolvimiento social venezolano. Segundo, la improvisación como mecanismo formal de respuesta a los desajustes del funcionamiento del Estado, la sociedad y la población, derivada de la incipiente preparación de los funcionarios gubernamentales. Y tercero la corrupción como expresión de una abundante y progresiva descomposición moral de directivos, dirigentes y de la población en general, que hacen del facilismo una conducta habitual de comportamiento.

Considera, además, que la actual política que lleva a cabo el actual Gobierno no es ideal, porque la incompetencia de los funcionarios públicos es evidente. La ineficiencia es otra forma de corrupción.

Ante tantos procesos electorales, considera “al CNE una institución que tiene facultades legales, infraestructura suficiente y tecnología avanzada; pero sus integrantes, en gran parte, no gozan de la credibilidad del colectivo, dada la notoria parcialización de sus directivos con el Gobierno. Tiene atributos constitucionales e institucionales, pero su desempeño es deficiente, dudoso y perverso”, afirmó.

Opinó, además, que el éxito de un gobierno se mide, fundamentalmente, por la cuantía de libertades ciudadanas, libertades políticas, seguridad personal y social y bienestar general de la población. Es decir, el éxito de un gobierno queda expresado, en su capacidad para capitalizar el recurso humano que apuntala el desarrollo y progreso del país; en la transparencia de sus ejecutorias en el ámbito administrativo gubernamental y en la eficacia de sus políticas públicas de gestión de Estado.

En el ámbito universitario, argumenta, que “la política como praxis de búsqueda del poder, el comportamiento de los directivos y dirigentes universitarios es tan corrompido e indolente, como en la administración pública nacional: ineficiencia, nepotismo, improvisación e irresponsabilidad signan el desempeño universitario. El producto universitario está seriamente cuestionado, lo que significa que estas instituciones han abandonado sus propósitos, a favor de otros más particulares o grupales. La MISIÖN de la universidad, como tal, ha sido distorsionada, lo que deja muy claro que no hay liderazgo capaz de señalar un futuro posible y concreto. Es decir, no hay capacidad para formular una VISIÓN institucional para, a partir de élla, reformular la MISIÓN que le corresponda desarrollar”.

La universidad venezolana, pese a su crecimiento y democratización, no ha producido experiencias valiosas y positivas, ni su producto ha tenido el impacto político en el desenvolvimiento del país. Su aporte ha tenido un sentido más social que político. “Todo ello, porque se abandonaron las políticas que, otrora, se le asignaron al sector. Esto, a mi juicio, se debió a la entronización de una “efebocracia” universitaria enmohecida por el electoralismo cíclico de estas instituciones. La universidad venezolana urge de toda una revisión, de una reformulación que la apareje a las demandas reales de los individuos, de la sociedad, de la política, de las ciencias y de la cultura contemporánea”, aseguró el profesor Aguilera.

Considera a la política, no sólo un factor estimulante, sino que debería ser determinante. La política es, en gran medida y sana administración, el elemento fundamental de gestión. Ella señala, orienta y hasta percibe, lo que ha de hacerse. La gerencia desarrolla las políticas para obtener los propósitos y objetivos institucionales. Pero, al no tener políticas, no puede haber resultados, sino ocurrencias. Hechos que resultan de un proceso evolutivo natural, que no se pueden comparar con lo esperado, simplemente, porque esto no existe. No hay planificación.

Finalmente puntualizó, que “más allá de su contribución a la defensa de los valores sociales de la democracia, la justicia social y la solidaridad humana, la universidad venezolana adolece de una propuesta sólida, respecto al afianzamiento de los valores del hombre: el derecho a la vida, la libertad y el ejercicio de la ciudadanía. Igualmente está en deuda, en cuanto a su responsabilidad de contribuir a la orientación del país, con su aporte doctrinario al esclarecimiento de los problemas nacionales. La universidad, amigo, hay que repensarla, reformarla y reimplantarla”.

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