Proyecto FLABEL: el etiquetado de los alimentos a fondo

Por MAITE ZUDAIRE – El pasado año 2008 se puso en marcha en Europa el proyecto FLABEL, (Food Labelling to Advance Better Education for Life; etiquetado de alimentos para mejorar la información y la vida). Se trata de un proyecto comunitario que tiene como objetivo estudiar a fondo el diseño, formato y contenido de las etiquetas de los alimentos y buscar el método más comprensible y eficaz para trasmitir la información nutricional al consumidor.

Los más de 12 socios pertenecientes a ocho países europeos distintos que participan en el proyecto -universidades, pequeñas y medianas empresas, minoristas y organizaciones sin ánimo de lucro- tratarán de investigar, en los tres años previstos para la duración del proyecto, qué métodos de etiquetado de alimentos son los mejor aceptados por los consumidores y los más eficientes a la hora de informarles de forma correcta. Analizarán desde un enfoque multidisciplinario (expertos en nutrición, psicología, economía y marketing), en qué medida la elección de los alimentos por parte del consumidor se ve afectada por la información que el alimento lleve su etiqueta, en el contexto de otros factores.

¿Funcionan las etiquetas?

Todos los organismos e instituciones, cuya actividad gira en torno a la salud de las personas, coinciden en señalar la importancia de la selección cotidiana de unos alimentos u otros por el impacto que su consumo tiene en la salud del consumidor. La industria alimentaria, por su parte, está centrando sus máximos esfuerzos en la innovación del diseño de las etiquetas de sus productos con especial énfasis en el apartado relativo al etiquetado nutricional, tanto en su formato como en su contenido informativo sobre nutrición.

En tanto que no existen estándares que monitoricen esta tarea, cada marca de productos diseña su propia estrategia de comunicación alimentaria con el consumidor, tratando de guiarlo hacia elecciones alimentarias saludables. Un ejemplo es el «semáforo nutricional», que permite al consumidor conocer a simple vista la cantidad de calorías y de los cinco nutrientes más relevantes por su impacto en la salud, (azúcar, grasa, grasa saturada, sal y fibra) que una ración aporta.

FLABEL analizará en qué medida el consumidor elige un alimento por la información que lleva la etiqueta

La cantidad de estos nutrientes respecto a la Cantidad Diaria Orientativa, (CDO), está señalada con un color del semáforo: verde si el contenido es bajo, amarillo si es medio o naranja si es alto. Uno de los objetivos elementales del proyecto FLABEL es determinar en qué medida el contenido informativo y el diseño del formato del etiquetado influyen en los hábitos de compra de los consumidores y, por consiguiente, en sus hábitos alimentarios.

Sin embargo, hoy por hoy todavía queda camino por recorrer. No todos los fabricantes emplean ni la misma fuente científica ni las mismas siglas para referirse a las cantidades diarias orientativas tanto de energía como de los diversos nutrientes que el organismo precisa para su correcto funcionamiento, (CDO, siglas en español; CDR, siglas de Cantidad Diaria Recomendada; o GDA, siglas en inglés de «Guideline Daily Amounts»), y esto puede confundir al consumidor.

Investigaciones en marcha

Son diversas las entidades que conforman el consorcio FLABEL y que aglutinan en su web las últimas investigaciones en el etiquetado de los alimentos y la forma más eficiente de comunicarse con el consumidor. Dentro del proyecto, que se estima que tenga una duración de 3 años, (hasta el 2011), se han establecido ocho líneas de investigación:

· Creación de un punto de referencia. Atiende a la necesidad de plantear y seleccionar el tipo de información nutricional que se ha de incluir exactamente en las etiquetas nutricionales de todos los alimentos. El objetivo es que todas las marcas de alimentos respondan a un etiquetado nutricional y a una información sobre nutrición mínima común, de la misma manera que existen unos datos mínimos que ha de incluir la etiqueta de cualquier producto, (denominación, peso, lista de ingredientes, fecha de caducidad o consumo preferente). Se han establecido cinco categorías de productos para comenzar el análisis del etiquetado nutricional existente, (cereales para el desayuno, refrescos, galletas, yogures y platos preparados).

· Lectura de la etiqueta. El objetivo es identificar y cuantificar los distintos factores, (conductuales, psicológicos o fisiológicos), que son determinantes en la atención que presta el consumidor a las etiquetas y en la lectura que hace de ellas. Se procurará una atención particular a los factores que son claves para atraer la atención de los niños, (contenido informativo y diseño del envase, formato del envase, color y forma de los alimentos), y de las madres, (alegaciones a la salud y la nutrición infantil), a la hora de comprar los productos.

· Etiquetas preferidas. Hay investigaciones precedentes que han tratado de conocer qué tipos de etiquetas de alimentos resultan más atractivas a los consumidores. Como complemento a estos resultados, el trabajo actual tratará de identificar y cuantificar los factores determinantes del gusto y las preferencias de los consumidores en cuanto a las etiquetas alimentarias. En su planteamiento europeo de un etiquetado alimentario común, el grupo de expertos primará además del atractivo de las etiquetas, su sencillez, su claridad, su integridad y que la información no resulte coercitiva.
· Efecto en la salud. El trabajo consiste en evaluar la comprensión que los consumidores tienen, (según sus conocimientos y experiencias), de la información del etiquetado relativa a las alegaciones de propiedades saludables y el porqué de su elección alimentaria. Para llevar a cabo el análisis se establecerán segmentos de consumidores en función de su actitud hacia la salud, si tuvieran alguna enfermedad o riesgo de enfermedad relacionada con la dieta y según las características sociodemográficas. Además de la información del etiquetado, también se medirá el impacto que tiene en la percepción de salud asociada a un alimento, los medios de comunicación, el tiempo de exposición a la publicidad, así como la participación en actividades de educación alimentaria y de educación para el consumo.

· Uso actual. El fin último de este trabajo será buscar un formato ideal de etiquetado nutricional. Para ello, el trabajo se llevará a cabo en el punto de venta, donde se medirá si los consumidores reconocen las etiquetas nutricionales de los alimentos y se fijan en ellas. Se pondrá a prueba su atención con otras señales y distracciones potenciales como nuevos productos, promociones y exposiciones, entre otras.

· Etiqueta e ingesta alimentaria. El grupo de investigación analizará los efectos de las etiquetas nutricionales en la cesta de la compra y en la ingesta real alimentaria. Para ello analizarán tres tipos de datos: datos sobre las ventas de determinados productos en los supermercados; los datos de la etiqueta de los productos y la información acerca de su composición; y las características personales de los compradores. Esta información servirá de ayuda para reformular el etiquetado, ya sea en su formato o en el tipo de información nutricional, por ejemplo.

PROYECTO CLAVE

Dos últimos puntos de la investigación, (de las ocho líneas establecidas), se centran en estudiar las medidas para comunicar los resultados del proyecto desde la Dirección General de Sanidad y Protección de los Consumidores a los principales interesados; industria alimentaria, centros de investigación, pequeñas y medianas empresas, y organizaciones sanitarias, entre otras.

Además, los resultados y las conclusiones del proyecto FLABEL serán la prueba evidente de cómo la información sobre nutrición que aparece en las etiquetas de los alimentos influye en el comportamiento de los consumidores y en su ingesta alimentaria y, en consecuencia, en su salud. A partir de ahí, se establecerán las bases de la política de seguridad alimentaria relativa al etiquetado nutricional, (evaluación de la legislación en etiquetado de alimentos existente o alegaciones de propiedades saludables).

Fuente: http://www.consumer.es/web/es/alimentacion/tendencias/2009/01/12/182628.php