REDD… ¿Qué es y con qué se come?

«Deforestación para una explotación minera de oro. «

Deforestación y emisiones de gases de invernadero van de la mano. El establecimiento de mecanismos que permitan frenar esta tendencia -la denominada Reducción de las Emisiones debidas a la Deforestación y la Degradación en los países en desarrollo o, simplemente, REDD- es uno de los debates más polémicos de Copenhague.

BBC Mundo les ofrece una guía para poder comprender esta cuestión.

¿Qué son las REDD?

Esencialmente, es una forma de pagar a los países en desarrollo o a determinadas comunidades dentro de ellos para que conserven sus bosques.

Los proyectos de REDD se consideran como una manera de reducir la cantidad de emisiones de CO2 en todo el mundo derivadas de la deforestación, que es una de las causas del calentamiento global.

¿Por qué la deforestación aumenta las emisiones de CO2?

Los árboles y los suelos de los bosques tropicales almacenan grandes cantidades de carbono. Cuando los árboles son quemados para dejar libres tierras de cultivo, ese carbono se convierte en dióxido de carbono, que es uno de los gases de invernadero que aceleran el cambio climático.

Además, la destrucción de bosques reduce la capacidad del planeta para absorber el CO2 de la atmósfera. Según los expertos, los bosques tropicales captan cerca del 15% del CO2 que producimos.
Las causas principales de la deforestación en las zonas tropicales son la expansión de terrenos para la ganadería y para la agricultura comercial (por ejemplo, cultivos de soja o plantaciones de palmas para producir aceite).

También influyen las explotaciones madereras y la colonización humana, con la consiguiente agricultura de subsistencia, urbanización y construcción de infraestructuras.

¿Por qué la REDD es tan importante?

En los últimos años, la REDD se ha convertido en una parte clave de las negociaciones acerca del nuevo acuerdo sobre cambio climático.

Se cree que entre un 12 y un 20% de las emisiones anuales de gases de invernadero proceden de la deforestación, unas cifras comparables a los gases emitidos por la Unión Europea en su conjunto, y superiores al total de las emisiones generadas por el sector del transporte -autos, camiones, aviones, barcos y trenes- en todo el mundo.

Algunos observadores, incluido Nick Stern, aseguran que los proyectos de REDD son la mejor oportunidad de reducir las emisiones de gases de invernadero de una manera inmediata y rentable.
Agregan que otras opciones de carácter más tecnológico -como la captura y almacenamiento de carbono- tardarían varios años en poder ponerse en práctica a gran escala y resultarían más caras.

¿Cómo funcionan estos proyectos?

Los hay de diversos tipos. En proyectos como el que ilustra el video que encabeza esta nota, llevado a cabo en Perú, la idea es calcular cuánto carbono se evita que entre en la atmósfera si se dejan de talar y quemar bosques.

Estas cantidades de carbono que se dejan de emitir se traducen en lo que se conoce como créditos por «compensación de emisiones de carbono» (carbon-offset, en inglés). A su vez, estos créditos pueden ser vendidos a gobiernos o compañías que estén dispuestos a pagar por delegar en otros la reducción de sus emisiones de gases de invernadero.

El dinero obtenido con la venta de esos créditos se invertirá en la protección de los bosques locales y en la mejora de la vida de las comunidades que habitan cerca de esos bosques. El objetivo es dar a la población local un incentivo para no cortar los árboles.

¿Hay ejemplos de REDD en América Latina?

Sí, existen varios. Costa Rica fue pionera en el intento de atajar la deforestación a través de varios proyectos. En 1996 impuso un «impuesto del carbono» del 3,5% sobre los combustibles fósiles.

En parte, el dinero recaudado se ha utilizado para pagar a los propietarios de tierras US$65 por hectárea a cambio de proteger el medio ambiente, evitar talas y plantar nuevos árboles.

Este programa ha sido un factor clave en el cambio de tendencia de la tasa de deforestación en Costa Rica.
Desde 1997, el país centroamericano ha puesto en marcha proyectos -conocidos como pagos por servicios ambientales- que, aseguran, han ayudado a proteger 600.000 hectáreas de bosques de propiedad privada.

Bolivia, entre tanto, empezó en 1996 su primer programa piloto para la reducción de la deforestación con la financiación de grandes compañías energéticas que trabajaron en colaboración con grupos ecologistas como Nature Conservancy.

Lo que hicieron fue comprar cuatro concesiones madereras adyacentes al Parque Nacional Noel Kempff Mercado, en el nordeste del país. Se apoderaron así a áreas en las que estaba permitido talar árboles, pero en cambio destruir el bosque lo protegieron, lo que les sirve para compensar sus propias emisiones de carbono.

Según Nature Conservancy,la estrategia sirvió para salvar más de 800.000 hectáreas de bosques tropicales y evitar que un millón de toneladas de dióxido de carbono fuera a parar en la atmósfera. Sin embargo, Greenpeace cuestiona los datos y los beneficios del proyecto.

Por su parte, Guyana fue uno de los primero países ofrecer la protección de sus bosques tropicales a cambio de dinero internacional. En noviembre, su gobierno anunció un pacto según el cual Noruega le dará US$250.000 millones hasta 2015 para ayudar a prevenir la deforestación.

También en Brasil, a las familias de la reserva de Juma se les da una tarjeta de débito y, si demuestran que no están talando árboles, reciben US$30 mensuales.

¿Cómo puede la REDD funcionar en el futuro?

Existen muchas propuestas diferentes sobre cómo las REDD deberían funcionar y cómo deberían ser financiadas. A grandes rasgos, se pueden agrupar en tres categorías:

Mecanismos de mercado: los países que reduzcan la deforestación obtendrán créditos para recortar sus emisiones de carbono que podrán vender en el mercado internacional del carbono.
Financiación pública: gran parte de la financiación internacional se pondrá en circulación de manera parecida a como lo hacen las ayudas al desarrollo de los países ricos a los países pobres. Un ejemplo de esto es el Fondo para el Amazonas de Brasil, al que Noruega ha prometido US$1.000 millones.
Una combinación de las dos anteriores.También se está produciendo un gran debate sobre si los proyectos de REDD deberían ser gestionados y financiados a un nivel nacional o subnacional.

¿De cuánto dinero estamos hablando?

El informe Stern hablaba de, en un principio, al menos US$5.000 millones anuales para los ocho países responsables del 70% de las emisiones de gases de invernadero derivadas de la deforestación.

El informe Eliasch -encargado por el primer ministro británico, Gordon Brown- apuntó que harían falta entre US$18.000 y US$26.000 millones anuales para reducir a la mitad las emisiones derivadas de la deforestación antes de 2020.

¿Es eso posible?

La ONU cree que, a través de diversos proyectos, se podrían recaudar unos US$30.000 millones anuales para los países en desarrollo. Uno de los elementos fundamentales para la obtención de fondos para proyectos de REDD a través de los mercados del carbono es el desarrollo de la ley que se está discutiendo en el Congreso de Estados Unidos.

El sistema de fijación de límites máximos e intercambio de los derechos de emisión que se está proponiendo incluye una cláusula según la cual las empresas y otras entidades podrían compensar parte de sus emisiones de carbono mediante proyectos de REDD.

En el mundo existen varios mercados de carbono. Algunos -como el de la Unión Europea- ya están funcionando y otros -en EE.UU., Australia, Nueva Zelanda, Japón y Sudáfrica- se están debatiendo. Pero, según los expertos, será difícil armonizarlos.

¿Cuáles son los principales problemas de las REDD?

Los más importantes son los siguientes:

Mecanismos de mercado: los críticos de este sistema aseguran que los proyectos de compensación de emisiones de carbono dan a las empresas y a los gobiernos de los países ricos la oportunidad de cumplir sus obligaciones sin necesidad de reducir sus emisiones.
Greenpeace argumenta que este mecanismo podría inundar el mercado de compensaciones baratas. Esto podría rebajar el precio del carbono y, en consecuencia, reducir los incentivos para que los países industrializados y las empresas reduzcan sus emisiones.
Conformidad de la supervisión: ¿Cómo se puede medir si un país está realmente frenando la deforestación? Aunque se detenga en una zona, los madereros y los agricultores podrían trasladarse a otras.
Medición del carbono: ¿Cómo se sabe cuándo carbono se almacena en un bosque, y cuántas emisiones de carbono se están evitando con su conservación?
Fraudes: algunos de los países con bosques tropicales son también de los más corruptos del mundo. ¿Cómo se podría garantizar que el dinero llega a las comunidades que dependen de los bosques, y no a los políticos locales o a las grandes compañías agrícolas? Muchas comunidades indígenas que habitan los bosques tropicales temen no ver ningún beneficio de todo esto.
Propiedad de la tierra: otorgar un valor a los bosques podría causar la ocupación de tierras, sobre todo en lugares en los que los derechos de propiedad están poco definidos o son dudosos.

Fuente: http://verde.latam.msn.com/especiales/cumbre09/articulo_bbc.aspx?cp-documentid=22826512