Reingeniería del modelo de gestión de la pandemia.

“La cuarentena terminará entre junio y finales de julio en Estados Unidos de Norteamérica, Inglaterra, Rusia, Alemania, Francia, Australia, Canadá, España, Italia, Colombia y México; entre julio y finales de agosto en Brasil y Argentina; y entre junio a septiembre en India”

Fuente: Boston Consulting Group

La connotación de las ideas planteadas aquí impidió abreviar más a este texto; de haberlo hecho, se habría amputado el mensaje de aportación cívica que es en sí y cuya trascendencia, grandeza y nobleza solamente adquieren su justo valor -independientemente de las distintas convicciones y percepciones- al tomarse en cuenta que Venezuela es un país donde muchísima gente no tiene medios para seguirse alimentando sin el producto del trabajo diario, no pueden perder sus ingresos -¡que le son vitales!- por tener que quedarse en casa y los sistemas de amparo social financiero son débiles.

Es necesario mirar más allá de lo que se ve a simple vista.

Se sabe de la utilidad que ofrecen la Matemática y la Estadística a todo proceso de gestión, pues aportan elementos fundamentales para evitar el extravío intelectual en el proceso de concepción y adopción de decisiones apropiadas que han de surgir del conocimiento que nace de la recopilación, análisis, síntesis e interpretación de la información que da el valor de los indicadores de las variables operacionales que permiten detectar científicamente y con rigor lo que se presenta, y posibilitan avizorar también los aciertos, los errores y las desviaciones en que se incurra en el camino hacia lo deseado en aras de poder cumplir las maniobras de corrección del rumbo. Vale recordar lo expresado por W. E. Deming (padre de la calidad total): “Sin datos, sólo se es una persona más… con una opinión subjetiva”.

Utilizando el sistema cartesiano de coordenadas rectangulares, de abscisas y ordenadas, de la Geometría Analítica, las curvas epidémicas por Covid-19 de España e Italia empiezan a mostrar que serán como la forma de un cono de papelón donde la altura son los casos positivos (en el eje vertical, de las ordenadas: “y”), mientras que la base es el tiempo (en el eje horizontal, de las abscisas: “x”). Esta curva dibuja una crisis de gran envergadura y pronóstico reservado.

En Venezuela, el modelo actual de gestión de la calamitosa virosis muestra que busca lograr simultáneamente el achatamiento (compresión vertical) y el alargamiento horizontal de la curva estadística en correspondencia al hecho que no haya muchos casos en poco tiempo (con la posibilidad de que el deteriorado sector de la salud pueda cubrir la demanda puntual de servicio, sin sobresaturarse, entrar en crisis y colapsar).

Pero ese modelo *actual* apuesta a que puedan presentarse los casos a lo largo de muchísimo más tiempo… con complicaciones personal-socio-político-económicas sistémicas nacionales severas consecutivas a una cuarentena obligatoria muy prolongada, entre ellas:

Disminución de la asistencia a los centros educativos (de todos los niveles del sector educacional).

Merma significativamente determinante de la producción y transporte de alimentos y demás bienes y servicios.

Disminución de ingresos financieros, consumo del capital ahorrado, cierre/quiebra de empresas (comerciales e industriales).

Especulación, caída del poder adquisitivo, hambruna, desnutrición.

Trastornos psicoreactivos (ansiedad, temor, angustia, agobio, preocupación, desesperación, *intranquilidad*, sufrimiento acumulado, inseguridad, sensación de peligro inminente, irritabilidad, *desasosiego, impaciencia*, depresión, sensación de estar cayéndose en caos, pensamiento suicida, etc.), aumento de la delincuencia, y muertes.

Por cierto, algunos de estos efectos ya están presentes debido a: 1- la depresión económica; 2- la hiperinflación; 3- al inmenso déficit actual de gasolina en el país,; 4- los cortes eléctricos; 5- la irregularidad del servicio de redotación de gas doméstico; 6- las interrupciones de distribución del agua potable por los acueductos (¿cómo fregarse las manos con agua y jabón frecuentemente si mucha gente no tiene tanque para guardar reserva de agua para lavar?); y 7- al confinamiento intradomiciliario duradero, cuya finalización no ha sido pronosticada por el BCG.

En opinión de los académicos de la Universidad Johns Hopkins (Baltimore, Maryland, Estados Unidos de Norteamérica), el proceso de gestión de una pandemia (que no es una llovizna pasajera, sino un invierno intenso y cruel con días muy difíciles y complejos dónde impera la incertidumbre) debe tener cuatro etapas, a saber:

Fase 1- atención de los afectados (casos positivos) y de sus contactos (casos potenciales o “sospechosos”), y establecer la cuarentena “geográfica, amplia” estricta (distanciamiento social) desde el inicio de la pandemia; con esto se busca mitigar la diseminación del virus.

Fase 2- levante progresivo *(escalonado)* de las restricciones, desde cuándo -entre otros factores- empiece el cese ininterrumpido (durante un mínimo de 14 días consecutivos: lapso de incubación del virus) de aparición de nuevos casos contagiados, luego de lo cual podrá reabrirse los centros educativos y el comercio, pero con poca gente en sus ambientes: no más de 50 y usando mascarilla nasobucal, debiéndose mantener en “estado de vigilancia y expectativa sanitaria armada” que permita rastrear los contactos para dar una respuesta inmediata con aislamiento de nuevos casos y sus contactos: nueva cuarentena “de precisión focalizada” por “rebrote epidémico” *o “segunda ola” (como la presentada en China después de abrir la ciudad de Wuhan), puesto que* el problema con este virus es que los contagiosos lo son aun estando sin síntomas.

Fase 3- aprendiendo a convivir con el virus, a partir del momento de lograrse una vacuna SEGURA y un tratamiento eficaz.

Fase 4- preparación para la próxima pandemia, lapso donde ha de sacarse y aprovecharse el saber que se aprende de esta tormenta, pudiéndose lograr, entre muchas bondades y ventajas: i)- un plan de respuesta rápida ante otra pandemia, con apresto operacional que disponga de útiles, enseres, kits para pruebas laboratoriales, equipos de protección para los integrantes del equipo de la salud, etc., y ii)- un sistema realmente global -transparente, confiable y útil- de trazabilidad y alerta temprana, en línea y en tiempo real, de las enfermedades que puedan terminar en catástrofe.

Teniendo presente que lograr una vacuna SEGURA puede tardar entre 12 a 18 meses, que los economistas vaticinan que la economía pasará de depresión a recesión (en la que se abordará el estudio de los problemas ocultos que subyacían antes de ella) y considerando que la gestión de toda pandemia tiene cuatro fases, ¿se habrá pensado en concebir, diseñar e implementar -sobre la marcha, sin improvisaciones, contradicciones ni ambigüedades absurdas, con un sistema comunicacional informativo para la población por todos los medios radioeléctricos que siempre sea a la misma hora y sin habladuría- otro modelo estratégico (holístico, ordenado, documentado, estructurado, con visión de futuro, coherentemente lógico, pragmático, operacionalmente congruente.?

A los líderes de este modelo les tocará dar ejemplo; motivar por la vida, la familia, la nación, el amor, la amistad, la unión y más; sembrar fe y esperanza; sacar a la gente de la zona de temor (en la que acontecen la parálisis reactiva y la negación de lo que ocurre, con pérdida de tiempo y oportunidades) y pasarla hacia la zona del aprendizaje y el conocimiento; mantener la pandemia a un nivel manejable y lo suficientemente bien como para salvarnos, concibiendo acciones a corto, a mediano y a largo plazo, sabiendo qué hacer y cuándo, estando más pendiente de la “tasa de contagio” que de la “tasa de mortalidad” (porque la segunda no tiene sentido si no se sabe cuántos pueden contraer la enfermedad), entre muchas acciones más.

Entonces, a meditar y decidir: manos a la obra, puesto que en caso de hacer lo contrario: ¡devendrán errores y omisiones que pueden seguirse de momentos de mayor dificultad que harán brotar desesperanza y más, siendo el principio de un proyecto perverso y desastroso que tendrá un final trágico, como cuando un tren potente viene de frente a gran velocidad y sin posibilidad de frenar: una vía expresa y descontrolada hacia el caos que se debe evitar!

Esta pandemia es una lección demasiado costosa porque, al igual que todas las precedentes (p.ej: la de la gripe española, “la peste” de 1918 a 1919 en Venezuela): ¡se está pagando con vidas humanas!

Imagen  Gerd Altmann en Pixabay