¿Revolución social o revolución personal?

Así con la Ley Para el Fomento y Desarrollo de la Economía Popular, se pretende implantar un sistema alternativo solidario, dirigido a los consumidores dentro de su sitio, en el cual se aplique la modalidad del trueque y la moneda comunal que pasará a ser un instrumento para facilitar el intercambio de :…saberes, bienes y servicios…» (Art. 26). Ahora con la reforma de la Ley de los Consejos Comunales, según información suministrada por el Diputado Darío Vivas, por Internet: «…pueden articularse con otros consejos comunales y establecer comunas como expresión organizativa…».

Realmente, si asumimos esos cambios como para establecer un sistema solidario, en el cual grupos humanos se organicen internamente y deseen utilizar el trueque o una moneda para sus intercambios culturales y económicos, no habrá problemas. Es importante para la comunidad unirse en comunas o mancomunidades y fortalecer sus conocimientos y saberes ancestrales, como base de cultura e identidad. Siempre que la voluntad política esté dirigida a fortalecer la organización ciudadana. Pero, siempre tiene que haber un «pero», cuando transpolamos estos conceptos democráticos a los enunciados Presidenciales y de los funcionarios, nos vemos en la puesta en marcha de un plan político y económico que responde a un concepto personalista y autoritario del ejercicio del poder, como el llamado SOCIALISMO DEL SIGLO XXI.

Guardando las distancias, la revolución en China, desde que ascendió poder Mao Zedong, líder personalista y autoritario, que de igual forma, pretendió hacer profundos cambios en la historia cultural, política y económica de ese país con su gran proyecto económico «EL GRAN SALTO», a finales de 1.950, intentó capitalizar a la gente para la industrialización, la colectivización y las comunas como unidades económicas suficientes, masificando las fábricas de acero; así dentro de las casas se construyeron las fábricas que beneficiarían a las comunas; el exterminio de los perros para que no se comieran las cosechas… generó la mayor hambruna en la historia de ese país; las fábricas artesanales no hacían buena mezcla del acero; se produjo una plaga de insectos que causaron entre 20 y 30 millones de muertos.

Este fracaso hace que el partido exija que ceda el poder económico a Mao Zedong; éste entrega la Jefatura del Gobierno a Liu Shaoqui, quien junto a Deng Xiaoping, toman las riendas del gobierno. Pero la pérdida del gobierno lo minimiza y su ego hace que comience su recuperación a partir de 1.966, cuando comienza la lucha por el poder político absoluto y organiza una campaña de masas denominada «LA GRAN REVOLUCIÓN CULTURAL», dirigida contra sus compañeros de partido e intelectuales, a quienes Mao y sus seguidores, acusan de traicionar los ideales revolucionarios.

La Guardia Roja, jóvenes ideologizados con el pensamiento de Mao, comienza la persecución, cuya víctima fue la clase intelectual y en la cúpula de poder. Estas revoluciones respondieron a un ideal personalista e individual de Mao Zedong, que fue superado ya para 1.992, cuando Deng Xiaoping dio el respaldo definitivo a las reformas económicas de tipo capitalista, con lo cual lograron en el año 1.992 un crecimiento del 14.2%, mantenido hasta ahora en un 10% anual, pero quedó una retórica del estilo comunista: no hay libertad de expresión ni de religiosa, el control gubernamental de las ONG y de los medios de comunicación incluyendo Internet, es absoluto; reubicación de comunidades enteras para dar paso a las obras públicas; vacío total en los procedimientos judiciales para las detenciones; el poder judicial esta controlado por el Estado; abusos y torturas contra los prisioneros; pena de muerte; recolección de órganos de los prisioneros condenados para transplantes; abusos laborales; no hay sindicatos… la propiedad privada se reconoce después de 13 años de discusión.

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