Robots ecológicos

Alex Fernández Muerza –Los robots realizan mejor que los humanos muchas tareas y el medio ambiente puede aprovecharlo. Investigadores de todo el mundo, también en España, trabajan en una gran variedad de prototipos. Algunos de ellos destacan por habilidades muy curiosas: hacer paneles solares a toda velocidad, reciclar plásticos de forma más eficiente, estudiar los océanos y predecir posibles desastres naturales, imitar seres vivos para aprovechar sus capacidades, limpiar la contaminación, hacer más ecológica la agricultura o ayudar a la recuperación de especies amenazadas.

Aumentar el uso de la energía solar. El Laboratorio Nacional de Energías Renovables de EE.UU. ha creado un equipo de seis robots multitarea capaz de fabricar paneles solares de diversos tipos en media hora. Su objetivo es que las empresas del sector puedan aumentar su producción y probar antes los nuevos prototipos, como los elaborados con materiales plásticos.

Estimular el reciclaje. Investigadores de la Universidad de Osaka y la empresa Mitsubishi en Japón trabajan en un robot que diferencia seis tipos de plásticos. Sus responsables pretenden así contribuir a que aumente el reciclaje de residuos de este material. Muchos productos están elaborados con plásticos de diversos tipos y, aunque la mayoría se pueden reciclar, no se separan de forma adecuada.

Los robots también pueden ayudar a aumentar el reciclaje mediante la educación ambiental. En Barcelona se celebra EcoRobotik, el primer concurso de robots artísticos realizados con residuos, según sus impulsores, dos iniciativas relacionadas con el desarrollo sostenible y el comercio justo. Por su parte, la First Lego League es una competición internacional para estimular a los jóvenes en los valores de la tecnología y el medio ambiente.

Estudiar los mares. Los Slocum tienen cada vez más competencia en el campo de los robots marinos. La empresa Liquid Robotics, con sede en Hawaii, ha creado un robot parecido a una tabla de surf que navega 4.000 kilómetros de forma autónoma. La energía para completar este recorrido la obtiene de sus paneles solares y otra parte procede de las olas. Sus responsables aseguran que es más flexible y barato que opciones similares, a la vez que podrá analizar el estado del mar, mejorar las comunicaciones o detectar tsunamis.

Científicos del Instituto Scripps de Oceanografía en La Jolla, California (EE.UU.), trabajan en unos «exploradores submarinos autónomos» (AUE). Del tamaño de una pelota de fútbol, se despliegan en una zona para formar un enjambre de varias unidades. De esta manera, estudian hábitats sensibles o detectan agentes contaminantes.

Europa también cuenta con expertos en robots marinos. Ingenieros del Instituto Leibniz de Ciencias Marinas han desarrollado una flota de robots planeadores acuáticos para medir diferentes aspectos esenciales del mar, como la temperatura o la salinidad. Científicos de la Universidad de Las Palmas han colaborado con la Universidad de Rutgers (EE.UU.) para crear un slocum apodado «el caballero escarlata», capaz de recorrer 7.400 kilómetros por el Atlántico.

Los robots submarinos permiten descubrir las maravillas que esconden las profundidades. La expedición Ranger de Oceana ha logrado bellas e inéditas imágenes de los fondos de las Islas Canarias gracias a un robot que se sumerge a 600 metros.

Imitar la naturaleza. Los robots que siguen los principios de la biomímica son cada vez más populares. En la Universidad de Oregón (EE.UU.), el ingeniero John Schmitt ha desarrollado prototipos robóticos basados en cucarachas o en cobayas para mejorar la eficiencia de sus movimientos y sus reacciones ante cambios repentinos en el suelo.

Un equipo de las universidades inglesas de Sheffield y Bristol ha creado el «Scratchbot», un robot con sensores que simula la acción de los bigotes de los ratones, de manera que se pueda utilizar para localizar personas atrapadas.

Científicos de la Universidad de Essex (Reino Unido) y del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) de EE.UU., compiten por lograr peces-robots para detectar la contaminación de los mares. El equipo británico se ha basado en la forma de las carpas y nadan gracias a unas baterías que se recargan solas. Las aguas de Gijón han sido el lugar elegido para probarlo. El prototipo del MIT se fija en los movimientos de los atunes y en unos materiales poliméricos que le confieren flexibilidad y maniobrabilidad.

Luchar contra la contaminación. Diversos equipos de todo el mundo trabajan en nuevos prototipos para limpiar el medio ambiente. El robot WatCleaner está diseñado para eliminar la basura de la superficie oceánica y las manchas de combustible sin dañar a la vida marina.

Investigadores apoyados por la National Science Foundation (NSF) de EE.UU. han creado unos pequeños robots voladores para establecer qué efectos causan en la atmósfera las partículas contaminantes en suspensión, como el conocido oscurecimiento global.

En España también se desarrollan robots antipolución. La Corporación Tecnológica Tecnalia ha presentado un robot móvil, DustClean, diseñado para limpiar y recoger residuos en todo tipo de espacios, incluidos los de difícil acceso. Sus responsables explican que puede ayudar a recoger la basura en las casas donde vivan personas con movilidad reducida. Y en una vertiente que une arte y tecnología, Gilberto Esparza expone en Gijón su proyecto «Nomadic Plants», un robot autosuficiente que se nutre de los elementos contaminados de los ríos.

Mejorar la agricultura. Los robots pueden ser de gran ayuda para automatizar algunas de las duras tareas del campo, reducir la necesidad de fertilizantes químicos o mejorar las cosechas al realizar un preciso control de las mismas. En este objetivo trabajan diversos equipos. En el Laboratorio Nacional de Física (EE.UU.), Richard Dudley trabaja en un robot autónomo especializado en la recolección de la coliflor, un trabajo dificultoso para los humanos. En el MIT, Daniela Rus ha creado un jardín de tomates que se riegan y recogen de manera óptima gracias a un equipo de robots.

Recuperar especies en peligro. Diversos sistemas robotizados han logrado ayudar a algunas especies amenazadas, algunos de ellos de forma muy original. La ecóloga de la Universidad de California en Davis (EE.UU.) Gail Patricelli ha puesto su grano de arena para la recuperación del urogallo mediante un robot que simula la apariencia de esta ave en declive. De esta manera, Patricelli puede analizar mejor cuáles son sus principales amenazas y cómo combatirlas.

En el Zoo de Calgary (Canadá), sus responsables utilizan «huevos robot» para aumentar la descendencia de las grullas blancas. Los huevos simulan a los naturales de esta especie en peligro y aportan todo tipo de datos para que la puesta se consume. De manera similar, el Zoo de San Luis (EE.UU.) utiliza este sistema para ayudar a los pingüinos Humboldt.

Fuente: http://www.consumer.es/web/es/medio_ambiente/energia_y_ciencia/2010/05/06/192898.php