«En el hombre hay más cosas dignas de
admiración que de desprecio.»
Albert Camus
Ahora que, por unanimidad, Albert Pujols ha ganado su tercer MVP, la agencia AP publica los nombres de los jugadores que han ganado tres o más veces este consagratorio galardón. En esta lista se encuentran además de Pujols desde ayer : Barry Bonds, Stan Musial, Mike Schmidt y Roy Campanella. Vale la pena, para las nuevas generaciones, repasar la vida de este gran jugador que estuvo con los Dodgers de Brooklyn, pionero en eso de romper la barrera racial, ya que comenzó jugando en las llamadas Ligas Negras.
Lo primero que habría que decir es, que Roy Campanella en su corta vida activa en las Mayores (10 zafras), fue considerado uno de los grandes cátchers de la Historia. Un desafortunado accidente automovilístico lo redujo a una silla de ruedas y cortó su meritoria carrera. Roy nació en Pensilvania un sábado 19 de noviembre de 1921 y tiene ya 16 años de fallecido. En las diez campañas que estuvo con Los Dodgers, ganó el MVP de la Nacional en 1951, 1953 y 1955, empujando para su equipo 108, 142 y 107 carreras, respectivamente. En total pegó 242 jonrones y 1161 inatrapables. Su momento cumbre vino en 1955, en la Serie Mundial contra los Yankis, a quienes derrotaron en siete partidos; dicho sea de paso, la única ves que los derrotaron en las Series que van del 1949 a 1956 (cinco clásicos de octubre entre estos equipos). En el tercer juego de la Serie, y estando contra la pared, pues habían perdido los dos primeros, Campanella ayudó con un soberbio cuadrangular a lograr que el lanzador Jhonny Podres, quien cubrió la ruta completa, se alzara con el importante triunfo. En el cuarto juego, largó otro bambinazo más, para empatar la Serie a dos por equipo y dejar prendida la mecha para que Brooklyn ganara el gallardete.
En 1969, fue honrado por el Comité de Cronistas del Béisbol, y se le abrieron las puertas de Cooperstown con una votación que alcanzó el 79,4%.
A veces, las desventuras ó como quieran llamarse, juegan malas pasadas; de alguna forma así pasó con Roy Campanella, un excepcional jugador, que lejos de desanimarse siguió siendo útil, luego de su recuperación parcial del accidente: Los Dodgers le ofrecieron un cargo como coach e instructor de receptores novatos en 1959, posición que mantuvo hasta comienzos de los 80. En 1978, se mudó a California y estuvo trabajando con Los Dodgers en relaciones con la Comunidad; en estas lides siguió haciendo buenas migas con su gran amigo Don Newcombe, (buen serpentinero de Brooklyn que fue Novato del año, MVP y CY. Probablemente hablemos de él en otra entrega).
Por sus números, por haber ayudado a ablandar las compuertas racistas, por su espíritu de servicio bajo cualquier circunstancia, Roy Campanella es un héroe y un gran pelotero.
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