Rumbo a lo Desconocido

León Trotsky en la introducción del Programa de Transición escrito en 1938, avizoraba el apocalipsis de la  IIa Guerra Mundial y la necesidad urgente de evitarla, al resaltar la frase “La crisis de la humanidad es la crisis de su dirección”, por la incapacidad de evitar el evento que costó al género humano más de 50 millones de muertos.

Aún cuando esta máxima para la IV Internacional se ubicaba en un contexto mundial, tiene hoy especial significación para Venezuela, luego que disfrutáramos hace exactamente un año de unas navidades provisorias, hacia un 2016 definitorio del peor régimen que se haya implantado en tierras americanas, capaz de destruir el legado histórico, económico y social de un país, adquirido desde la Independencia ante la monarquía española hasta el presente siglo XXI.

¿Qué sucedió en este tiempo reciente?  para que hoy exista un ambiente desolado, de frustración e impotencia, donde pareciera como la vieja canción que “todo se derrumbó dentro de mí”. No es tiempo de excusas, el que se mete a político como el torero, tiene que atreverse a enfrentar toda la faena por ser oficios riesgosos, en el primer caso, responderle con valentía a un país entero, por qué no se logró el objetivo de salir de este régimen criminal y oprobioso.

En circunstancias donde no se encuentra en la calle persona o familia alguna, que tenga el valor de defender la gestión de Maduro, hasta el más humilde chavista asiente con vergüenza la acción de la caterva delincuencial que gobierna, sus trácalas, las desgastadas mentiras de guerras económicas ficticias, siendo popular la pregunta de las 64.000 lochas ¿Si es así, entonces como se mantiene en el poder?.

La realidad ante la población es que a ambos contrincantes se les agotó el tiempo, ante las pretensiones de Maduro y su combo de culminar su mandato en 2019 y a la dirigencia opositora expresada en la MUD de solo ofrecer como alternativa ganar elecciones, esta vez de alcaldes y gobernadores, como excelsa estrategia de minarle el poder al régimen.

Ante un escenario de incertidumbres  en 2017 y a la vez cuestionador de ambos actores, a Maduro le llueve la procesión por dentro en las filas del PSUV, ya que su billete de 500, 5.000, 20.000, no hará más que agravar la distancia entre salario y poder adquisitivo, y a la MUD ante la exigencia general de eliminar el monopolio ejercido por partidos, duramente cuestionados por los fracasos ya conocidos en la Asamblea Nacional y en la lucha cotidiana.

Entre tanto en la calle la población exige, aspira a un rápido desenlace que permita solucionar la tragedia nacional que padecemos, ante una crisis de liderazgo que clama por una unidad nacional que represente a todos, no sólo a partidos opositores, igualmente a trabajadores, estudiantes, empresarios, académicos y a militares dignos que deseen reconstruir la patria. Esta es la encrucijada a resolver en este nuevo año que se aproxima. 

Froilan Barrios Nieves                                                                   Movimiento Laborista

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