¿Por qué se está disparando el dólar paralelo?

Hay un fuerte vínculo entre la aceleración de las variables monetarias y los incrementos en el gasto público, asegura Francisco Rodríguez, economista Jefe de Torino Capital

Caracas.- A lo largo de las últimas semanas, el tipo de cambio paralelo ha sufrido una fuerte depreciación, con el valor de la divisa norteamericana medida en términos de moneda local más que duplicándose en el último mes. El bolívar en este mercado ha perdido 72% del valor que tenía a mediados del mes de septiembre. Esta ola de depreciación ha generado una nueva escalada de precios que ha reavivado la preocupación de que el país podría estar entrando de lleno en un proceso hiperinflacionario.

Tal vez uno de los errores fundamentales que se comete con mayor frecuencia en el análisis de nuestra dinámica económica es el de ignorar al mercado paralelo de divisas, alegando que no es representativo en la mayoría de las transacciones o incluso que es vulnerable a la manipulación de agentes económicos. En realidad, un análisis del comportamiento del mercado paralelo muestra que su desempeño es el que cabría esperar en el contexto de un crecimiento fuerte de los agregados monetarios y un control de cambio con una tasa oficial fuertemente sobrevaluada.

El alto nivel de la divisa en el mercado paralelo es justamente la otra cara del bajo valor de la divisa en el mercado oficial. Cada vez que el gobierno vende dólares al sector privado – o usa dólares para importar bienes que se les venden directamente a los consumidores, lo cual tiene el mismo efecto económico – a un tipo de cambio fuertemente sobrevaluado, como el DIPRO o el DICOM, deja de retirar de circulación bolívares que inevitablemente presionarán el precio del dólar en el mercado paralelo. Si no hubiese un tipo de cambio de 10, tampoco habría un tipo de cambio de 80 mil.

Por esta misma razón, el precio de la divisa en el mercado paralelo también responderá muy fuertemente a la expansión en los agregados monetarios. Podemos observar una alta correlación en el tiempo entre las variaciones del tipo de cambio paralelo y las de distintos indicadores de oferta monetaria. Tal vez el indicador más directo de la liquidez monetaria con capacidad para presionar el mercado de divisas son las reservas bancarias excedentarias. De hecho, a lo largo de los últimos dos meses, las reservas bancarias excedentarias se han triplicado, y su aumento se ha visto reflejado en un crecimiento en casi la misma magnitud del dólar paralelo.

Esta expansión de los agregados monetarios no ocurre por casualidad. Hay un fuerte vínculo entre la aceleración de las variables monetarias y los incrementos en el gasto público. Una parte de ese aumento es de naturaleza estacional, y está asociado al pago de aguinaldos y otras bonificaciones de fin de año en la administración pública. No es casualidad, de hecho, que el precio de la divisa en el mercado paralelo siempre experimente un fuerte incremento en las últimas semanas de octubre y las dos primeras semanas de noviembre, que es cuando se cancelan estos compromisos en la administración pública.

Este año, sin embargo, el aumento en el gasto observado en octubre y lo que va de noviembre ha sido inusualmente elevado. En el mes de octubre, el gasto público en términos reales experimentó un crecimiento de 40,1% intermensual y de 24,2% en comparación con el mismo mes del año pasado. De hecho, en octubre se comenzó a romper la tendencia que se había observado hasta el momento de caídas en el gasto real con respecto al año anterior. A pesar de que las cifras de noviembre aún están incompletas, observamos que este indicador aumentó 88% intermensualmente, mientras que con respecto a noviembre de 2016 subió 11,6%.

El fuerte incremento en relación con el año anterior sugiere que las causas de este fenómeno van más allá de componentes estacionales como el pago de aguinaldos. En las últimas semanas, de hecho, se ha dado un alza en la entrega de subvenciones monetarias a individuos y familias a través de un conjunto de nuevos programas sociales de transferencias directas, entre los cuales se encuentran las transferencias hechas a través del programa del Carnet de la Patria.

Rodríguez: Tal vez uno de los errores fundamentales que se comete con mayor frecuencia en el análisis de nuestra dinámica económica es el de ignorar al mercado paralelo de divisas

A pesar de que el Carnet de la Patria se comenzó a distribuir a principios de este año, no fue solo sino hasta muy recientemente cuando los poseedores comenzaron a recibir beneficios de programas sociales a través de este instrumento. De acuerdo con cifras oficiales, en este momento más de 15 millones de venezolanos (67% de la población elegible) tienen un Carnet de la Patria, el cual permite recibir transferencias monetarias asociadas con los programas Hogares de la Patria, Chamba Juvenil, Soy Mujer y Soy Joven Productivo, así como pensiones y bono navideño. Además, el 12 de noviembre, el gobierno anunció que se podrá proceder a usar el Carnet de la Patria para el pago de las bolsas de comida de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP).

De todos estos programas, definitivamente el de mayor envergadura ha sido el pago del bono navideño de 500 mil bolívares a 8 millones de hogares, lo que implica un costo de 4 billones de bolívares, equivalente al 34% del gasto estimado del gobierno central en el mes de noviembre. Aunque no existe información detallada sobre los recursos destinados a estos subsidios, en Torino Capital calculamos que las erogaciones por programas de transferencias directas podrían sumar aproximadamente otros trescientos millardos de bolívares en gasto adicional, también concentradas en los últimos dos meses.

La adopción de un programa de transferencias directas para sustituir a los actuales subsidios indirectos fue de hecho una de las recomendaciones hechas por el equipo de Unsaur al gobierno de Venezuela en mayo de 2016. En el informe entregado en ese entonces al Ejecutivo Nacional, recomendábamos que estas transferencias fuesen accesibles a toda la población necesitada y que no se adoptase un tinte político en su otorgamiento, llegando a sugerir el nombre “Tarjeta Solidaria” para el programa.

Adicionalmente, sugeríamos que estos programas se implementasen en el contexto de un programa de estabilización y consolidación fiscal que permitiese fortalecer los ingresos del sector público – a través de la unificación cambiaria y ajuste de los precios de la gasolina, electricidad y otros servicios públicos – y así permitir que el gobierno obtuviese los fondos necesarios para cubrir estas erogaciones sin verse obligado a financiarlo con impresión de dinero.

Lamentablemente, el lanzamiento de estos programas, que mucho pudiese haber contribuido a lograr un mejor direccionamiento de la política social en Venezuela, se ha hecho sin llevar adelante los ajustes fiscales y tributarios indispensables para financiar este gasto. Ello hace prácticamente inevitable que su implementación se vea asociada con un fuerte crecimiento del financiamiento monetario del déficit y una aceleración de los precios y de la depreciación de la moneda. El problema, claramente, no está en el intento de implementar una serie de políticas de transferencias directas, sino en tratar de hacerlo sin que estas estén en el marco de un programa de estabilización macroeconómica.

Fuente: El Universal por Francisco Rodríguez

Francisco Rodríguez - Torino Capital