Se trata de ser persistentes

Perseverancia (Del lat. Perseverantia).
Extraído del Diccionario de la Real Academia Española (R.A.E.).
¿Ha escuchado decir que el 95% de las personas desea lo que posee el 5% restante; pero que el 95% no está dispuesto a hacer lo que ha hecho el 5% para tener lo que tiene?

Lo que ha hecho el 5%, es fijarse metas u objetivos y luchar por ellos; o sea, prepararse para llevar a cabo sus sueños. Esa preparación radica en mantenerse constantes, en perseverar, en ser pacientes, en no desfallecer, en buscar información y aplicarla; es decir, en tomar acción.

Nada nos caerá del cielo. Si deseamos obtener resultados, debemos trabajar para obtenerlos.

Cuando vemos o nos enteramos de alguien que ha triunfado o es exitoso, solemos decir que esa persona tuvo suerte, lo cual no es cierto. La suerte radica en el trabajo diario, en mantenernos perseverantes y no claudicar hasta lograr lo que nos hemos propuesto.

Muchas personas desisten ante el primer obstáculo, ante la primera crítica o burla; permiten que otros les marquen la ruta a seguir, que les digan si son capaces o no de realizar sus sueños. No se dan cuenta que el éxito depende de ellos, que está en su ser, en su espíritu guerrero, en la lucha constante y en la debida reparación.

Debemos de trabajar día a día con miras en la consecución de nuestras metas.

Carlos Cuauhtémoc Sánchez dice en uno de sus libros que: «nosotros debemos orar de la siguiente manera: Señor, mírame trabajar y por favor tú pon los resultados». ¿Qué les parece? Debemos orar como que nuestros sueños, deseos, metas, objetivos, o como lo queramos llamar, dependieran de Dios y trabajar o estudiar como que dependieran de nosotros.

Igual debemos ser perseverantes, en cuanto a conservar una amistad, una relación amorosa, un trabajo; no es recomendable salir corriendo ante el primer problema, desacuerdo o inconveniente que se nos presente.

La idea no es buscar otra amistad, otra pareja u otro trabajo y dejar de lado lo que hemos construido con tanto esfuerzo, a través del tiempo. La idea es luchar y mejorar día a día, para preservar lo que tenemos.

En cuanto a la familia, debemos ser perseverantes en la aplicación de los valores morales; inculcar en nuestros hijos dichos valores, pero más que decírselos, demostrárselos con nuestro ejemplo.

Que nuestros hijos vean en nosotros personas dignas de imitar; que cuando caigamos de rodillas sea para orar, tomar fuerzas y continuar rumbo a nuestras metas; que sepan que también caemos, pero que tenemos el coraje de levantarnos, sacudirnos y seguir por el camino, que nos va a llevar hacia la realización de nuestros sueños y, por ende, hacia una vida mejor.

«El alma del perezoso desea,
y nada alcanza, mas el alma
de los diligentes, será prosperada»
(Proverbios 13,4)

Disfrute el día.

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