“Ser” o “Tener” en los Negocios y en la Vida

Me invitaron un día a la escuela “Creekwood Middle School” donde estudia uno de mis hijos, Emile, a conversar con los alumnos sobre el tema de las carreras profesionales. Fuimos un grupo de padres de familia voluntarios quienes expusimos los roles, responsabilidades y actividades de cada profesión respectivamente. Nuestra audiencia eran pequeños grupos de estudiantes de octavo con edad promedio de 14 años. En la preparación de las charlas nos advirtieron que los estudiantes podrían hacer preguntas tan directas como: ¿Cuál era el salario del profesionista presentador? ¿Por qué escoger una carrera sobre otra? entre otros.

En mi presentación comencé preguntando a los estudiantes: ¿Qué quisieran ser de grandes? Recibiendo respuestas desde Doctor, Ingeniero, Enfermera, Maestra, etc. Luego les pregunte ¿Por qué quisieran ser tal o cual profesión? Y ellos contestaron: “para tener mucho dinero”, “para tener un gran automóvil”, “para tener una gran casa”, “para casarme y tener hijos”.

A esto yo les respondí que a mí, en lo personal, me ha llevado toda mi vida preguntarme para qué estoy haciendo lo que estoy haciendo y, hasta hace pocos años, he entendido la razón de mi SER profesional y mi SER personal; es decir, mi Misión en la vida. Primero les pregunté, para seguir con la discusión y después de mostrarles, que mis actividades profesionistas eran muy variadas y mis títulos igual. Empezando con los títulos, les comenté que tengo muchos, primeramente soy hijo, esposo, padre, investigador, consultor, vendedor, profesor, desarrollador de negocios, negociador, entre otros, siendo los más importantes para mí el SER Padre, Esposo e Hijo.

Con esto les mostré entrevistas televisivas y presentaciones que he tenido sobre mi más reciente libro ‘Negociando como un Fenicio’ en varios países del mundo, en Latinoamérica, Europa, y África. Algunas de las imágenes de mis viajes mostraban a mi familia y mi persona. Con esto, les señalé dos puntos: el primero, es que mi trabajo -a pesar de ser un sacrificio para mi familia- porque implica viajar mucho; es muy divertido por que podemos, en ocasiones, viajar juntos. El segundo punto, en lugar de mostrarlo directamente, se los pregunté. Les pregunté que si adivinaban qué había estudiado, se ganarían un libro.

Todos participaron con mucha emoción; me contestaban que era abogado, diputado, senador, relacionista público, administrador, servicio social, de todo –excepto- lo que realmente estudié. Finalmente, ya que nadie había contestado, les afirmaba que realmente lo que menos esperaban, era lo que estudié. Muy a menudo tenemos una percepción equivocada o un estereotipo de las carreras y de las actividades profesionales, ligadas a las carreras profesionales. Estudié la carrera de ingeniero químico administrador y luego, maestría, doctorado y hasta el máximo grado que podemos estudiar en una disciplina: Postdoctorado. Aquí yo les comenté, que para estudiar una carrera, es más importante preguntarte: ¿Para qué? en lugar de: ¿Por qué? Es decir, en mi caso, me llevó más de 40 años descubrir ¿para qué estudié lo que estudié profesionalmente? Realmente, me hice las dos preguntas año tras año y llegué a la conclusión, que estudié ingeniería porque era lo más difícil en la época y me gusta el RETO. Además, también me llevó más de 40 años entender -en mi opinión- que las carreras de ingeniería y ciencias exactas, parece que nos abren la mente y esfuerzan a pensar, que cualquier problema en la vida y reto, se van a afrontar de mejor manera como oportunidades.

Entonces, yo miraba los ojos de estos estudiantes todos asombrados por mis comentarios y, finalmente, en el momento que más tenía toda su atención, les comenté que en mi vida me he concentrado más en el SER, que en el TENER. Los invito a que reflexionen, si quieren ser doctores, abogados, enfermeras, especialistas; piensen para qué y porqué. Malo no es que quieran TENER cosas grandes como: coches, casas, entre otros; pero los va a llevar a ser mucho más felices, si se concentran en el SER y van a TENER más cosas de las que ustedes se imaginan que si sólo se concentran en el TENER.

Fue una gran experiencia para mí, compartir estos pensamientos con estos niños de octavo. Para mi sorpresa, las maestras me llamaron comentando que los niños quedaron muy motivados con mi presentación y recibí muchas cartas de agradecimiento de cada niño que atendió esta conferencia.
Querido lector: creo que estamos en una época de caos en donde es más importante concentrarnos en el SER que el TENER. Mira a tu alrededor y reflexiona sobre lo qué estás haciendo en lo personal y en lo profesional, para contribuir con otros y aportar un poco de lo que tienes.

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(*) Autor de Negociando como un Fenicio, 2008.