“Sexalescencia” o la juventud tras la adultez

“Mientras que algunos respetables y queridos amigos ´mayores´ creen que ´nada bueno viene con los años´, están quienes, al parecer, promueven una nueva forma de ver y vivir la vida cuando llega la ´adultez adultez´.
 E.  Chaktoura

El Dr. P. Drucker  en su libro “Los Desafíos de la Gerencia Para el Siglo XXI” en el último capítulo desarrolla el tema de “La Administración de uno mismo” donde habla entre otros argumentos los siguientes: “La segunda mitad de nuestra vida” y “La carrera paralela”.  La tesis de estos contenidos  es: que la gente sobrevirá a las organizaciones y después de los sesenta años, deben buscar otra actividad, con trabajo a tiempo parcial o en el rol de asesores.

Los sociólogos y psicólogos sociales han detectado la aparición de una franja social –que tiene mucha pertinencia con lo expresado por el Dr. Drucker– que antes no existía: la gente que hoy tiene alrededor de sesenta o más años: LA SEXALESCENCIA. Es una generación que ha echado fuera del idioma la palabra "sexagenario", porque sencillamente no tiene entre sus planes actuales la posibilidad de envejecer: tener más edad no significa ser viejo, sino… ¡tener otra edad!. Se trata de una verdadera novedad demográfica similar a la aparición en su momento, de la "adolescencia", que también fue una franja social nueva que surgió a mediados del Siglo XX para dar identidad a una masa de jóvenes desbordados, en cuerpos creciditos, que no sabían hasta entonces dónde meterse, ni cómo vestirse ni cómo conducirse, pues no han desarrollado muchos de esos elementos que modelan la conducta de manera “aceptable” para los demás.

Ahora, emerge sexalescencia, un nuevo término que se aplica a ese  nuevo frente de personas que no se detienen en el tiempo, una especie de movimiento de rebeldes anti-“old age”; una nueva experiencia amorosa a pasos de la "tercera edad" o antienvejecimiento.

Mientras que algunos respetables y queridos amigos "mayores" creen que "nada bueno viene con los años", están quienes, al parecer, promueven una nueva forma de ver y vivir la vida cuando llega la "adultez adultez". Así como en otras épocas, pasados los 60 todo caía indefectiblemente en manos de los médicos y la gerontología, hoy pisa fuerte una generación que ha decidido renunciar a la palabra "sexagenario"; porque, tal como lo afirman: "sencillamente, no tiene en sus planes actuales el hecho de envejecer".

Este nuevo grupo humano, ha llevado una vida razonablemente satisfactoria. Son hombres y mujeres independientes que trabajan desde hace mucho tiempo y han logrado cambiar el significado tétrico que tanta literatura le dió durante décadas al concepto del trabajo. Lejos de las tristes oficinas, muchos de ellos y ellas buscaron y encontraron hace mucho la actividad que más le gustaba y se ganan la vida con eso. Supuestamente, debe ser por esto que se sienten plenos; algunos ni sueñan con jubilarse. Los que ya se han jubilado disfrutan con plenitud de cada uno de sus días sin temores al ocio o a la soledad, crecen desde adentro. Disfrutan el ocio, porque después de años de trabajo, crianza de hijos, carencias, desvelos y sucesos fortuitos bien vale mirar el mar con la mente libre o ver volar una paloma desde el 5º piso del departamento.

Dentro de ese universo de personas saludables, curiosas y activas, la mujer tiene un papel rutilante. Ella trae décadas de experiencia de hacer su voluntad, cuando sus madres habían sido educadas a obedecer y ahora pueden ocupar lugares en la sociedad que sus madres ni habrían soñado en ocupar.

Esta mujer sexalescente pudo sobrevivir a la euforia de poder que le dio el feminismo de los 60′, en aquellos momentos de su juventud en los que los cambios eran tantos, pudo detenerse a reflexionar qué quería en realidad. Algunas se fueron a vivir solas, otras estudiaron carreras que siempre habían sido exclusivamente masculinas, algunas estudiaron una carrera universitaria junto con la de sus hijos, otras eligieron tener hijos a temprana edad (incluso: sin casarse), fueron periodistas, atletas o crearon su propio "YO, S.A.". Este tipo de mujeres nacidas en los 50s. no son ni por equivocación las clásicas "suegras" que quieren que las/os hijas/os les estén llamando todos los días, porque ellas tienen su propia vida y ya no viven a través de la vida de los hijos. Su camino no ha sido fácil y todavía lo van diseñando cotidianamente.

Pero algunas cosas ya pueden darse por sabidas, por ejemplo: que no son personas detenidas en el tiempo; la gente de "sesenta  o setenta", hombres y mujeres, maneja la computadora como si lo hubieran hecho toda la vida. Se escriben y se ven, con los hijos que están lejos y hasta se olvidan del viejo teléfono para contactar a sus amigos y les escriben un e-mail con sus ideas y vivencias gracias a las nuevas tecnologías de la comunicación. Por lo general, están satisfechos de su estado civil y si no lo están, no se conforman y procuran cambiarlo. Raramente, se deshacen en un llanto sentimental. A diferencia de los jóvenes, las y los sexalescentes conocen y ponderan todos los riesgos. Nadie se pone a llorar cuando pierde: sólo reflexiona, toma nota, a lo sumo… y a otra cosa. 

La gente mayor comparte la devoción por la juventud y sus formas superlativas, casi insolentes de belleza, pero no se sienten en retirada. Compiten de otra forma, cultivan su propio estilo… Ellos, los varones no envidian la apariencia de jóvenes astros del deporte, o de los que lucen un traje Armani, ni ellas, las mujeres, sueñan con tener la figura elegante  de una vedette. En lugar de eso, saben de la importancia de una mirada cómplice, de una frase inteligente o de una sonrisa iluminada por la experiencia. 

Hoy, la gente de 60 ó 70 años, como es su costumbre, está estrenando una edad que todavía NO TIENE NOMBRE; antes, los de esa edad eran viejos y hoy ya no lo son; ahora, están plenos física e intelectualmente, recuerdan la juventud, pero sin nostalgias, porque la juventud también está llena de caídas y nostalgias y ellos lo saben. Esta gente sexalescente de hoy celebra el Sol cada mañana y sonríe para sí misma muy a menudo…hacen planes con su propia vida, no con la de los demás. Quizás por alguna razón secreta que sólo saben y sabrán los del siglo XXI.

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