SUPER POBRES Y SUPER RICOS.

  El Banco Central de Chile ha informado públicamente que según sus cálculos y estadísticas, durante el primer trimestre del presente año Chile ha presentado un crecimiento de su PIB igual al 0.4 % con respecto al mismo periodo del año anterior, lo cual es bastante poco, pero es crecimiento al fin y al cabo.

El PIB mide el total de los ingresos que se han generado en el país en el transcurso de un período de tiempo determinado. También el PIB es igual al valor de todos los bienes y servicios que se han generado en el período de análisis.

El hecho de que el PIB haya aumentado de un año al otro significa que si la población no hubiera aumentado en el transcurso del año 2019, y si ese aumento del ingreso se hubiera repartido en las mismas proporciones en que ya se estaba repartiendo al inicio del 2019 – es decir, a unos más y a otros menos – todos los habitantes del país habrían empezado este año un poquitín más ricos que el año anterior.

Si la población hubiera aumentado en un porcentaje mayor al 04 %, entonces el ingreso per cápita, habría disminuido, pues las personas habrían aumentado más que los ingresos.  Si la población aumento en menos de un 0.4 % entonces el PIB per cápita habría aumentado. Si la población hubiera aumentado en la misma proporción en que aumentó el PIB, entonces el PIB hubiera permanecido igualito.

Pero si el mayor ingreso que se ha generado de un año al otro no se reparte en las mismas proporciones que el ingreso de los años anteriores -que nadie ha dicho que tenga que ser igualitario- sino que los ricos se hacen más ricos -tanto en términos absolutos como relativos – entonces, necesariamente, los pobres tienen que hacerse más pobres, en términos absolutos y relativos.

Ahora ¿hay chilenos que en el primer trimestre de este año son más pobres – han tenido menos ingresos y han pasado más hambre – que en el primer trimestre del año anterior? Todo parece indicar que los hay, y que son millones. Si esa hipótesis fuera verdadera, eso significaría necesariamente que hay chilenos cuyos ingresos han aumentado a lo largo del año 2019, aun con todas las vicisitudes que se presentaron en ese año. En otras palabras, la distribución del ingreso no solo era mala a principios del 2019, sino que se hizo crecientemente mala a lo largo de ese año, lo cual es más grave aún.

Y todo esto se refiere al primer trimestre del 2020, es decir, de enero a marzo. En abril y en mayo, la situación ha empeorado para todos aquellos cuya situación ya era mala en los primeros meses del año. Y ahora ya no se trata solo de ingresos más o de ingresos menos. Ahora se trata del espectro del hambre y de la muerte que golpea la puerta de millones de hogares chilenos.  Pero no de todos. Hay quienes, aun en crisis, siguen ganando lo mismo o incluso más. Es un imperativo económico y moral que los super ricos ayuden a paliar la situación de los super pobres. Y como en este tipo de cosas no se puede dejar todo librado a la buena voluntad de los hombres, es necesario y urgente poner un impuesto al patrimonio de los super ricos, lo cual permitiría aumentar los ingresos fiscales disponibles para implementar los planes sanitarios, económicos y sociales que la actual situación reclama.