Tener una Economía Rentista es bueno

Los beneficios del petróleo son muy positivos pero deben administrase con la mejor equidad para todo el país

A pesar de lo mucho que sobre ello se ha escrito, merece la pena volver una vez más sobre el calificativo de “rentista”, que se le aplica corrientemente a la economía venezolana.

Venezuela es rentista por el hecho de que capta en el mercado internacional una ganancia extraordinaria, por sobre lo que son las ganancias ordinarias o normales que en ese mercado se generan. Esa ganancia extraordinaria proviene del hecho de vender en ese mercado, un producto que no todos los países pueden producir o reproducir a voluntad. Un producto que no está repartido equitativamente entre todos los países, sino que está presente en el subsuelo sólo de algunos de ellos. Y como ese producto, el petróleo, es necesitado y requerido en grandes cantidades por el resto del mundo, los países agraciados con la existencia de esa mercancía en su subsuelo, pueden cobrar por ella un precio que incluye los costos, las ganancias normales y las ganancias extraordinarias. Si cualquier país pudiera producir petróleo cuando quisiera -como se producen las bicicletas o las camisas-, entonces esas ganancias extraordinarias no existirían, pues la creciente producción y la competencia entre países y productores, haría que todos terminaran sólo obteniendo las ganancias ordinarias o normales. Pero, como eso no es así, entonces los países productores obtienen eso que denominamos “renta” o ganancia extraordinaria.

¿Es bueno o malo ser rentista? En los términos en que hemos definido el concepto de renta y de rentista, podemos decir en forma enfática que es sumamente positivo para un país, captar en el mercado internacional la mayor cantidad posible de esas ganancias extraordinarias.

El Problema

El único argumento que podría llevar a decir que esa situación es negativa, sería un planteamiento basado en una suerte de justicia redistributiva internacional, puesto que la renta que reciben unos, sale del esfuerzo y el sacrificio de otros: y algún ángel recién caído del cielo podría decir, que eso no es justo. Sin embargo, incluso ese cándido argumento podría rebatirse, diciendo que los países que pagan la renta son los países que en mayor medida utilizan ese producto que genera renta, es decir, el petróleo. Y esos países son los grandes países capitalistas desarrollados, a los cuales, por ser ricos, podría estar justificado -desde Robin Hood en adelante- quitarles un poco de su riqueza, esta vez por la vía de la renta.

Por lo tanto, desde mi particular punto de vista, sería lamentable que Venezuela dejara de ser rentista. Sería mucho mejor -para Venezuela- que siguiera captando renta por los siglos de los siglos y que ella fuera, incluso, lo más grande posible.

¿Cuál es entonces el problema de ser una economía rentista? El problema es que la renta la capta el Estado, y se genera una gran competencia entre todos los ciudadanos, por ver como cada uno se apropia de tanta renta como sea posible. Como al Estado no le cuesta mucho obtener esa renta, no sufre poco mucho por perderla o desperdiciarla, máxime cuando ella se repondrá en iguales o en mayores cantidades al período siguiente. El problema no es la renta en sí misma, sino esa cultura rentista consistente, por un lado, en no cuidar aquello que se obtuvo fácilmente, y por el otro, en desarrollar todo tipo de astucias para captar, tanto como se pueda, de esa renta que se repone periodo a periodo. Pero ello no es una maldición que provenga de la renta misma.

Buen Uso

Es enteramente posible concebir una situación, en la cual la renta que se obtenga de la venta internacional del petróleo sea lo más grande posible, pero al mismo tiempo, lo mejor aprovechada posible. Y aprovechar bien esa riqueza o esa renta no consiste, en destinarla masivamente hacia el consumo, el dispendio o el derroche, sino en capitalizarla -invertir en salud, educación, infraestructura-, para producir capacidades productivas, cuyo flujo posterior de bienes y servicios, haga felices a la mayor cantidad posible de venezolanos. El problema no es dejar de ser rentista –Dios se apiade de nosotros– sino en utilizar bien la renta que se obtiene.

Fuente: [email protected]