Tercera reforma de la educación superior

Cuando aparece la luz, la oscuridad desaparece. Pero en la realidad la oscuridad no se ha ido, pues si la luz disminuye la oscuridad aparece nuevamente: nuestra vida debe ser como una luz que brilla con los rayos de la paz, el amor, la rectitud, la verdad y la no violencia.
Sathya Sai Baba
RESUMEN

Al respecto, se ha venido ya hablando del alcance, repercusiones de la Tercera reforma de la educación superior, motivo de este escrito.

CONSIDERACIONES, ALCANCE
En América Latina se están dando hechos relevantes ante la sobrevivencia de las universidades, especialmente en cubrir la demanda de quienes quieren optar a un grado, así como la masiva proliferación de universidades privadas, institutos superiores, afectando de alguna manera la excelencia educativa y originando temores ante el hecho que, para poder subsistir las universidades públicas requieren de más financiamiento, más autonomía en la generación de sus ingresos.
Lo cierto, que en un artículo publicado por el diario La Nación de Buenos Aires, Argentina, sobre este tema, se presenta un escrito muy interesante del economista, además de especialista en administración y en gerenciamiento educativo, Claudio Rama, de nacionalidad uruguayo, quien acaba de completar cinco años al frente del Instituto Internacional para la Educación Superior de América Latina y el Caribe (IESALC), de la Unesco, quien comenta que se está dando ‘La tercera reforma de la educación superior en América Latina’, la que presentó en su libro con ese titulo en Fondo de Cultura Económica en Argentina.
Relata, que las universidades se encuentran en una transición -en una ‘tercera reforma’-, que las obliga a diversificar sus fuentes de financiamiento, enfrentar la creciente regulación del Estado (en contraste con el libre mercado de los 90) y decidir su modelo institucional: generalistas o especializadas, volcadas a las necesidades del país o a sus propias prioridades, con la mirada en su región o abiertas al mundo.
Pero, ¿en qué consiste esta tercera reforma?. De acuerdo a su autor, se define por un contexto de fuertes cambios que está obligando a que las universidades se transformen y se modernicen. Una de las novedades es la reaparición del Estado en materia de regulación, con los sistemas de aseguramiento de calidad, los consejos de rectores, la aparición de ministerios de educación superior. Se menciona además que las autonomías universitarias están perdiendo parte de sus tradicionales niveles y las instituciones que tenían libertad de mercado ven reducido su margen de independencia.
Se agrega, que los niveles de inversión en educación superior en América latina son menores que los niveles de países industrializados. En Estados Unidos, la inversión por alumno es de 15.000 a 18.000 dólares y en nuestros países es de 700 dólares promedio.
Ahora, en un escenario de masificación de la educación, en el que cada vez es más cara, ante esta realidad, Rama pregunta: ¿es posible que el Estado financie la totalidad de las demandas educativas? El financiamiento de las universidades está demasiado basado en el modelo ‘matrícula’ en las privadas, y ‘gasto público’ en las públicas. Pero las universidades son productoras de conocimiento, pueden asociarse a los derechos de autor de lo que crean sus docentes, a las patentes. Los profesores son trabajadores intelectuales con capacidad de generar bienes y servicios. Y se pueden considerar cambios en las modalidades pedagógicas. La educación presencial es más cara, quizás haya que incorporar otras modalidades.
Claudio Rama expone, también que la matrícula en educación superior viene creciendo significativa y sistemáticamente. En 1970 teníamos una cobertura del 6% en la población de 20 a 24 años del continente. Hoy es del 31%, en promedio.
Desde los años 60 viene creciendo, en una pendiente cada vez más elevada. Ello significa, que la estrategia de sobrevivencia de los hogares en América Latina es que los hijos vayan a estudiar. La tasa de crecimiento de la educación es superior a la tasa de la población, de la economía, del ingreso per cápita de los hogares. La gente se está sacrificando para estudiar, porque la tasa de desocupación de los universitarios es muy inferior y sus niveles de remuneración son significativamente superiores. Se asocia la movilidad social y los mecanismos de aumento de ingresos con la educación.
Ante esta realidad, Rama formula también la siguiente pregunta: ¿Están preparadas las universidades latinoamericanas para satisfacer esas expectativas? Al respecto nos dice: No podemos decir que todas lo estén. Hemos pasado de un modelo de exclusiva tipología universitaria a una alta diferenciación. Hay universidades religiosas, civiles, autónomas, regionales, de emprendedores, virtuales, institutos superiores. Ha sido la diversificación universitaria lo que ha permitido aumentar la cobertura. El problema es que también tenemos una diferenciación de calidad: hay instituciones buenas y malas, públicas y privadas.
Otro aspecto que se debe tomar en cuenta, nos comenta Rama, es lo relacionado a lo internacional, con ello se refiere a que este es el tercer componente de los cambios, que simplemente significa el pasaje a una educación sin fronteras. No sólo por las tecnologías de educación virtual, sino por las posibilidades de movilidad estudiantil y docente. Ello conlleva a preguntarnos: ¿Vamos a seguir teniendo fábricas nacionales de educación o vamos hacia fábricas de educación sin fronteras? ¿Los países están dispuestos a que su educación esté en manos de extranjeros? El tema es difícil porque el conocimiento ya no es nacional y los estudiantes son efectivamente globales.
Ante esta realidad señalada por Rama, Raquel San Martín, redactora del diario la Nación, le pregunta- -¿Qué futuro ve para las universidades públicas masivas?. Al respecto comenta: El Estado tiene un rol fundamental en la educación. Pero el tema es la capacidad de la estructura de gestión. Muchas veces las instituciones autónomas no son democráticas en su organización. Las universidades necesitan más flexibilidad.

www. camova.com