Tirando el hilo

Es lo que imagino para indagar y llegar a alguna de las causas que han dado lugar a la grave situación en la que se encuentra nuestro país (España).

Un hilo blanco, aunque podría ser de cualquier otro color, pero en esta ocasión utilizaría uno blanco; muy fino, de los que se rompen rápidamente si se tira, un poco fuerte de él.

Desde la perspectiva que nos da el paso del tiempo, comienzo a tirar de ese fino y frágil hilo, poco a poco, con la intencionalidad de llegar a lo que considero el mayor problema en estos quince últimos años. Aunque como todo españolito parto de una situación de inestabilidad económica, de gran incertidumbre ante el futuro; comienzo a recoger el hilo, con las dos manos, y lo dejo caer bajo mis pies.

No me preocupa que caiga sin enrollar en un tubo de cartón, es igual que caiga al suelo, mi objetivo es llegar a través de un simple hilo a una de las causas de un gran problema socioeconómico.

No crea usted, querido lector, que me siento triste conforme se va amontonando el hilo bajo mis pies, todo lo contrario, anecdóticamente me siento feliz porque inicio un viaje en el tiempo, a años pasados, donde nos creíamos “nuevos ricos, poderosos, de primera”. Un tiempo en el que no se veía límite a nada, a las grandes construcciones de todo tipo, al consumo de bienes descontrolado, a castillos en el aire, etc.

Con el hilo vienen imágenes, escenas colectivas y personales; es inevitable que el hilo me traiga imágenes de mi experiencia personal en estos años de opulencia. Ahora entiendo el comentario de un profesional de una empresa, cuando mirándome con ternura, me dijo: “Que pasá de trabajar te estás dando para que se hinchen otros”. Sinceramente, la poca inocencia que afortunadamente aún conservo, no me ayudó a entender que quería decirme esta persona, con su buena intencionalidad.

Heme aquí tirando del hilo, y son otras escenas, poco éticas, las que me han ayudado a entender lo que hará unos diez años, me quiso transmitir este buen amigo. Él conocía lo que estaban tramando y que finalmente pondrían en marcha, unas personas que representan a uno de los personajillos más dañinos para la economía de cualquier sociedad moderna. Los “acomodados”, pertenecientes a todo tipo de actividad económica, y de todos los sectores, incluidos algunos empleados públicos, y de la clase política.

Un conjunto de escenas: de comportamientos tóxicos, poco rentables para la economía, de actitudes egocéntricas y poco transparentes; se acumulan al final del hilo. Son muchas, lamentablemente, y conforman lo que llamo “la idiosincrasia del buen vivir”. Trabajar, que lo hagan otros; emprender, también. “Hagamos como los japoneses que lo copian todo”, comentaba un acomodado. ¡Arriesgar! “La teta del Estado tiene buena leche, me decía un funcionario”.

El hilo trae manchas negras, se ennegrece de tanta porquería que habita al final del pozo. Siento vergüenza ajena como español, además del daño que profesionalmente me causaron “los listos de la pandilla”, de conocer a un grupo selecto de personajillos del buen vivir que tanto daño han causado a la sociedad española.

Desmaquillemos, entre todos, a quienes llevan años viviendo de “Alto Standing”, gracias al trapicheo de sus operaciones mercantilistas subvencionadas con dinero público en beneficio propio y de sus amigos.

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