Tom Cheney, un día extraordinario (a la memoria de Cheney)

Un grande liga es un grande liga. Por algo está en ese nivel. Nadie es lo suficientemente arrogante como para escamotearle momentos de gloria a ningún pelotero, mucho menos el juego mismo y sus curiosas peripecias. Hace exactamente 49 años se dio una de esas cosas que hacen especial al béisbol y hacen grandes e inolvidables a sus protagonistas. El pitcher derecho, Tom Cheney, nacido en Morgan (Georgia) en 1934, sólo estuvo en las Grandes Ligas durante ocho años (1957-1966), pero lo tarde del 12 de septiembre de 1962 en el Memorial Stadium, escribió su nombre en las brillantes páginas de la historia de este pasatiempo.

Esa noche de miércoles, el estadio recibía a los Senadores de Washington y estos habían anunciado a Tom Cheney como abridor. Los Orioles, por su parte, colocaron en la lomita a Milt Pappas. Nadie podía imaginar que aquel juego iba a durar tanto. Cheney cerró su carrera con récord de 19-29, efectividad de 3,77 y un total de 345 ponches; pero esa noche larga y templada sería diferente para el derecho de los de la Capital.

Los Senadores picaron adelante por intermedio de su camarero, Ron Stillwell, mientras tanto Cheney iba colgando cero tras cero a los de Baltimore, quienes contaban con Bogg Powell, Gentile, Snyder y Brooks Robinson en su roster: seis ceros al hilo, hasta que cerrando el séptimo sortario, los Orioles igualaron la pizarra, casualmente por anotada de su segunda base, Mark Breeding. Pappas abandonó el partido tras siete completos, los Orioles montaron a Dick Hall, mientras que en el montículo de Washington seguía batallando Cheney.

El partido llega al cierre del noveno igualado a una por bando y se fuerza el extrainning: siguen Cheney vs. Hall en un duelazo de pitcheo. Además de mantener el juego bien cerrado y durar una cantidad de entradas maratónicas, hubo otro hecho resaltante realizado por Tom Cheney , el hecho que lo llevó a los libros y que lo mantiene allí , pues su récord se mantiene incólume durante casi medio siglo: Cheney, esa noche del 12 de septiembre de 1962,…¡abanicó a 21 bateadores de Baltimore!.

En efecto, el partido se prolongó hasta el inning 16, abriendo esa entrada y con un out, el primera base de Washington, Bud Zipfel, largó un soberbio cuadrangular a Dick Hall, quien salió del juego y fue relevado por Bill Hoeft y luego por Wes Stock. Con la pizarra 2-1 a favor de los visitantes, le tocó cerrar la entrada 16 a Cheney . En esa entrada se enfrentó a un emergente, que luego sería un gran manager, Dick Williams, al cual abanicó para completar su guillotinado número 21 y preservar la victoria de los Senadores.

228 pitcheos, cosa increíble en el béisbol de hoy, realizó Cheney para cincelar su nombre en la piedra de la historia de la pelota.

Esa tarde de 1962, Cheney tuvo su día extraordinario.

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