Trabajos para mayores de 65 años

Laura Caorsi – Técnicos, profesionales científicos e intelectuales, directivos de empresas y administrativos, trabajadores cualificados en agricultura, pesca, hostelería, comercio, servicios de restauración y ventas, y empleados no cualificados. Mientras para buena parte de la población es difícil imaginar que trabajará hasta los 67 años -máxime cuando impera la noción del Estado de Bienestar y los incentivos para la prejubilación poco después de los 50 años-, otras personas entienden que su actividad laboral es compatible con una edad avanzada y las empresas comienzan a apreciar el valor de la experiencia, el conocimiento y el saber hacer de sus empleados más antiguos. La propuesta de retrasar la edad de jubilación hasta los 67 años ha creado un debate entre los ciudadanos. Los estudios realizados, tanto por entes públicos como por instituciones privadas, demuestran que el sistema actual de pensiones no es sostenible en el tiempo y que esta situación se debe, sobre todo, al envejecimiento progresivo de la población. En las próximas décadas algo tendrá que cambiar y, ante esta perspectiva, se han barajado diversas soluciones, desde recurrir al sector privado mediante la contratación individual de planes de pensiones hasta la prolongación obligatoria de la vida laboral. Esta última medida, en particular, es la que más discusiones ha generado, pero entre el asombro, la sorpresa y la indignación se han colado la oposición más acérrima y la aceptación de buen grado.

Empleos «senior»

Quien haya buscado empleo en el periódico, en los portales especializados o en las bolsas de trabajo sabe que la edad es un factor tan determinante como el nivel de estudios, la preparación o la experiencia demostrable en un puesto similar al que se aspira. La línea crítica, en general, se sitúa en 45 años. A partir de esta edad, la pesquisa se complica. Buena parte de los «trabajo para mayores» son, en realidad, empleos destinados al cuidado de personas ancianas. De un modo u otro, el mercado laboral excluye a los adultos mayores que desean trabajar. La situación plantea dos cuestiones: a qué se dedican los trabajadores mayores de 65 años que desean permanecer activos y a qué tipo de empleo pueden aspirar quienes no trabajan, pero quieren hacerlo.

Entre los sectores de actividad laboral que cuentan con trabajadores mayores de 65 años, la variedad no es muy amplia:

· En el caso de los hombres, la mayoría son técnicos y profesionales científicos e intelectuales, seguidos de quienes ocupan puestos en la dirección de empresas y en la Administración pública, así como los trabajadores cualificados en agricultura y pesca.
· En el caso de las mujeres, los sectores más habituales cambian. Aunque también hay un grupo importante de directivas empresariales, administrativas y profesionales científicas e intelectuales, las actividades que más trabajadoras concentran son la hostelería y el comercio, los servicios de restauración y las ventas. Destaca otro grupo muy numeroso de mujeres (más de 9.800) que desempeñan tareas no cualificadas, una cifra tres veces mayor que la de los hombres que ocupan puestos similares.

Las ofertas laborales para quienes tienen más de 65 años no abundan. El acceso a determinados empleos está vedado debido a la edad, ya que el desempeño de ciertas tareas requiere un estado físico más que óptimo (bomberos, operarios de maquinaria pesada, albañiles, etc.).

La brecha en el tipo de trabajos está clara: unos son muy especializados, con unas rentas y unos beneficios sociales importantes (puestos de gerencia o vacantes de investigación en instituciones científicas y universidades), mientras que otros son empleos de baja cualificación y escasa remuneración. En ocasiones, incluso, la paga es nula, como ocurre en el sector del asociacionismo y el voluntariado, o se sustituye el salario fijo por el pago a comisión (vendedores a domicilio o consultoras de belleza).

En cuanto a los empleos con un contrato y un sueldo, destacan:

· Conserjes y bedeles.
· Acompañantes de personas mayores y niños.
· Labores de limpieza.

Dada la acusada presencia del sector femenino en los empleos no cualificados, son las mujeres quienes tienen más posibilidades de encontrar un trabajo pasados los 65 años, si bien la oferta no es siempre atractiva ni compensa.

Mapa de la situación actual

Según datos del Ministerio de Trabajo, un total de 131.595 personas mayores de 65 años cotizan aún a la Seguridad Social. La cifra se ha reducido con la crisis, pero supone un aumento con respecto a 2006, cuando este sector de la población apenas superaba los 100.000 trabajadores. El porcentaje, sin embargo, es bajo en el marco de la Unión Europea, donde España es uno de los países con menor cantidad de personas en activo a partir de 65 años. En la UE, trabaja el 10% de las personas entre 65 y 69 años, y el 5% de quienes tienen entre 70 y 74 años. En nuestro país, en cambio, el volumen se reduce a la mitad (al 5% y al 2%, respectivamente) y la diferencia es más evidente cuando se comparan las cifras con países como Rumania, Portugal, Estonia o Letonia, cuyas tasas de actividad superan el 20%.

Aunque en España se vislumbra un cambio de tendencia, la decisión de mantenerse en el mercado laboral pasada cierta edad todavía no está arraigada. Las motivaciones para alargar la vida laboral son diversas:

· Aportar ingresos suficientes al hogar.
· Aumentar las prestaciones de las pensiones de jubilación.
· Razones ajenas al dinero. Además de los beneficios económicos, los hay físicos, intelectuales y anímicos. Algunas personas disfrutan de su trabajo, tanto por la tarea en sí como por las actividades paralelas asociadas -salir de casa, sentirse útil, relacionarse con los demás y comprobar que, a pesar de la edad se tiene mucho que aportar a la empresa, la profesión y la sociedad-.

Fuente: http://www.consumer.es/web/es/economia_domestica/trabajo/2010/04/08/192246.php