Tres Notas: Ataques a la empresa privada, Agresiones a otros entes y Cultura del miedo

Más de 40 intervenciones a la empresa Polar, en ningún Gobierno de la cuarta republica se manifestaba un acoso tan desproporcionado, masivo, intencional, como el que han recibido las empresas de alimentos, una de la más populares, la de la harina precocida, fue una bendición. Recuerdo que muchacho, mi madre nos despertaba a las 5 de la mañana, para llevar a moler el maíz sancochado al molino. Era una cola de larga espera, para moler kilo y medio de maíz por un real, y montar al budare las arepas.

Por eso sentimos verdadera simpatía por esa industria, y por la mismas razones, y por otras de tipo crematísticas; el mismísimo, le quiere poner la mano. Lo que nos llama la atención es la indiferencia del resto de los industriales; ni el desangelado presidente de Fedecámaras Carabobo, ha dicho ni esta boca es mía, como si todos estuviéramos a salvo de ese ataque por mampuesto a la propiedad privada, por este régimen nazista.

Lo de Coca Cola, es otra idea de lo que esta pasando con las empresas. Hasta el TSJ, tiró la toalla y los ex trabajadores siguen interrumpiendo las labores cotidianas de la industria de refrescos, los empleados activos han tenido que pedir ayuda a Mintrabajo para que los dejen trabajar, pero las autoridades no hacen nada.

Lo que ha pasado con los educadores del estado Miranda no tiene parangón, sino en esta Venezuela socialista del siglo XXI. Fueron maltratados, vejados y arrestados. Una de ellas, está encarcelada, tiene un niño de sólo 14 meses, quien necesita ser amamantado; pero su madre está detenida en un cuartucho, sin sanitario, con otros diez y seis colegas, por protestar por su contratación colectiva, reclamar sus derechos y aumento de salario.

Uno de los protestantes, fue agarrado por la camisa y tirado al piso, donde dio tres vueltas y luego, 5 monos le cayeron en cayapa. Por cierto, esa marcha, de ataque de los policías a los manifestantes, igual al caminar de los simios, nos dimos cuenta por el video. Ese maltrato me recuerda al dado a la señora Diamante, aquí en Carabobo, al momento en que un sargento de la GN, la agarró por los cabellos y la tiró al suelo. El efectivo, bajo el mando de Acosta Carlés, la arrastraba por el asfalto, causándole traumatismo cerebral.

El docente maltratado en Miranda, quien estaba en convalecencia por una operación, me recordó por su contextura, al educador Rafael Salazar, mi maestro de sexto grado, época que se respetaba al educador como un segundo padre, estimado y querido. Pero la milicia de Miranda no respeta ni a su propia madre, como dijo Acosta Carlés, en aquel infausto suceso: ni mi mamá, que se presente a protestar, tendrá privilegios; o como el Fiscal, a quien le dolió más la muerte de Danilo que la de su propia madre.

Los educadores de Miranda ya tienen formal acusación de los esbirros fiscales del Estado. Se les acusa de violar el Código penal, a quienes interrumpan el libre tránsito, serán acusados y juzgados por ese delito, con penas hasta de 5 años.

Pero los alzados del 23 de enero, quienes violentamente actuaron, armados con fusiles, ametralladoras y pistolas, trancaron las calles del centro poblado, desafiando al Gobierno y a la Disip si impedía la protesta. Esos salvajes quedaron libres, no hubo arrestos, ni acusaciones en contra de ellos. Tampoco los miles de protestantes del Psuv, cuando sintieron en carne propia la manipulación de unas elecciones chimbas. Ni el Poder Moral, el Defensor del Pueblo, ni los fiscales, se ocuparon del asunto, miraron para otro lado.

Mientras tantos, los educadores encanados y acusados por una simple protesta cívica, pacifica y desarmada, sufren las inclemencias de un poder omnímodo, dictatorial, prepotente, abusador.

Las agresiones contra la sociedad civil son asombrosa. Entre gallos y medianoche, el Presidente publica en Gaceta Oficial, una ley inmoral, fascista, rusa, cubana, la misma que decretara el terrible Hitler alemán, junto a la GESTAPO y la SS, tétricas organizaciones sembradoras del terror. Hoy la tenemos vigente en Venezuela, bajo el manto de la Inteligencia y Contra Inteligencia, la ley del Sapeo, la misma que opera en Cuba, confeccionada por venezolanos nacionalizados, provenientes de la isla, del G2, es una ley vulgar, nada de eufemismos para calificarla.

Todos los ciudadanos estamos en estado general de sospecha, como aquel intento del anterior funcionario, Eliécer Otaiza, de introducir en la AN una ley al respecto, la cual en esa oportunidad, no prosperó. Ahora, con el favor de la Habilitante, Chávez bajo el manto de la oscuridad, sin discusión, alevosamente, produce el decreto ley, que hoy nos sorprende amargamente a todos los ciudadanos que convivimos en esta sufrida nación.

Es una ley que nos convierte en soplones, padres, hijos, amigos, esposas, madres, concubinas, barraganas, arrejuntados, meretrices, son susceptibles a estar incursos en delito y bajo sospecha de conspirar, de traición a la patria, desestabilizadores, no habrá hueso sano. Hasta la Iglesia, con el secreto de la sagrada confesión, está en tela de juicio.

Lo inconcebible es que los fiscales del Poder Moral, se hayan manifestado, en favor o en contra. Están agazapados, esperando mejor momento para inclinar la balanza a favor del déspota.

Estamos enterados, con claridad meridiana, cómo actúan los gendarmes del régimen, los ejemplos de los educadores, la señora Diamante, la señora Ron, asesinada en Altamira, Elinor Montes, igualmente maltratada por una GN, quien recibió honores del ’mismísimo’ por ese agravio, la madre que fue asesinada por un teniente de GN en Machiques, estado Zulia.

Hoy, los asesinos en libertad, los pistoleros de Llaguno son como héroes, y los comisarios Simonovis, Vivas y Forero, tres años presos, sin juicios. Los ataques a la empresa privada, las invasiones a las fincas agroganaderas. Sin aplicar la ley Sapo. En vigencia está. Los esbirros actuarán a su libre arbitrio, y continencia, habrá que coger el monte.

Al momento de escribir estas notas, el ‘mismísimo’, anuncia que la ley tiene errores, hay que derogarla para evitar la diatriba; pero la ley es buena, dice.

Este recule es obligado, no sólo por la presión de la sociedad, sino que tiene un cable pelado en Barinas. Sus familiares están acusados de enriquecimiento ilícito, peculado de uso, malversación de fondos y de nepotismo descarado. Aparte de los miles de sus funcionarios, que hoy le acompañan, son todos sospechosos de corrupción.

Igual opinión la de Muller Rojas… “Cuando salgamos del poder, nos la aplicarán a nosotros…”

¿Qué hacer con Ramón Carrizales, Rodríguez Chacín, Calixto Ortega, Rangel Silva, Escarrá y los ministros que auparon, firmaron y defendieron con su vida, la aplicación de ese adefesio legal, que hoy el ‘mismísimo ha eliminado por considerarla un error garrafal?

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