Tres razones por las cuales el modelo educativo debe reinventarse (*)

Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto cambiaron todas las preguntas”

Mario Benedetti.

Esteban Bullrich, Ministro de Educación de Argentina, dijo “Un niño hoy puede esperar cambiar de trabajo al menos siete veces en el transcurso de su vida y cinco de esos trabajos aún no existen.

La sociedad actual se encuentra en una era de transición. Por primera vez en la historia de la humanidad, los avances tecnológicos están afectando radicalmente la vida de las personas en una fracción del tiempo de la década pasada. La velocidad de los cambios está poniendo en tela de juicio el sistema educativo, que ya muestra síntomas de deterioro: la alta tasa de desempleo juvenil a nivel mundial sería lo más obvio.

Para el año 2016, la tasa de desempleo juvenil a nivel mundial fue de 13,1 (países desarrollados 14,3; países emergentes 13,7 y países en desarrollo 9,4). Jóvenes desempleados en el mismo período expresado en millones: países desarrollados 71,6; países emergentes 9,8 y países en desarrollo 7,7. Mientras que la tasa de pobreza laboral juvenil para dicho año se distribuye de la siguiente manera: países en desarrollo 37,7; países emergentes 30,2 y en desarrollo 72,2. Los jóvenes en situación de pobreza laboral expresado en millones distribuidos por países es como sigue: emergentes 102,7 y en desarrollo 53,3. El informe tomado como fuente primaria no muestra data de los países desarrollados. En todos estos casos, llama la atención que las cifras más bajas son las de los países desarrollados, excepto la tasa de pobreza laboral juvenil que es la de los países en desarrollo.

Este fenómeno se explica por tres razones:

1. Existe una desconexión entre la realidad laboral y lo que se enseña en la educación superior, producto de la poca interacción entre el mundo académico y el mundo laboral. Las instituciones de educación superior no están anticipando adecuadamente el conjunto de competencias que se está demandando en el ámbito laboral, y -por lo tanto- se preparan en muchos casos estudiantes sub-calificados. Las políticas universitarias deberán crear un pilar que incentive la colaboración con el sector privado para disminuir esta brecha.

2. Hay un conjunto de inteligencias que no se desarrollan adecuadamente en la educación secundaría. Según el doctor Howard Gardner, Psicólogo de desarrollo de Harvard, existen ocho diferentes tipos de inteligencias o inteligencias múltiples (lógico-matemática; lingüística; kinestésica; musical; visual-espacial; intrapersonal; interpersonal; y naturista), pero nuestro sistema educativo sólo considera las dos primeras, evaluando en función de ellas y empaquetando el aprendizaje, sin considerar nuevos sistemas de enseñanza que encajen con los distintos tipo de estudiantes y sus múltiples capacidades.

3. Se obvia el elemento más importante que debe propiciar la educación, el aprendizaje. Se debería re-nombrar al “sistema educacional” por “sistema de aprendizaje de por vida” (lifelong learning en inglés).  No es adecuado pensar que el aprendizaje acaba cuando se finaliza la secundaria o la universidad, seremos seres disfuncionales si después de graduarnos dejamos de aprender.

El nuevo sistema de enseñanza debe potenciar un conocimiento más personalizado, en el que se pueda descubrir el potencial de cada persona y estará cubierto por metodologías atingentes a la realidad, que propicien la indagación sobre la memorización, la reflexión por sobre mecanización, la colaboración por sobre la competencia, la búsqueda de propósito por sobre la acumulación de títulos.

Si se hace lo anterior, lo que se avecina es el apogeo de un sistema diseñado para la revolución industrial y basado en una línea de producción altamente estandarizado, uno que revolucionará el aprendizaje desde sus cimientos. Se verá un sistema donde los profesores ejerzan una educación personalizada, utilizando la tecnología como un elemento clave para la indagación; estudiantes aprendiendo con alumnos (“estudiantes”) de distintas edades, con ramos donde se enseñarán metodologías para descubrir el interés personal, con una integración en-línea, en-tiempo-real y justo-al-caso con el mundo real, con las inclinaciones o intereses individuales, con mediciones sobre el aprendizaje personal o de un proyecto, donde el maestro no será el más sabio de la sala, sino un catalizador del aprendizaje y quien también aprenderá, porque diseñará en conjunto las nuevas preguntas, de ésas que aún no se conocen las respuestas, y donde la colaboración finalmente será la protagonista, en esta era donde la única garantía futura, es la incerteza.

¿Por qué en el párrafo anterior se destacó “estudiantes” (así: entre comillas)?, porque con un sistema nuevo como el propuesto aquí, cada quien se verá motivado a investigar, ¡a estudiar, a observar, a especular, a profundizar, a responderse, a instruirse, a cultivarse, y a prepararse!, para satisfacer sus inquietudes, intereses y necesidades, dejando de ser un alumno (a: sin; lumen: luz; un individuo sin luces, sin conocimiento) quien apenas escucha, absorbe y fija aquello que le es impartido por el maestro o profesor.

Para finalizar, cabe preguntar si lo que se escucha actualmente respecto del cambio del pensum académico venezolano está diseñado para lo propuesto acá o  si está estratégicamente formulado para todo lo contrario, sin importar si se adquiere el conocimiento que preparará y hará ascender a cada individuo y -por ende- a la nación, pues lo que se deduce de lo que se ve hacer es buscar su sometimiento a la ideología que identifica a quienes gobiernan, “¡por ahora!”, a Venezuela.

(*) Escrito tomado vía internet de Word Economic Forum, con algunas modificaciones y añadiduras del equipo humano de Gerencia en Acción.